Barracas de Can Valero Petit. 1968/69. Montjuïc. Barcelona

sábado, 7 de diciembre de 2024

Cuentos de Navidad. El huevo

 

Barracas de Francisco Alegre. El Carmel

La tienda de "Tío Ramón" no ocupaba más espacio que el de una habitación que no llegaba a los veinte metros cuadrados.

Un pequeño anexo al fondo hacía de almacén; aprovechado al máximo, más parecía un zoco árabe donde se podía encontrar de todo y a buen precio, y si no lo estaba a los ojos del comprador, "tío Ramón" se encargaba de que lo pudiera adquirir en cómodos plazos semanales. 

No había barraquista en el poblado de Francisco Alegre, las barracas que dominaban Barcelona desde El Carmel, que no hubiera pisado alguna vez su establecimiento. 

Surtida hasta los topes, siempre había alguna ganga para poder poner en el plato del día: el culo del chorizo, unos tomates picados, el principio del jamón dulce, el paquete triturado de cubitos de caldo Starlux, o las galletas "María" rotas, solían estar de rebaja, a su vez bien recibidas por el personal que poblaba el recinto, siempre escaso de recursos.

"Tío Ramón" era un maestro en eso de las pesas y medidas. Para su establecimiento tenía dos instrumentos infalibles: la balanza de doble plato, donde ponía todo lo que denominaba "agrícola", desde las patatas hasta la fruta, y para ello utilizada unas pesas de kilo "proximado", puesto que según sus propias palabras, de tanto utilizarlas se habían desgastado, y lograban "proximarse" a los mil gramos.

 Para las medidas "finas", usaba una báscula Arisó de aguja ligeramente traspuesta por un golpe "fortuito", también según palabras del propio "Tío Ramón", y que empezaba a apuntar con diez gramos de adelanto. Pocas veces traspasó el umbral del medio kilo, pues las pastas de sopa, los macarrones, los fideos gruesos, la manteca de cerdo, y las sémolas se compraban por libras, terças y onzas, medidas que no alcanzaban a superar los quinientos gramos. (*)

Cuando doña Filomena vio que no le iba a despachar "Tío Ramón" elevó la voz y le dijo a la dependienta: 

- Tú no, Conchi, que tú no sabes, que me despache "Tío Ramón". 

- "Tío Ramón", véngase para aquí, que doña Filomena quiere que le despache usted, que dice que yo no sé, dijo gritando la Conchi, a la vez que miraba al fondo de algo que simulaba ser un  pasillo para ver si era escuchada.

- ¡Ya voy!, estoy bajando del triciclo unas lechugas que he traído del Borne y que a peseta las vamos a vender todas, son las más grandes que he visto nunca. ¿-Que te pasa Filomena?, ¿qué quieres que te apañe que la Conchi no sabe?

- Quiero un huevo, que se lo voy a hacer frito a mi Antonio, con un "pimientico" que tengo y una patata que me queda. 

"Tío Ramón" metiendo la mano en la cesta metálica, sacó un huevo, y enseñándoselo de cerca le dice:

- ¡Mira que huevo más bonito!

- !Ese es pequeño, no, dame otro más grande¡

- Mujer, ¿te parece pequeño?, ¡si es enorme!, pero bueno, espera, espera, que voy a la trastienda, que allí tengo más, y sin esperar a la reacción de la mujer  introduce el huevo en la cesta sin depositarlo; con la palma de la mano cerrada y el huevo dentro de ella hace amago de ir a la trastienda y vuelve casi de inmediato.

- ¡Filomena¡, dice "Tío Ramón" en voz alta, mira lo que te he traído y que tengo guardado para ti, y abriendo la palma de la mano le muestra aquello que jamás depositó.

- ¡Este sí¡, este sí que es grande, ¡tú sí que me entiendes!.¡Embolícamelo en un papel de diario para mí Antonio!

- ¿Qué te debo?

- Una peseta

- Apúntamelo en la libreta, que el sábado, cuando cobre mi Antonio, te lo pago.


(*) La libra catalana eran 400 gramos. Las onzas eran la doceava parte, 33 gramos, pero generalmente, para pedir 50 gramos, se pedía una onza.

La terça eran también 400 gramos, y se usaba para la tocinería, charcutería y las carnes.

24 comentarios:

  1. Temps era temps, pàgines viscudes, enyorança de la bona gent. Prosa poètica de la misèria i necessitats d'una societat, d'un temps que ja no és nostre.
    SALUT.

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  2. Anda que no sabía el tío Ramón. Quien más o quien menos de aquellos tenderos se aprovecharon del estraperlo y de la sisa encubierta ni te cuento. Salud de sábado.

