Pero los fascistas, claro, siempre son los otros.

domingo, 25 de diciembre de 2022

La cosa va entre "Progresistas" y "Conservadores". Gregorio Morán

Canal de riego. El Prat


Les advierto de antemano, es un artículo de Gregorio Morán, denostado por muchos, pero eso, según mi parco criterio no hace que lo que escriba esté desentonado con lo que sucede ni que lo que diga esté falto de razón.

Nos apuñalan con el diseño de las palabras, eufemismos dicen que se denomina, pues hoy hay más. Sólo hay que descubrirlas.


PUBLICADO 24/12/2022 04:45

ACTUALIZADO 24/12/2022 12:45

Pobres cínicos, qué mala posteridad les hemos dado. Aquellos filósofos griegos, singulares y temerarios, se convirtieron con el devenir de la historia en unos rufianes. Y todo fue gracias a la hegemonía incontestable del pensamiento reaccionario que nos llovió desde la dogmática escolástica. Por más que nos empeñemos en sobresaltar el valor de las individualidades estamos insertos en el mundo conservador, siempre dominante. ¿Debemos olvidar acaso que durante décadas el estalinismo dictaba lo que era progresista y lo que era reaccionario? Seguimos aun chapoteando en aquellas mierdas porque la gente tiene una capacidad infinita para ignorar y olvidar, olvidar e ignorar.


·         La progresista y pionera Segoviano, la última baza de los conservadores para renovar el TC

¿De verdad hay alguien que se pare a considerar qué quiere decir en la España de ahora mismo un jurista “progresista” y un constitucionalista “conservador? Pongamos nombres adecuados a su función. Hay un grupo de jueces a los que nombró el Partido Popular y otro al que designó el Partido Socialista. Lo demás son ejercicios malabares con el lenguaje. Existieron juristas progresistas de reconocido prestigio, quizá alguno haya entre los vivos, pero desde el momento en que es juez en ejercicio se convierte en conservador. Ahora bien, si concedemos el privilegio al gobierno de legislar también sobre el lenguaje, tendremos que rendirnos a la evidencia de que los jueces y fiscales -incluida la exministra Dolores Delgado- que nombró Pedro Sánchez son “progresistas” y los que no “conservadores”.

Como experto en banquillo de acusados debo confesar que los jueces autodenominados “progresistas” me dan más miedo aún que los “conservadores”. La primera vez que me condenaron se lo debo a una trampa de un juez de inmarcesible aureola progresista, el canario Eligio Hernández, más conocido en su tierra como “El Pollo del Pinar”, que llegaría luego a Fiscal General con Felipe González, donde se cubrió de infausta gloria.

Tanto o más escandaloso que el espectáculo del Tribunal Constitucional es el sesgo golfo de nuestras informaciones. Conservadores, renuentes a la renovación desde hace años, y progresistas designados por el gobierno para que avalen sus componendas políticas. Puro trumpismo. En lo único que coinciden todos se reduce a que los nombramientos dejen de hacerlos quienes mandan en el BOE. Aquí a un juez independiente se le trata de aventurero y por tanto tiene escasas posibilidades de llegar a tan alto tribunal. A menos que se convierta. Van en manada, o por hacerme menos audaz, “marchan en rebaño”; no se admiten animales sueltos.

Aquí a un juez independiente se le trata de aventurero y por tanto tiene escasas posibilidades de llegar a tan alto tribunal

El gobierno de Sánchez pretendía reformar la constitución -rebelión y malversación- porque así lo exigen sus socios parlamentarios. No hubiera pasado de ahí la cosa, si los miembros del Constitucional afines al PP, hubieran aceptado el trágala. Pero lo rechazaron con argumentos de peso constitucional y entonces salió el hermano mayor y dijo que deberían renovarse las vacantes -que llevaban cuatro años colgando y sin consenso- para poder cambiar el resultado y donde unos tienen 10 pasarían a 8 y ellos alcanzarían la mayoría de 11. Así, contado a calzón quitado, es inasumible para la ciudadanía porque debe conservarse de las máximas instituciones una imagen de seriedad y sentido de Estado, del que ambas partes se descojonan, pero que gracias al sustento público de su amplia artillería jurídica se asimila como una batalla entre conservadores y progresistas.

Pedir que se renueve el Tribunal Constitucional y el Consejo General del Poder Judicial es una obviedad, pero rellenarlo de adictos al Gobierno no lo es, y el acertijo sin salida se reduce en que ambas cosas van juntas. El Constitucional y el CGPJ se suicidarían y aquí paz y después gloria al que manda. Abandonemos por un momento el relato -ese laberinto de jerga para profesionales- y abordemos el asunto desde la política. El presidente Sánchez había puesto la máquina a todo trapo para zanjar la herida de Cataluña -su herida, que apenas tiene que ver con la nuestra- y conceder la revisión de los atentados a la constitución. Sedición y malversación.

