Estamos acostumbrados a ver la cerámica de Miró en Les Rambles y en el aeropuerto, pero hay una tercera que pasa casi desapercibida a los ojos ciudadanos.
Se trata de la que está expuesta en el balcón de la calle Consejo de Ciento (325), y que pertenecía al restaurante Orotava. Este abrió en 1929 y cerró en el 2005.
Se dice que su propietario era amante del arte y que allí se reunían muchos artistas, y que esta cerámica la realizó Miró para el cumpleaños 50 del restaurante.
Les dejo con ella.
Estem acostumats a veure la ceràmica de Miró en Els Rambles i en l'aeroport, però hi ha una tercera que passa gairebé desapercebuda als ulls ciutadans.
Es tracta de la que està exposada al balcó del carrer Consell de Cent (325), i que pertanyia al restaurant Orotava. Aquest va obrir en 1929 i va tancar en el 2005.
Es diu que el seu propietari era amant de l'art i que allí es reunien molts artistes, i que aquesta ceràmica la va realitzar Miró per a l'aniversari 50 del restaurant.
Els deixo amb ella.
El siglo pasado fuí al OROTAVA, me llevó mi hermano PACO, que en paz descanse y comimos una escudella de escándalo, Miquel siempre me haces recordar cosas pasadas, solo fuí una vez, pero era una gozada,tambié a la PUÑALADA en Passeig De Gràcia, y otros tantos que ya me acordaré.
ResponderEliminarMuchas gracias querido Miquel, también habian los ceniceros con el diseño de Miró, entonces fumaba, ahora desde hace años no.Me parece que era los lunes escudella catalana.
Miquel, no te enojes con palabras incultas y groseras, como sus dueños.
Muchos besos y BFDS.
Buen hallazgo. Sin necesidad de ir al museo.
ResponderEliminarUn saludo.
Mi más que apreciada MTRINIDAD
ResponderEliminarMe alegro que rememores momentos de alegría. De verdad. Me alegro que te asalten con cariño esos pequeños instantes en que nos damos cuenta que la felicidad es una cosa fugaz, y me alegro que los compartas con nosotros.
Sobre el segundo tema, es que me disgusto cuando se mezclan conceptos de lo que uno haria o dejaria de hacer si fuera el otro.
Cada cual somos como somos, pero lo importante es el fondo y la alegria de un mérito recibido.
En ocasiones es mejor estar callado antes que soltar una apreciación personal que sólo puede herir y no aporta nada.
Un beso y gracias por estar con nosotros
Cierto CAYETANO, la pena es que MTRINIDAD nos relata lo de los ceniceros, que debían ser muy chulos, y yo no tengo ninguna foto para poneros.
ResponderEliminarEra un restaurante de solera y de arte, una amalgama de ambas cosas.
Un abrazo
Jo també hi havia estat, no a menjar, sinó per feina, en una época en que venia registradores especials per a restaurants i supermercats, eren de les primeres que podien escriure un text, i un dels Restaurants als que vaig anar va ser aquest. Ara es normal,per aixó als anys 80 no era gaire corrent.
ResponderEliminarSalut
Mira, estimat Miquel:
ResponderEliminarhttps://subastareal.es/pintura/joan-miro-cenicero-homenaje-restaurant-orotava1
http://www.cervantismosolidario.org/index.php?dispatch=products.view&product_id=848
https://bellaterra.cat/2019/08/21/bellaterra-gourmet-restaurants-desapareguts-de-barcelona-orotava/
https://www.barcelonaenhorasdeoficina.com/callejeando-por-la-barcelona-de-miro/
https://totbarcelona.blogspot.com/2020/09/y-otra-ceramica-de-miro-pie-de-calle.html
Bon dia.
Gracias, MTRINIDAD, complementas la entrada y nos dejas más arte para tener en cuenta.
ResponderEliminarBsos
Ostres, que curiós, FRANCESC PUIGCARBO, eran altres temps !!!