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    1. Sí, sí que sabía, y recuerda que la realidad supera siempre la ficción.
      Salut

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  3. Sempre que pujo als bunkers del Carmel penso en les persones que les van habitar, temps de de lluita i supervivència, amb cases fetes a mà i somnis que omplien els carrers de vida. M’expliquen com, malgrat la manca de comoditats, la solidaritat entre veïns era l’autèntic tresor. Encara ressona la seva nostàlgia per aquelles nits d’estiu, amb tothom a la fresca, compartint històries i rialles sota un cel ple d’estrelles. Bona entrada de post mestre.

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    1. Una abraçada, Port Vell, una abraçada forta de companys.
      Salut i gràcies per ser-hi i fer-nos companyia.

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  4. Conmovedor. También nos quedan algunos de estos personajes, pero realmente pocos. Bises de Provence.

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    1. Un abrazo , PHILFFF, desde El Prat a tu Provence.
      Gracias por estar.
      salut

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  5. Magnífico cuento Miquel, para formar parte de tu colección de "Cuentos de Navidad".
    Cuántas historias en aquellos barrios. Cuánta necesidad y cuánto esfuerzo para salir adelante. Uf, "esfuerzo", esa cosa que tan difícil resulta de entender en los tiempos que corren.
    Abrazos

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    1. Te doy mí palabra que forma parte de la realidad, conozco la dependienta, ya mayor, y nos hicimos nuestras buenas carcajadas. No era para dejarlo en el olvido, mi buen Francesc.
      Lo pondremos en la colección de Cuentos de Navidad.
      Gracias.
      Un abrazo, salut ¡

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  6. Mmmm .. qué maravilla! no recuerdo si este entrañable episodio es parte de tu maravilloso libro "Las sombras se equivocaron de dueño" o es por lo que leo con el rabillo del ojo arriba, parte del que espero sea tu próximo libro " Cuentos de Navidad de Miguel Cartisano " ; ) sea como sea, tan entrañable, como tú .. No hace falta que digas que es cierto este episodio, escribes de forma que se ve perfectamente lo que sucede ..porque lo viste y viviste, eso se nota, por eso nosotros disfrutamos de ellos como si estuviéramos allí acurrucados en un rincón observando la escena .. ¡ cuatísimo valor tenía todo entonces ! ¡ un huevo! nada menos ..para su querido Antonio : ) Un beso grande y mil gracias MIGUEL!!

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    1. No, este no forma parte del libro, aquello era de unas barracas llamadas Can Valero Petit, en la montaña de Montjuïc; esto mientras tanto, sucedía en las barracas de Francisco Alegre, al otro lado de la ciudad, en el barrio de El Carmel, pero en realidad se puede decir que forma parte de todo el entramado de barracas de Barcelona, pues la vida sino era igual en unas y en otras, era similar; se llevaban poca o nula diferencia.
      Sí, un huevo para "su" Antonio, María, porque venía de trabajar y lo ponía con un pimiento y una parata frita que era seguro, cocinaba con manteca de cerdo, pues no se conocía otra cosa, al menos allí.
      Un beso grande y te me cuidas mucho.
      Las gracias a ti.

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  7. El día que se juntaban un culo del chorizo y un principio del jamón dulce, festa major!!.

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    1. Todo aderezado con una Moritz de litro...no te digo ná ¡
      Salut, Toy folloso

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  12. A la cuartao quinta va la vencida:
    Un hermoso cuento de Navidad, muy adecuado para estas fechas. Y un pequeño homenaje a las básculas Arisó y las de doble plato. En casa teníamos la segunda. Me encantaba experimentar con ella.

    https://cloud10.todocoleccion.online/antiguedades-tecnicas/tc/2022/09/11/17/360432725_tcimg_22F7F4C2.jpg

    https://jrsanchezantiques.es/wp-content/uploads/2023/11/IMG_20231024_144637-scaled.jpg
    Un abrazo.

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    1. Correcto. Correcto. He conocido las dos y las romanas, siempre tan buenas si estaban bien calibradas.
      A la Arisó, cuando llegaba al kilo, le ponías la pesa en el plato pequeño y partía de cero otra vez e ibas poniendo peso. Era una báscula muy buena. Aún hay alguna que funciona en Barcelona.
      Gracias y un abrazo

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  13. Los "engaños" siempre a la orden del día, para unos y para otros.
    Excelente anécdota/recuerdo.

    Saludos,
    J.

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Desaparece el comercio tradicional, y con ellos los carteles...

 . ..aquellos que ponían "Colmado", vaya a saber si se titulaban así porque en aquella época todo era escaso, y mirar aquellos ana...