El presidente Sánchez había puesto la máquina a todo trapo para zanjar la herida de Cataluña

Los amanuenses de la judicatura “progresista” y los plumillas se pusieron a la tarea como por ensalmo: no hubo rebelión, porque no hubo violencia, ni sedición, ni golpe fallido. Es decir, que quienes lo vivimos hemos soñado una realidad distópica y solo el talento jurídico de los Martín Pallín y familia -los conozco desde 1976- trata de mostrarnos que lo nuestro fue un embeleco, una mala interpretación, que en verdad solo querían “fraternurizar”, que diría Cortázar. Lo interpretamos mal. Más o menos como antaño, cuando nos salvaban de nuestra ignorancia restringiendo nuestros derechos hasta hacerlos inexistentes. La clase política de Cataluña tenía un Parlament adicto a la rebelión. Qué importan unos casos individuales si el pueblo uniformado ha dictado ya la sentencia inapelable. ¡No hay constitucionalista que se atreva a tocarnos los cojones! 

Lo ha dictado Enric Company en “El País”, ese buque que amenaza desguace y que espera la brigada de salvamento que le aporte Pedro Sánchez. Lo que hicieron Puigdemont y Junqueras se redujo a “una colosal metedura de pata”. ¿O sea que metieron la pierna donde los demás vimos cómo sacaban la mano para hacernos desaparecer? Qué es eso comparado con la “inaudita mordaza del Parlamento que arroja a los ciudadanos a la orfandad en su derecho democrático”, escribe impertérrito Xavier Vidal-Folch. No para referirse a la “metedura de pata” de 2017 sino al Constitucional, que mal que nos pese, trata de defender una constitución que ellos con toda probabilidad no votaron, aunque su sociedad sí (la aprobación de la Constitución del 78 en Cataluña alcanzó el 90%, la más alta de España). No es que los “Bandera Roja” de antaño vuelvan, es que nunca se han ido; nacieron con un panfleto falaz que titularon “Contra el reformismo” y siguieron de reforma en reforma hasta su consagración. No se corten, pónganles nombres, desde Vidal-Folch, Xavier o “Porki”, hasta Josep Ramoneda y Enric Juliana. Un surtido.

No es que los “Bandera Roja” de antaño vuelvan, es que nunca se han ido; nacieron con un panfleto falaz que titularon “Contra el reformismo” y siguieron de reforma en reforma hasta su consagración

En paralelo a los rifirrafes de la clase política que se gana el sueldo a fuerza de saliva y fidelidad, lo de los comentaristas desciende de categoría hasta el ridículo. El portavoz oficial del presidente Sánchez, Carlos E(lordi) Cué ha dejado para la posteridad el mantra que alimentará a la abundante prole: “Una de las extrañas habilidades de Pedro Sánchez es la de convertir lo que a primera vista son sonoras derrotas en victorias a medio plazo” (El País del jueves de la vergüenza ajena). Así se escribe, chaval. Como hubiera exclamado Rafa Chirbes en una de sus mordaces expresiones de barra de bar: “que le pongan una ronda, paga la casa”. Cosas así suceden cuando a progresistas y conservadores los designa el Gobierno.

 


11 comentarios:

  1. No he seguido el tema con pormenores y no sé si lo llego a entender pero sí que, claramente, el gobierno quiere imponer a afines sumisos en el TC en lugar de juristas independientes. Supongo que el PP quiere algo parecido y ello da cuenta de la instrumentalización política de un tribunal que debería ser independiente con juristas de prestigio y no correveidiles adictos al régimen.

    La misma impresión de dan los diputados socialistas ante la votación de leyes cuestionables como la -trans o la despenalización de la sedición y la malversación. ¿Tan cobardes y pelotas son que no tienen dudas sobre algo tan conflictivo como esta serie de temas? Carmen Calvo se ha abstenido. Imagino que los diputados correspondientes son simples números y carecen de cualquier identidad personal. Uno recuerda el primer Congreso, en la Transición, y veía allí a personas de prestigio y no una colección de ganapanes oportunistas incapaces de decir no al jefe por miedo a perder el forraje. Muy interesante el artículo de Gregorio Morán. Salut.

