Si estoy sometido a la necesidad, no soy libre. José Mujica (Expresidente de Uruguay)

domingo, 14 de mayo de 2023

Deberían celebrarse elecciones cada año. Una medida que beneficiaría a la sociedad. (Gregorio Morán)

 
No queda nada de las promesas realizadas a los perjudicados de los actos terroristas en Barcelona y Cambrils, aquel 17 agosto del 2017. Y no hay argumentos para rebatir. Absolutamente, todos, to-dos los partidos políticos, se han olvidado de los perjudicados. Lo aclara el artículo de La Vanguardia del 10 de mayo del 2023
Si tienen un poco de tiempo, lean, por favor:

Deberían celebrarse elecciones cada año. Una medida que beneficiaría a la sociedad. Obligaría a cumplir las promesas electorales y teniendo en cuenta la frágil memoria de los ciudadanos, evitaría que se olvidaran con la facilidad que acostumbran. Los costes de campaña habrían de reducirse para no castigar las arcas del partido, pero sobre todo exigirían unas dosis de realismo que evitaran los disparos al aire, los mismos que luego desaparecen sin dejar huella alguna. Al cabo del año se demostraría que se dispararon en el pie y que la herida sigue ahí sin esperar a que el tiempo -que sólo los criminales aseguran que todo lo cura- permitiera que llegara el olvido. 

La idea de unas elecciones al año pone de los nervios a los que quieren vivir de la política lo que les queda de vida. Absurdo, dicen que es absurdo porque gravaría el erario público y repercutiría en las finanzas de la ciudadanía. Mentira, porque son ellos mismos los que viven del erario que sale de los bolsillos de cada ciudadano. Se olvidan de recordarlo durante cuatro años y sólo lo sacan a relucir cuando están en riesgo de poder seguir. Una democracia sana exige no mentir fuera de lo imprescindible y las campañas electorales contienen unas dosis de falacias y exageraciones, que los propios promotores son los primeros en saber que ni las van a cumplir ni están en la obligación de hacerlo. Basta con mantener el bucle y achacar a los imponderables y a la congénita maldad de los oponentes el que no se puedan alcanzar las metas que se habían prometido. 


¿Qué la intención es una utopía? Al contrario, lo utópico consiste en que el engaño actual contenga alguna dosis de realidad. A los hechos me remito. ¿Recuerdan ustedes el terremoto en Canarias y el pavoroso incendio de la sierra de Zamora? Las autoridades corrieron a paliar los efectos tan rápido como les llevaron los helicópteros y los informadores. ¿Alguien memoriza la lluvia de millones que con voz de trueno y gesto de conmiseración anunciaron que llegarían de un día para otro? Faltaban los protocolos. Ay, los protocolos para solicitar las ayudas. Luego los protocolos para concederlas. Por fin, los protocolos para que llegaran a los afectados. La inmensa mayoría, si es que no todos, aún están perdidos en la maraña de los protocolos. Nadie se acuerda de ellos, sólo de vez en cuando alguna voz, débil e indignada por el engaño, se atreve a decir que aún está esperando. Protocolo es una palabra de probada antigüedad, que hacía referencia a la superficie de las cosas, pero ahora resume todo, apariencia y contenido. Nada hay más allá del protocolo, ahí empieza y termina la desvergonzada intención de quien lo maneja. 


Por eso cuando el poder promete, no quiere decir que cumple sino que espera que te lo creas, con eso basta. Cuatro años son muchos días y muchas noches para estar rumiando tu situación. Acabas por cansarte antes de que a ellos se les caiga la cara de vergüenza. Además, ahora que basta con pedir disculpas, por mucho que te consientan que vuelvas a hacer lo mismo, el ciclo ya nace caducado por la aparente buena disposición de las partes. 


