Les advierto de antemano, es un artículo de Gregorio Morán, denostado por muchos, pero eso, según mi parco criterio no hace que lo que escriba esté desentonado con lo que sucede ni que lo que diga esté falto de razón.
Nos apuñalan con el diseño de las palabras, eufemismos dicen que se denomina, pues hoy hay más. Sólo hay que descubrirlas.
PUBLICADO 24/12/2022 04:45
ACTUALIZADO 24/12/2022 12:45
Pobres cínicos, qué mala posteridad les
hemos dado. Aquellos filósofos griegos, singulares y temerarios, se
convirtieron con el devenir de la historia en unos rufianes. Y todo fue
gracias a la hegemonía incontestable del pensamiento reaccionario que
nos llovió desde la dogmática escolástica. Por más que nos empeñemos en
sobresaltar el valor de las individualidades estamos insertos en el mundo
conservador, siempre dominante. ¿Debemos olvidar acaso que durante décadas el
estalinismo dictaba lo que era progresista y lo que era reaccionario? Seguimos
aun chapoteando en aquellas mierdas porque la gente tiene una capacidad
infinita para ignorar y olvidar, olvidar e ignorar.
·
¿De verdad hay alguien que se pare a
considerar qué quiere decir en la España de ahora mismo un jurista
“progresista” y un constitucionalista “conservador? Pongamos nombres
adecuados a su función. Hay un grupo de jueces a los que nombró el Partido
Popular y otro al que designó el Partido Socialista. Lo demás son ejercicios malabares
con el lenguaje. Existieron juristas progresistas de reconocido prestigio,
quizá alguno haya entre los vivos, pero desde el momento en que es juez en
ejercicio se convierte en conservador. Ahora bien, si concedemos el privilegio
al gobierno de legislar también sobre el lenguaje, tendremos que rendirnos a la
evidencia de que los jueces y fiscales -incluida la exministra Dolores Delgado-
que nombró Pedro Sánchez son “progresistas” y los que no “conservadores”.
Como experto en banquillo de acusados debo
confesar que los jueces autodenominados “progresistas” me dan más miedo aún que
los “conservadores”. La primera vez que me condenaron se lo debo a una
trampa de un juez de inmarcesible aureola progresista, el canario Eligio
Hernández, más conocido en su tierra como “El Pollo del Pinar”, que llegaría
luego a Fiscal General con Felipe González, donde se cubrió de infausta gloria.
Tanto o más escandaloso que el
espectáculo del Tribunal
Constitucional es el sesgo golfo de
nuestras informaciones. Conservadores,
renuentes a la renovación desde hace años, y progresistas designados por el
gobierno para que avalen sus componendas políticas. Puro trumpismo. En lo único
que coinciden todos se reduce a que los nombramientos dejen de hacerlos quienes
mandan en el BOE. Aquí a un juez independiente se le trata de aventurero y por
tanto tiene escasas posibilidades de llegar a tan alto tribunal. A menos que se
convierta. Van en manada, o por hacerme menos audaz, “marchan en rebaño”; no se
admiten animales sueltos.
Aquí a un juez independiente se le trata de aventurero
y por tanto tiene escasas posibilidades de llegar a tan alto tribunal
El gobierno de Sánchez pretendía reformar
la constitución -rebelión y malversación- porque así lo exigen sus socios
parlamentarios. No hubiera pasado de ahí la cosa, si los miembros del
Constitucional afines al PP, hubieran aceptado el trágala. Pero lo
rechazaron con argumentos de peso constitucional y entonces salió el hermano
mayor y dijo que deberían renovarse las vacantes -que llevaban cuatro años
colgando y sin consenso- para poder cambiar el resultado y donde unos tienen 10
pasarían a 8 y ellos alcanzarían la mayoría de 11. Así, contado a calzón
quitado, es inasumible para la ciudadanía porque debe conservarse de las
máximas instituciones una imagen de seriedad y sentido de Estado, del que ambas
partes se descojonan, pero que gracias al sustento público de su amplia
artillería jurídica se asimila como una batalla entre conservadores y
progresistas.
Pedir que se renueve el Tribunal
Constitucional y el Consejo General del Poder Judicial es una obviedad, pero
rellenarlo de adictos al Gobierno no lo es, y el acertijo sin salida se
reduce en que ambas cosas van juntas. El Constitucional y el CGPJ se
suicidarían y aquí paz y después gloria al que manda. Abandonemos por un
momento el relato -ese laberinto de jerga para profesionales- y abordemos el
asunto desde la política. El presidente Sánchez había puesto la máquina a todo
trapo para zanjar la herida de Cataluña -su herida, que apenas tiene que ver
con la nuestra- y conceder la revisión de los atentados a la constitución.