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  2. Se dirán cien cosas de Morán, casi ninguna buena, menos por estos pagos, por supuesto, pero eso no le quita valor a lo que expone, porque lo que expone, JOSELU, no tiene intermediarios. La frase final, esa que nos dice: "Cosas así suceden cuando a progresistas y conservadores los designa el Gobierno", es la pura realidad retratada sin cortapisas.
    Como no lo pueden explicar, ni uno ni otro costal, debemos pensar que todo lo que tocan los políticos acaba lleno de mierda.
    La demostración es evidente.
    Un abrazo

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  3. Es que a Morán el pot la rancunia, i aixó a l'hora d'escriure no és bo. La majoria del que diu i critica, és cert, però a vegades cal tenir una credibilitat i pressumpta objectivitat, que ell ha perdut. La esta "joc de trons", o "joc d'ous" per controlar el poder.

    Salut

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  4. Crec que això de la "objetivitat" no la té ningú. Es vulgui o no tots tenim una linea.
    En fi, veurem que pasa amb els progresistes i els consrvadors. Mentres sigui l´estat el que els posi a dit, no ho tinc clar.
    Salut, FRANCESC PUIGCARBó

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  5. Para mí es uno de los equilibrios que se debería restablecer desde el infausto año 1985 que se enterró a Montesquieu en palabras de un siempre verbiflorido Alfonso Guerra. Sí no queremos que se siga deteriorando la democracia, los políticos deberían restituir la separación de poderes. Para mí Gregorio Morán siempre ha sido una voz a tener en cuenta, Tot,que se ha apartado de los fuegos fatuos de los bandos y que a pesar de un enorme coste personal, se atrevió a señalar que el emperador estaba desnudo,siendo consecuente además con lo que íntimamente pensaba. No le pudo la necesidad garbancera ni se aprestó a ver los toros desde la barrera,como dice Trapiello que hizo Hemingway cuando ejercía de reportero de guerra. Luego,como todos, cientos de errores y pecados, quién puede hablar por profesar una virtud franciscana en todos los ámbitos de nuestra vida.Un abrazo,Tot.

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  6. Nadie está libre de culpa, SERGIO MUNARI, cierto.
    Como siempre, todo lo que no nos agrada, nos afecta, y Gregorio Morán no agrada a mucha parte de la población de esta tierra. Hace años que venía diciendo que el ex-honorable era de todo menos honorable. Eso no se lo perdonan.
    Un abrazo

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  7. Vaya ,así que
    tuviste problemas
    con mi paisano
    Eligió aunque no
    somos de la misma
    isla , cafres socialistas,
    están mandando las
    instituciones al
    carajo .

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  8. En todos los estamentos, políticos, económicos, sociales, existen dos grupos, los llamados palomas y los halcones, los primeros sumisos al poder, los segundos contrarios, el poder judicial, se ajusta al formato. En democracia se trata de ajustar las dos fuerzas

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  9. Hoy el periodismo, ORLANDO, ese que ponía en los bajos del titular del diario "El diario independiente de la mañana", ha desaparecido, pues todos dependen. Dependen, Orlando de las subvenciones, de la propaganda, del gabinete de gestores, del accionariado y, en general, de quien ha comprado la empresa y su linea editorial. Ya no hay diarios independientes como no hay directores independientes porque todos dependen.
    Este tal Gregorio Morán es un verso suelto que no debe nada a nadie y que escribe donde le dejan.
    Dicen de él que es un rencoroso, puede ser, no lo se ni afirmo nada de su vida personal que no pueda demostrar, lo que es evidente que él si puede demostrar lo que dice y dice lo que nadie de los poderosos, todos, quieren escuchar: Que no son libres, que están medrando y que son ineficaces.
    Lo malo es que no hay persona ni por ende partido que pueda suplir esta colla de cafres que nos gobiernan.
    Un abrazo
    Salut

    Estos son dinosaurios por ambos lados, CAR RES, verdaderos dinosaurios.
    Un abrazo

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  10. Muy bien Gregorio Morán. ¿Quién pone la etiqueta de "conservador" o "progresista" a un juez? ¿El partido que los ha propuesto o nombrado? Si es el PSOE se da por supuesto que es "progresista" y si es el PP, "conservador". ¿No hay nadie independiente ahí? Si yo fuera juez, me molestaría bastante que me etiquetaran de esa manera. No entiendo nada de toda esa jerga que se traen y de los tejemanejes para conseguir tirar adelante leyes, aunque sea por la puerta de atrás. Pero me queda claro que todos, unos y otros, lo único que quieren es arrimar el ascua de la judicatura a su sardina.

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  11. Lo dicho, GRAN URIBE 50, aquí "no fa el pes" porque no se quiere ver lo evidente, y lo evidente es que si te dejan hacer lo que te da la gana son progressistas, sino ...uy, sino son todo lo contrario.
    Salut
    Buenas fiestas

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