Parece que los pisos se donarán, que los jóvenes viajarán de ganga, que los trabajos surgirán como flores y que las nuevas tecnologías se encargarán de prodigarnos un ecosistema sostenible 


Con estos precedentes la campaña que estamos sufriendo alcanza la categoría de lo sublime. Parece que los pisos se donarán, que los jóvenes viajarán de ganga, que los trabajos surgirán como flores y que las nuevas tecnologías se encargarán de prodigarnos un ecosistema sostenible -creo que lo digo bien, siguiendo las pautas de la corrección política-. Que se trata de paparruchas lo saben quienes lo inventaron; nosotros nos contentamos con sonreír cuando nos lo piden, como muestra de nuestra buena educación cívica. 


La batalla de las hipotecas es un símbolo del mundo en el que queremos habitar, el que nos sugieren como ideal. Sánchez en persona baja del Sinaí con las Tablas de la Ley y promete un 20% del pago de las hipotecas a los jóvenes menores de 35 años. Feijoo, menos empático, un 15%; ya se sabe que la derecha es más rácana. Pero en definitiva el conjunto del arco parlamentario no desecha la hipoteca como salvavidas de la juventud en trance de futuro. Tienen trabajos precarios y viven en casa de sus padres, pero ahora se les abre un futuro con protocolos que les tienta a hacerse propietarios empoderados dentro de veinte o treinta años, cuando acaben de pagar el crédito.  


Convendría tener en cuenta algunas particularidades de nuestra sociedad que no han variado desde hace más de 50 años; medio siglo, para que se hagan una idea. España es el país de Europa donde la vivienda en propiedad supera con mucho al alquiler. La tendencia echa raíces en el período franquista que no voy a señalar ahora pero que está desmenuzada en el cine; de ahí nace El pisito de Marco Ferreri-Azcona (1958). Alquilar, entre nosotros -hidalgos sin fortuna-, siempre fue de pobres y la primera aspiración de una pareja hispana estaba en tener piso propio y luego casarse. 


Los tiempos han cambiado mucho pero el discurso no. Cuestión de protocolos. Fíjense en el detalle de un líder de apariencia radical que cuando se convierte en alto funcionario del Estado, vicepresidente por ejemplo, lo que hace para abrir boca es comprarse una casa, aislada de la gente -que tiene tendencia a la engorrosa convivencia- y con piscina, porque no es lo mismo un charco propio que uno de esos parques temáticos para cuerpos sudorosos. Lo llamativo no está en la mansión, porque cada cual escoge dónde vivir según sus condiciones económicas, lo superlativo es la propiedad. Aunque te retiren del alto funcionariado del Estado, siempre podrás decir que ese chalet con piscina es tuyo, gracias a la hipoteca. La entidad financiera ya se encarga de evaluar tu solvencia social. 


Desde la burbuja inmobiliaria no aprendimos nada. La hipoteca se ha convertido en un mantra limpiador de un malestar provocado por la precariedad, la miseria política y una campaña electoral henchida de protocolos sin sustancia. Si la oferta de futuro que ofrecen a la juventud española está en hipotecarse a veinte años, lo tienen jodido. Como no les pueden dar otra cosa les tientan con un 20% de pronto pago con protocolos, que saldrá de los impuestos. ¿Y luego? Luego habrán pasado las elecciones y ni siquiera podrán seguir conociendo mundo por Interrail, ni buscarse la vida fuera del piso hipotecado. La clase política promueve una generación criada en macetas. Hipotecarse o morir. Una maldición, porque hipotecarse es morir un poco. 

24 comentarios:

  1. Pero en todos
    los sentidos ,
    que bien estaría
    España .

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    1. Se acuerdan de la población en campaña electoral, Orlando. Está comprobado.
      Salut

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  2. Morán té un problema, escriu obvietats òbvies, que podríem signar qualsevol de nosaltres, i d'un columnista com ell se n'esperen comentaris menys redundants i més aguts, no un seguit de tòpics que semblen escrits pel Chat GPT.

    Salut.

    Salut.