Sedición y malversación.
El presidente Sánchez había puesto la máquina a todo
trapo para zanjar la herida de Cataluña
Los amanuenses de la judicatura
“progresista” y los plumillas se pusieron a la tarea como por ensalmo: no hubo
rebelión, porque no hubo violencia, ni sedición, ni golpe fallido. Es decir,
que quienes lo vivimos hemos soñado una realidad distópica y solo el talento
jurídico de los Martín Pallín y familia -los conozco desde 1976- trata de
mostrarnos que lo nuestro fue un embeleco, una mala interpretación, que en
verdad solo querían “fraternurizar”, que diría Cortázar. Lo interpretamos mal.
Más o menos como antaño, cuando nos salvaban de nuestra ignorancia
restringiendo nuestros derechos hasta hacerlos inexistentes. La clase
política de Cataluña tenía un Parlament adicto a la rebelión. Qué
importan unos casos individuales si el pueblo uniformado ha dictado ya la
sentencia inapelable. ¡No hay constitucionalista que se atreva a tocarnos los
cojones!
Lo ha dictado Enric Company en “El
País”, ese buque que amenaza desguace y que espera la brigada de salvamento que
le aporte Pedro Sánchez. Lo que hicieron Puigdemont y Junqueras se redujo a
“una colosal metedura de pata”. ¿O sea que metieron la pierna donde los demás
vimos cómo sacaban la mano para hacernos desaparecer? Qué es eso comparado con
la “inaudita mordaza del Parlamento que arroja a los ciudadanos a la
orfandad en su derecho democrático”, escribe impertérrito Xavier
Vidal-Folch. No para referirse a la “metedura de pata” de 2017 sino al
Constitucional, que mal que nos pese, trata de defender una constitución que ellos
con toda probabilidad no votaron, aunque su sociedad sí (la aprobación de la
Constitución del 78 en Cataluña alcanzó el 90%, la más alta de España). No es
que los “Bandera Roja” de antaño vuelvan, es que nunca se han ido; nacieron con
un panfleto falaz que titularon “Contra el reformismo” y siguieron de reforma
en reforma hasta su consagración. No se corten, pónganles nombres, desde
Vidal-Folch, Xavier o “Porki”, hasta Josep Ramoneda y Enric Juliana. Un
surtido.
No es que los “Bandera Roja” de antaño vuelvan, es que
nunca se han ido; nacieron con un panfleto falaz que titularon “Contra el
reformismo” y siguieron de reforma en reforma hasta su consagración
En paralelo a los rifirrafes de la clase
política que se gana el sueldo a fuerza de saliva y fidelidad, lo de los
comentaristas desciende de categoría hasta el ridículo. El portavoz
oficial del presidente Sánchez, Carlos E(lordi) Cué ha dejado para la
posteridad el mantra que alimentará a la abundante prole: “Una de las extrañas
habilidades de Pedro Sánchez es la de convertir lo que a primera vista son
sonoras derrotas en victorias a medio plazo” (El País del jueves de la
vergüenza ajena). Así se escribe, chaval. Como hubiera exclamado Rafa Chirbes
en una de sus mordaces expresiones de barra de bar: “que le pongan una ronda,
paga la casa”. Cosas así suceden cuando a progresistas y conservadores los
designa el Gobierno.
No he seguido el tema con pormenores y no sé si lo llego a entender pero sí que, claramente, el gobierno quiere imponer a afines sumisos en el TC en lugar de juristas independientes. Supongo que el PP quiere algo parecido y ello da cuenta de la instrumentalización política de un tribunal que debería ser independiente con juristas de prestigio y no correveidiles adictos al régimen.
ResponderEliminarLa misma impresión de dan los diputados socialistas ante la votación de leyes cuestionables como la -trans o la despenalización de la sedición y la malversación. ¿Tan cobardes y pelotas son que no tienen dudas sobre algo tan conflictivo como esta serie de temas? Carmen Calvo se ha abstenido. Imagino que los diputados correspondientes son simples números y carecen de cualquier identidad personal. Uno recuerda el primer Congreso, en la Transición, y veía allí a personas de prestigio y no una colección de ganapanes oportunistas incapaces de decir no al jefe por miedo a perder el forraje. Muy interesante el artículo de Gregorio Morán. Salut.
Se dirán cien cosas de Morán, casi ninguna buena, menos por estos pagos, por supuesto, pero eso no le quita valor a lo que expone, porque lo que expone, JOSELU, no tiene intermediarios. La frase final, esa que nos dice: "Cosas así suceden cuando a progresistas y conservadores los designa el Gobierno", es la pura realidad retratada sin cortapisas.
