Pero los fascistas, claro, siempre son los otros.
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Ni secta ni partido, libre como un pájaro, dentro de un orden.
ResponderEliminarBon cap de setmana
Efectivament, FRANCESC PUIGCARBó. Lliure, ordenadament lliure.
ResponderEliminarSalut
Dos mil años de religión judeo-cristiana han dejado su impronta en nosotros.
ResponderEliminarHemos cambiado los dogmas de fé por los dogmas que dicta la cúpula del partido.
Necesitamos creer en verdades absolutas que nos conforten y nos den seguridad, tener la sensación de que existe algo superior por encima de nosotros.
Y la jodida verdad es que nosotros somos los únicos responsables de nuestro destino, para lo bueno y para lo malo.
Pero claro, necesitamos una entelequia para culpabilizarla cuando las cosas van mal, ya sea Dios, la fortuna, el partido, o el gobierno. Y es algo muy. muy cómodo.
Muy cómodo, RODERICUS. En realidad nos despojamos de nuestra responsabilidad.
ResponderEliminarUn abrazo y buen fin de semana
salut
Pensándolo bien, no hay tantos afiliados a los partidos ni a las sectas,en nuestro pais.Ni siquiera a los sindicatos.Haciendo las separaciones pertinentes,diría que tampoco a las religiones oficiales,sobretodo la Católica(aunque muchos nos declaremos católicos y pagamos el impuesto con la cruz en la Renta,pero ahí queda todo).Creo que la sociedad española es muy libre a la hora de decidir y muy diversa.En eso confío.
ResponderEliminarSalud.
Bien me parece. CAE RES.
ResponderEliminarEsto está escrito sobre el 30 del siglo pasado.
Mantiene cierta vigencia. G MÁRCEL es un filósofo casi desconocido. Un humanista Cristiano de aquellos que hacen pensar.
Un abrazo.
El miedo a la libertad, que diría Erich Fromm, hace que muchos se sientan más cómodos y despreocupados si les dirigen.
ResponderEliminarUn abrazo, Miquel.
llevas mucha parte de razón, CAYETANO GEA, pero de todo se pasa rédito.
ResponderEliminarUn abrazote desde Barcelona
Miquel, lo que importa es la libertad de pensamiento. Cuando uno es trubitario de un dogma o de una consigna de partido o de secta ya puede despedirse de su libertad intelectual. Salud.
ResponderEliminarCornadó
Una gran verdad irrefutable, amic FRANCESC CORNADÓ.
ResponderEliminarUn abrzo
Creo que no había oído nombrar a Marcel desde hace más de cuarenta años, cuando nos daba por los Mounier y otras utopías más o menos existenciales y existencialistas, cuando no cristianas, ay señor, lo que ha llovido incluso en materia de pensamiento personal. Tiranía de la Iglesia, tiranía de los partidos (si se deja uno comprar la primogenitura del libre pensamiento), ¿y la tiranía de la publicidad y la racha mediática que hoy lo invade todo? Habrá que preparar una encíclica, jaj.
ResponderEliminarY Theilard de Chardin...Todos los que de una forma u otra entran en el pensamiento cristiano humanista.
ResponderEliminarY es por ello, FACKEL, que lo bueno de este libro, especulativo por metafísico, es que siendo escrito por un cristiano practicante, advierte de los peligros de las afiliaciones a fe ciega
en las religiones, sectas y partidos políticos.
Tuve la fortuna de que profesor de aquel entonces en III de Teología, fuera Vía Taltavull, un viejo sacerdote budista, donde no hacía apología de la religión, sino que las explicaba.
Con él vi la película "un hombre llamado caballo" recomendable al cien por cien, y de él aprendí la espiritualidad de las religiones Siux, mucho más poderosas que cualesquiera otras.
Un abrazo