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    1. Lo que denominas "obviedades obvias" podríamos traducirlo, Francesc, en "realidades reales".
      Me extraña que tu denomines "problema" a lo que es una denuncia.
      Y denuncia es lo que dejo en esta hoja de La Vanguardia un poco más arriba.
      Y convendrás, guste o no, que no es un estómago agradecido, pues las denuncias que deberían hacer los filósofos, hoy puestos a políticos, o los sociólogos, hoy puestos a tertulianos, siempre obedecen a quienes les remuneran alguien las tiene que hacer. Y yo particularmente se lo agradezco. Al menos no besa la mano a nadie y habla con total libertad.
      Si esta manera de denuncia es la "obviedad obvia" ya pueden apuntarse al carro los Monzó que escriben como ladra el perro de la vecina, las Amparo Moliner que nos explican como romper el Diccionario de la Lengua; el Carol que nos habla sobre lo sugerente del panorama político; o los Otero, que predice un mal de barriga cuando pasa por una librería y no ve su último libro en la vitrina.
      El Morán no creo sea mejor que los anteriores, llevas razón, pero al menos denuncia y no teme que lo echen, como ya lo hicieron de La Vanguardia por decir quien era el Conde de Godó, dueño de la misma.
      Y qué casualidad, ahí nadie dijo nada en favor del editor, ni la Rahola, que a la sazón escribía una columna cotidiana.
      Una abraçada
      salut

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    2. Saps, igual que tu li tens mania a Monzó o Rahola (jo també) a mi em passa amb Gregorio Morán, i saps que al seu dia quan el varen defenestrar a la vanguardia, vaig ser dels primers a publicar el seu article censurat i defensar-lo, que una cosa no reu a l'altra. No m'agrada tampoc el mitjà on ha anat a parar.

      Salut.

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    3. No hay otro, lo sabes, que le abra las puertas. Todos temen represalias, que las hay cuando no les soplan vientos favorables, y eso lo sabes también.
      Una abraçada

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    4. Ah, i per cert, felicitar a Juliana por permitir insertar el artículo, no todos, y menos en época electoral, se hubieran atrevido a situarlo en página entera y a la derecha.

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  3. Miquel, lo que debe hacer los políticos es no mentir y cumplir lo prometido. Deben apartarse del espectáculo mediático y trabajar por el bien común.
    Si cada año hubiera elecciones, tendríamos un espectáculo continuado de sandeces y promesas de campanillas. Que no figuren tanto, esos políticos, y que se aparten y nos dejen tranquilos.
    Recordamos el terremoto, los incendios, los atentados, los horrores de la pandemia, las crisis económicas, la valla de Melilla… Ahora con la campaña electoral se esconde todas estas desgracias y nos prometen un mundo mejor –mejor de qué, más engaños, más burocracia, más promesas-
    Salut

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    1. Cierto, mi buen Francesc, pero cuando todo esto se olvida por parte de los políticos tiene que haber alguien que lo denuncie. Recuerdo que ese alguien era el periodismo, y que este trabajaba en los diarios cuya cabecera decía: "Diario Independiente". Hoy, salvo contadísimas excepciones, nadie es independiente, todos se deben a subvenciones de muy diferentes formas: propagandas, tirada, papel...
      Cierto que, acabada la guerra in-civil, también desaparecieron los periodistas para convertirse en cronistas, pero esa faceta la ocuparon los escritores denuncia, con títulos como este: La familia de Pascual Duarte.
      Hoy la promesa es parte del "shou" electoral, y no hay ni programa escrito ni político que cumpla.
      Alguien tendrá que denunciarlo.
      Un abrazo
      salut

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  4. Cada cuatro años,ya es suficiente para aguantar las promesas.
    Esta vez estoy contento,por fin Colau esta adecentando los alrededores del jardín de la Rosaleda de la Diagonal,que están en tierra.Se construye un buen carril bici y otro para peatones diferenciado.Desde el Covid,con las ganas de caminar y bici,toda esta parte de la ciudad se llena de gente y hasta ahora coincidíamos peatones y ciclista en camino de tierra,ahora estaremos separados.Lo curioso del caso que se han puesto en marcha,tres meses antes de las elecciones,para que se note ,antes hemos tenido que aguantarnos tres años y pinchado varias veces,acordándonos de la familia de la señora.
    Saludos

