DIARIO DE UN UNIONISTA. Alzheimer y Nacionalismo. Lluis Bosch

Antiguo basurero en la ladera de Montjuïc. 

He traducido la página de Lluis Bosch, Diario de un Unionista, va a colación con la entrada de antes de ayer.

En Cataluña, vista la historia, jamás será posible una república, no es que yo posea una bola de cristal, no, es porque los representantes de los independentistas, en todas sus variantes, se odian.

Por una parte, los socialistas son antagónicos a los neo-convergentes, a su vez estos repudian a los de Esquerra Republicana. Así las cosas, Esquerra y socialistas siempre se han puesto la trabanqueta, y  cuando uno de los dos partidos (Psoe o ER) cae, les falta tiempo para ser pisoteado por las huestes del ex-honorable, o sea el partido ahora denominado Junts.

Todos contra todos.

Mario Puzo tuvo donde mirar para hacer uno de los mejores libretos sobre el nacimiento de una organización que aún perdura, pero aquello, visto esto y la cartelería que utiliza, empieza a quedarse pequeño. 

Les dejo con la entrada de Lluis Bosch:

La relación entre el medio y la finalidad lleva miles de años de debate. El fin justifica los medios? Es posible que un youtuber/*influencer o como se diga de estos personajes nos responda que sí, que conseguir el éxito justifica todas las acciones que basura. Pero de la cuestión se han ocupado los filósofos y pensadores de todos los siglos, porque la pregunta es del orden ético. No tiene una respuesta fácil, porque se pueden poner ejemplos puntiagudos: se puede matar una persona para salvar otra? ¿Sería ético enviar un viajero del tiempo a Braunau am Inn por estrangular el bebé de Klara Pölzl a su cuna, el bebé llamado Adolf Hitler?

Mientras pienso en estas cuestiones se me acude la palabra "pragmatismo". Dicen que a todos los partidos hay un "sector pragmático". Me temo que el sector pragmático es el que no duda nunca, el que sabe que el único objetivo es la mayor cuota de poder posible, que se traducirá en cargos y dinero, en privilegios. El nacionalismo es, invariablemente, el refugio moral de los codiciosos, su mejor excusa.

El florentino Machiavelli escribió sobre la cuestión a "El príncipe", un texto político y filosófico que Napoleón leyó y releer unas cuántas veces. Recuerdo haber leído esta obra con las anotaciones de Bonaparte, que dan la dimensión intelectual del francés. También recuerdo un libro excepcional de José Antonio Marina, la "Historia universal de las soluciones".

El nacionalismo catalán, pero, no parece que muestre un interés muy grande por la reflexión ética y más bien tira por el pico gordo. Si Puigdemont no duda al apostar por el "cómo peor para los otros mejor para mí", sus enemigos naturales de Esquerra Republicana tampoco han dudado nada al aunar una estrategia pérfida para obtener votos para su candidato a las elecciones municipales, el señor Ernest Maragall. Ahora lo hemos sabido del todo: los carteles "Fuera el Alzheimer de Barcelona" fueron cocinados a la cocina de ERC. La prensa dice que fue un "ataque de falsa bandera", y más o menos fue esto: yo mismo no dudé ni un segundo que el cartel había surgido de las filas de Juntos, Convergència o como se diga. A los herederos de Pujol nadie los presupone ninguna inocencia cuando se trata de inmoralidad, los imaginamos capaces de cualquier despropósito. Su fundador es, probablemente, el político más oscuro y más corrupto de España.

Se puede explicar de otro modo: si a ERC se le ocurre la campaña de falsa bandera es porque sabe cuál es el nivel moral de Junts: ambos partidos se conocen demasiado. Es por eso que aquí todo el mundo calla, porque nadie osa decir el que sabe del otro: no fuera caso que los otros dijeran el que saben de mí. Los partidos nacionalistas están atrapados a su infierno, al infierno que han ido construyéndose

Se trata de un nuevo aviso: el nacionalismo catalán no se para ante las vacilaciones éticas. ¿Ética? ¿Qué puñetas es la ética?, parecen decir en cada una de sus decisiones. Parece que el patriotismo no ha inspirado nunca grandes ideas para la humanidad, y las pruebas su en todas partes. En la guerra para recoger el voto de los sufridos independentistas no hay ética que valga. Más vale que no hagan tantos aspavientos de la ultraderecha, porque el nacionalismo catalán más bien le ha enseñado el camino: déjate estar de la ética y gana votos. ¿No les parece que Isabel D. Ayuso lleva mucho de tiempo emulando el discurso antisistema del nacionalismo catalán de pe a pa?

Con todo esto todavía nos falta valorar una última pieza del mal telar: el papel de Ernest Maragall en todo este desastre. El primero que me pido es, naturalmente: ¿cuál es la verdadera razón que lo llevó del socialismo al nacionalismo? Porque, siendo Ernest un hombre caudal y formato, sabe que socialismo y nacionalismo son antónimos, y no hay que haber leído mucho ni pensar mucho para saberlo. Tal vez el señor Ernest hizo un cálculo guiado por la codicia y también prescindió de la ética, tal vez decidió ser un pragmático y apuntarse al carro del nacionalismo, que le pareció más sexy que el socialismo. Tal vez cada cual se construye su infierno.