ResponderEliminarComo no lo pueden explicar, ni uno ni otro costal, debemos pensar que todo lo que tocan los políticos acaba lleno de mierda.
La demostración es evidente.
Un abrazo
Es que a Morán el pot la rancunia, i aixó a l'hora d'escriure no és bo. La majoria del que diu i critica, és cert, però a vegades cal tenir una credibilitat i pressumpta objectivitat, que ell ha perdut. La esta "joc de trons", o "joc d'ous" per controlar el poder.
ResponderEliminarSalut
Crec que això de la "objetivitat" no la té ningú. Es vulgui o no tots tenim una linea.
ResponderEliminarEn fi, veurem que pasa amb els progresistes i els consrvadors. Mentres sigui l´estat el que els posi a dit, no ho tinc clar.
Salut, FRANCESC PUIGCARBó
Para mí es uno de los equilibrios que se debería restablecer desde el infausto año 1985 que se enterró a Montesquieu en palabras de un siempre verbiflorido Alfonso Guerra. Sí no queremos que se siga deteriorando la democracia, los políticos deberían restituir la separación de poderes. Para mí Gregorio Morán siempre ha sido una voz a tener en cuenta, Tot,que se ha apartado de los fuegos fatuos de los bandos y que a pesar de un enorme coste personal, se atrevió a señalar que el emperador estaba desnudo,siendo consecuente además con lo que íntimamente pensaba. No le pudo la necesidad garbancera ni se aprestó a ver los toros desde la barrera,como dice Trapiello que hizo Hemingway cuando ejercía de reportero de guerra. Luego,como todos, cientos de errores y pecados, quién puede hablar por profesar una virtud franciscana en todos los ámbitos de nuestra vida.Un abrazo,Tot.
ResponderEliminarNadie está libre de culpa, SERGIO MUNARI, cierto.
ResponderEliminarComo siempre, todo lo que no nos agrada, nos afecta, y Gregorio Morán no agrada a mucha parte de la población de esta tierra. Hace años que venía diciendo que el ex-honorable era de todo menos honorable. Eso no se lo perdonan.
Un abrazo
Vaya ,así que
ResponderEliminartuviste problemas
con mi paisano
Eligió aunque no
somos de la misma
isla , cafres socialistas,
están mandando las
instituciones al
carajo .
En todos los estamentos, políticos, económicos, sociales, existen dos grupos, los llamados palomas y los halcones, los primeros sumisos al poder, los segundos contrarios, el poder judicial, se ajusta al formato. En democracia se trata de ajustar las dos fuerzas
ResponderEliminarHoy el periodismo, ORLANDO, ese que ponía en los bajos del titular del diario "El diario independiente de la mañana", ha desaparecido, pues todos dependen. Dependen, Orlando de las subvenciones, de la propaganda, del gabinete de gestores, del accionariado y, en general, de quien ha comprado la empresa y su linea editorial. Ya no hay diarios independientes como no hay directores independientes porque todos dependen.
ResponderEliminarEste tal Gregorio Morán es un verso suelto que no debe nada a nadie y que escribe donde le dejan.
Dicen de él que es un rencoroso, puede ser, no lo se ni afirmo nada de su vida personal que no pueda demostrar, lo que es evidente que él si puede demostrar lo que dice y dice lo que nadie de los poderosos, todos, quieren escuchar: Que no son libres, que están medrando y que son ineficaces.
Lo malo es que no hay persona ni por ende partido que pueda suplir esta colla de cafres que nos gobiernan.
Un abrazo
Salut
Estos son dinosaurios por ambos lados, CAR RES, verdaderos dinosaurios.
Un abrazo
Muy bien Gregorio Morán. ¿Quién pone la etiqueta de "conservador" o "progresista" a un juez? ¿El partido que los ha propuesto o nombrado? Si es el PSOE se da por supuesto que es "progresista" y si es el PP, "conservador". ¿No hay nadie independiente ahí? Si yo fuera juez, me molestaría bastante que me etiquetaran de esa manera. No entiendo nada de toda esa jerga que se traen y de los tejemanejes para conseguir tirar adelante leyes, aunque sea por la puerta de atrás. Pero me queda claro que todos, unos y otros, lo único que quieren es arrimar el ascua de la judicatura a su sardina.
ResponderEliminarLo dicho, GRAN URIBE 50, aquí "no fa el pes" porque no se quiere ver lo evidente, y lo evidente es que si te dejan hacer lo que te da la gana son progressistas, sino ...uy, sino son todo lo contrario.
ResponderEliminarSalut
Buenas fiestas