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    1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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    2. Ostras, escribo una cosa y me salen letras sueltas. Bueno, repito, mejor que sea así, al menos ha servido para el carril bici, que ya es algo.
      Mejor que no pinches, que eso es fastidiado si has de arrastrar la bici hasta casa.
      Un abrazo

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  5. Bueno, bueno, bueno... Yo defiendo la propiedad privada, el piso o la vivienda en propiedad, ¿Por que?, siempre hay que preguntarse el "porqué" de las cosas, pues muy sencillo, la hipoteca se acaba y el alquiler en pocos años acaba sobrepasando a la hipoteca. Ocurre, como me ocurrió a mi que tenia una mano delante y otra detrás, vivía de alquiler y compre un pisito en construcción que me pase dos años muy puteados, permítaseme la expresión pues no conozco otra para definir esos años, muy puteados. Con un frigorífico que tenia eco, (muchas gracias a mi madre a la que homenajeaba con nutritivas visitas), una TV Elbe en blanco y negro encima de una silla (ya habia de color hace años) y sin un duro en el bolso durante dos años. Esta época no supuso ningún trauma, ni tuve que ir a ningun psicologo, ni someterme a ningún tratamiento, solo me hizo valorar bastante más lo que ya tenía y contar un poco más o un mucho más el dinero antes de gastarlo. En esos dos años me aficioné a leer, leía mucho porque era lo único que podía costearme, eso y alguna visita al video club. No pasa nada, creo que es hasta bueno pasar esta experiencia. La hipoteca se acaba, el alquiler no. Solo ocurre que hay muchos que quieren vivir en el centro de la ciudad en pisos que no están a su alcance, lo veo bien, yo quiero llevar Ferrari y trajes de 2.000 pavos pero el del banco no entiende esta necesidad vital, el muy fascista hijoputa.
    Respecto a las promesas electorales, hay de dos tipos, aquella de OTAN no de González, que tuvo que cambiar por situación estratégica internacional y es comprensible desde cierto punto de vista de interés para el país y aún asi se hizo referendum y hay otras como "Con Bildu no vamos a pactar, si quiere se lo digo cinco veces, o veinte. Con Bildu no vamos a pactar. Con Bildu, se lo repito, no vamos pactar", Pedro Sánchez. que dicen todo de quien las hace. Ambas son promesas incumplidas pero por diferentes razones en unos casos fruto de una meditada reflexión sobre que es mejor para el país y en otro caso que es mejor para quedarme en mi bellísimo puesto, es que soy el más guapo del reino.
    La vivienda antes desgravaba en la Declaración de la Renta, ahora no, pues ya es hora de que vuelva a hacerlo en vez de tanto aval ni leches....avales que no se van a pagar, como los créditos ICO Covid, por cierto, que ya veras que leñazo nos vamos a dar con este tema en un año. Desgravar no genera burbuja ni deuda a nadie como si lo hará el aval famoso.
    Un saludo.


    Un saludo y disculpa la extensión. "La próxima vez no vamos extender, si quieres te lo digo cinco veces, o veinte. No nos vamos a extender. No nos vamos a extender, se lo repito, no nos vamos a extender".

    Un saludo

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  6. Correcto Daniel, contablemente, Aval es una cuenta transitoria que puede terminar en pérdida y si no se ha hecho una provisión equivalente, un peligro retardado para el estado. Es un error, es mejor la desgravación en donde no hay sorpresas

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  7. Bueno, Daniel, ya ha contestado CAR RES, y siendo yo lego, en contabilidades, no lo soy en cuanto a la cuestión de aval versus desgravar.
    Estoy también totalmente de acuerdo en que la vivienda desgrave, porque así, las averías y las facturas serían todas con un iva delante y detrás, y no hay mejor cosa que hacerlo todo oficial.
    Puedes extenderte todo lo que desees, te leeré todo lo que me de la gana, y si no me da... cambio de canal.
    Un abrazote grande...

