No me canso de repetirlo. Nos gobiernan los últimos de la clase

Uno, en su criterio, cree que para todo hace falta una base, que la ilusión y las ganas, valen, pero no bastan.

Así, para ser enfermero/a, abogado/a, maestro/a, arquitecto/a, médico/ o piloto de avión, entre otros innumerables oficios, hacen falta, además de ilusión y ganas, una base sólida, unos estudios y unas prácticas.

Hay profesiones, "oficios", que con el título basta, pero que no da la talla al nombre, como la de ser filósofo, porque creo que haber estudiado Filosofía no da derecho a tildarse de tal, eso sólo lo da el ejercicio de una vida dedicada al pensamiento y una línea pareja de actuación. Por otra parte, hay otras profesiones, como la de fotógrafo, a la que no bastará solamente un diploma en la pared, sino el haber "tirado" miles de fotos para intuir cuál de ellas es la que manda el mensaje que se quiere emitir, y eso se llama experiencia.  

Pero existe un "oficio" por curioso que parezca, que para ejercerlo no hace falta absolutamente ninguna base, ninguna experiencia, ningún estudio previo. Lo hay, les aseguro.

De hecho, hay ejercientes del mismo con estudios básicos, eso sí, como en las reglas de las órdenes religiosas, se exige una premisa ineludible, el cumplimiento de obediencia y fidelidad de quien le ha colocado en la lista electoral, al que deberá siempre el "favor"; ese "oficio" es el de político. 

Así vemos que, para ser político, y representar al pueblo, no hace falta los estudios de Ciencias Políticas, bastará un cierto empaque, mucho de cinismo, un buen saber mentir, sostener una perenne sonrisa Profident y pensar que, en el viejo refrán de "donde dije digo, digo Diego", se encuentra la esencia del todo.

Todo esto viene a cuento porque hace tiempo se denota en los discursos de sus señorías una falta de base, de preparación, incluso de fe en lo que se discursa. Ahora son habituales los insultos, "las peinetas", los retrueques, los gestos conceptuales, el tú más, y las venganzas verbales reportan lo cotidiano como argumentario.

Nos gobiernan, ya no me cabe duda, los últimos de la clase.  

Anexo: Como las cosas están como están y uno se siente como cáscara de cacahuete en un mar embravecido, con el permiso de ustedes me tomaré la semana de asueto, reflexión, que dicen los del diseño de las palabras.

Les veo y contesto, con su permiso, este fin de semana.

Las gracias a todos por pasarse por aquí y regalarme su tiempo, para mí, no lo duden, es un privilegio que merece todo mi respeto.

¡Salut¡ 

Argumentario que empieza a ser habitual entre nuestros representantes. Observarán que ninguno de ellos necesita de unos esquemas, apuntes o notas, ahora ya no les son menester. Se entienden en lenguaje de signos.