ResponderEliminarSalut
Pues muy bonita, qué quieres que te diga. Que ojalá la ciudad fuera de los ceramistas en lugar de que las ciudades -los pueblos, las aldeas- acaben con la cerámica. Resisten algunos de otros tiempo, unos poquitos. Cunden ceramistas de nuevo cuño. Pero son otros tiempos.
ResponderEliminarCierto FACKEL, la cerámica es algo vivo, te doy toda la razón.
ResponderEliminarAquí hay fincas del 1900 con entradas embaldosadas en cerámica que son una gozada. Siempre brillantes, siempre limpias, siempre de vivos colores
Un abrazo
Me gusta Miro,tendré que pasar.Cuando pones algún lugar trato de ir,para verlo,recordarlo.Hace un par de días lo hice y me dejé caer por les Corts,que sigue tan bonito como siempre.Desde la plaza de la Concordia,con su simpático abuelete en bronce di varias vueltas por las calles peatonales,con pequeños negocios y bares abiertos.Los bloques de viviendas no son altos,hay armonía.Como voy en bici,despacio,me permite meterme por todos los sitios,sobretodo por las peatonales.No contamino.No se el nivel de contaminación en les Corts,no lo miré,pero no hace falta(lo noto),es bajo comparado por ejemplo con Hospitalet(Collblanc),por donde pasé cuando bajaba de Esplugues.Les Corts es buen barrio para vivir.
ResponderEliminarYa ves, que doy siempre mi versión.
Saludos
Pues si esa muestra pertenece a Miró, no hay que dejarla abandonada a su suerte. Espero que la cuiden.
ResponderEliminarSalut, amigo Miquel.
Gracias CAR RES. Yo soy de autobus o metro, pero prefiero la superficie. Y siempre que puedo voy a mirar algún barrio.
ResponderEliminarUn abrazote
Cuidate ¡¡¡
Somos dos, PACO CASTILLO, yo también lo deseo ¡¡
salut ¡¡¡
Los antiguos establecimientos que eran punto de reunión de artistas y de intelectuales me producen una gran nostalgia de algo que no he vivido. En el mundo moderno eso hace mucho tiempo que no existe, esas tertulias desaparecieron como tantas y tantas cosas. Cuando leo novelas o crónicas de principios de siglo XX me encuentro con dichas tertulias, a las que raramente iban mujeres, es cierto, en los cafés. ¡Qué bonito que MIró hiciera esta composición cerámica! Saludos.
ResponderEliminarDesconocía, JOSELU, lo de los ceniceros, no así la composición en baldosas que la recuerdo "desde siempre".
ResponderEliminarEn ocasiones, cuando paso por allí, temo que desaparezca, dado que esa es la tendencia que hay.
No se a quien pertenece la propiedad, ni que futuro le espera al conjunto, pero temo que sino se vigila se perderá.
Un abrazo
Salut
Barcelona es todo un museo urbano. Solamente hace falta girar sobre tus talones, alzar la vista para contemplar preciosas mayólicas, y ángeles que crecen en las fachadas como enredaderas. Julio Cortázar recordaba su adolescencia en Barcelona, tras huir de una Europa en guerra, y confesaba que soñaba con el Parque Güell, pero que no se dio cuenta hasta que de adulto volvió a la Ciudad Condal. Había correteado por aquellas laderas, como le contó su madre después.
ResponderEliminarHabía ido varias veces al Orotava -recuerdo unos chipirones a la provenzal que eran exquisitos- En una ocasión, con mis compañeros de mesa, me atreví a decir que aquel mural de cerámica de la fachada no era de Miró, dije que se parecía mucho a aquellas obras que imitan la obra de Miró, que había demasiado texto en aquellas baldosas. Naturalmente ninguno de los comensales estaba de acuerdo con mis argumentos. Me fijé otras veces y tuve que admitir que mis sospechas eran infundadas.
ResponderEliminarSalud
Francesc Cornadó