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  8. Hola bon dia Miquel:

    Tampoco lo hay con los damnificados de otras catástrofes como el volcán...ETC.
    Prometieron ayudas, y ya se han olvidado de tod@s.

    Buen domingo, y mañana lunes es fiesta aquí.

    https://santuarisalutsabadell.com/informacio-util/

    Abrazos.

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    1. Lo de los volcanes es épico, MTrinidad.
      Pues a celebrar la fiesta!
      Gracias por el enlace.
      Un beso

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  9. Estoy bastante de acuerdo con Gregorio Morán, un tipo que sabe decir "las verdades del barquero", muy bien expresadas. Aunque a veces sean obvias, nadie se atreve a formularlas en ningún medio. En lo que discrepo es en lo de las elecciones anuales, aunque supongo que es una "boutade" suya. ¡Qué horror! ¡Cada año esta gente!

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    1. Jajaja, es cierto, te doy la razón...ostras, sería inaguantable.
      Un abrazo

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  10. Ni tan calvo ni con dos pelucas. Se necesita un tiempo razonable para aplicar las estrategias de gestión y evaluarlas.

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    1. jejeje, me gusta eso ni tan calvo ni con dos pelucas. Nunca había escuchado esa expresión. Salut

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  11. Cuando no es directa, la democracia siempre se llena de problemas.

    Saludos,
    J.

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  12. Como yo de Morán no conozco ni su trayectoria, ni nada más q lo q de vez en cuando cuelgas tú, MIGUEL me parece claro y meridano lo q dice y es muy cierto, porque al margen de q por supuesto, estas promesas electoralistas están por ver si se cumplen, lo cierto es q hipoteca y precariedad laboral no casan. De poco vale q les prometan asumir el 20 o el 15% de la hipoteca si se quedan sin trabajo y este es el drama de las hipotecas , sin ingresos fijos y seguros es una soga al cuello, de ahí el altísimo índice de ejecuciones hipotecarias de este país. Respecto a lo de elecciones anuales, aunq comprendo la idea mi querido MIGUEL, sería un martirio insufrible enlazar una campaña tras otra y al final , quien miente le da igual por un año q por 4, cambiaríamos más veces las caras o ni eso, porque somos tan rematadanente tontos q algunos vota como los de Betis ¡viva el Betis aunq pierda! al menos los seguidores del Betis lo hacen por corazón , no por papanateria como los q votan siempre al mismo ..en fin, todos los damnificados a la espera de las ayudas prometidas q no llegan, tenían q acampar a la puerta de la Moncloa para q Sánchez les vea según sale y entra cada día de su casa, a ver si así se le cura la amnesia , pobre gente !!!

    Muuchos muchos besos y feliz resto del domingo aquí aún con solecillo pero apuntando nubes de agua a estribor...;)

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  13. La verdad es que cuando se apagan los focos, querido Tot, se recubre a los damnificados de cualquier tragedia o víctimas de viles atentados, del manto del olvido más pertinaz. Se echa el telón, y el político que observa solamente el rédito que puede obtener de esa realidad contemplada como un espectáculo, busca otra plataforma desde la que lanzar nuevas promesas. Es una pena. En cuanto a lo de las elecciones, y las promesas vacuas, que comprometen más gasto inútil, no creo que sea la solución. Deberíamos tener la suficiente entidad para examinar en ese momento, qué es lo que se había prometido hace cuatro años, y a los grandes olvidados de la legislatura, que han sido abandonados en la tragedia a su suerte. Dónde están las palabras mágicas de la solidaridad, de que nadie quedará atrás, si no es para recabar más votos. Creo que deberíamos ser más maduros para que esa narrativa con tantas grietas, dejé de ser rentable políticamente.Un abrazo, gran Tot.

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