Este artículo, escrito por Salvador Enguix, en La Vanguardia de esta semana, creo que es de muchísimo interés, al menos en este momento. Separa populismo de fascismo y este incluso del nazismo. Habla de ideologías totalitarias, de sus diferencias, y en ellas, de un consentimiento moral.
Les dejo con él.
Si tienen un momento, léanlo, les aseguro que no se arrepentirán.
Francia, durante siglos, fue considerada el faro de la democracia y los derechos humanos en Europa. Sin embargo, en los años previos a la Segunda Guerra Mundial, el país se vio sumido en una profunda crisis política y social que lo dejó vulnerable frente al ascenso del populismo y el fascismo. Manuel Chaves Nogales, en su libro La agonía de Francia, describe con detalle cómo la sociedad francesa, dividida y desmoralizada, fue incapaz de resistir no solo la invasión nazi, sino también la penetración de ideologías totalitarias en su propio territorio. Esta historia, lejos de ser un mero relato histórico, resuena con inquietante actualidad en un momento en que Francia, y gran parte de Europa, se enfrentan de nuevo al ascenso de movimientos populistas y de ultraderecha.
En los años treinta, Francia era un país profundamente dividido. La polarización política entre la izquierda y la derecha, agravada por la crisis económica y social derivada de la Gran Depresión, creó un caldo de cultivo perfecto para el auge de ideologías extremistas. Por un lado, la derecha fascista, representada por grupos como Action Française, liderados por Charles Maurras, abogaba por un nacionalismo extremo y antisemita, influenciado por el fascismo italiano y el nazismo alemán. Estos grupos despreciaban la democracia y buscaban un régimen autoritario que, según ellos, devolvería a Francia su grandeza perdida. Por otro lado, el Partido Comunista Francés, alineado con la Unión Soviética, también contribuyó a la desestabilización del país. Su lealtad a Moscú y su oposición a la guerra contra Alemania, especialmente tras el pacto Ribbentrop-Mólotov de 1939, debilitaron la cohesión nacional en un momento crítico.
Chaves Nogales describe cómo estas fuerzas internas, en lugar de unirse frente a la amenaza nazi, se enfrentaron entre sí, minando la capacidad de Francia para resistir. La sociedad francesa estaba fracturada: mientras unos veían en Hitler una amenaza existencial, otros lo consideraban un líder fuerte que podría “salvar” a Francia de la decadencia. Esta división no era solo política, sino también moral. Muchos franceses, influenciados por la propaganda nazi y la desconfianza hacia sus propios líderes, no creían en la posibilidad de una victoria. El derrotismo se extendió como una plaga, y con él llegó la idea de que la guerra era inevitable y de que Francia no tenía más remedio que capitular.
Cuando Alemania invadió Francia en 1940, el país no estaba preparado ni militar ni moralmente para resistir. Chaves Nogales destaca varios factores que contribuyeron a esta debilidad. En primer lugar, la mentalidad defensiva de los líderes franceses, que confiaron demasiado en la Línea Maginot, una serie de fortificaciones defensivas que resultaron inútiles frente a la estrategia de guerra relámpago (Blitzkrieg) de los alemanes. Esta mentalidad reflejaba una falta de voluntad para tomar la iniciativa y luchar activamente. En segundo lugar, la desmoralización de la población. La sociedad francesa, ya de por sí dividida, se hundió en la apatía y el egoísmo. Muchos ciudadanos, más preocupados por su bienestar inmediato que por el futuro del país, no estaban dispuestos a hacer sacrificios por la causa nacional. Chaves Nogales describe cómo esta indiferencia contribuyó al colapso del país.
Pero quizás el factor más determinante fue la traición de las élites. Chaves Nogales critica duramente a las élites políticas y militares francesas, que en muchos casos estaban más preocupadas por sus intereses personales que por la defensa del país. Figuras como el mariscal Pétain, que más tarde colaboraría con los nazis, representaban esta actitud derrotista. Pétain y otros líderes creían que la rendición era la única opción viable, y que colaborar con los nazis era preferible a una resistencia que, en su opinión, estaba condenada al fracaso. Esta actitud no solo facilitó la invasión nazi, sino que también sentó las bases para el régimen colaboracionista de Vichy.
El populismo y el fascismo no solo debilitaron a Francia desde dentro, sino que también facilitaron la invasión nazi. Chaves Nogales describe cómo muchos franceses, influenciados por la propaganda nazi, llegaron a ver a Hitler como un líder fuerte que podría “salvar” a Francia de la decadencia. Esta mentalidad contribuyó a la rápida capitulación del país. El antisemitismo, promovido tanto por los nazis como por grupos fascistas franceses, dividió aún más a la sociedad y justificó la colaboración con el régimen de Hitler. El derrotismo, alimentado por la idea de que la guerra era inevitable y que Francia no tenía posibilidades de ganar, se extendió rápidamente entre la población. Chaves Nogales describe cómo este derrotismo fue explotado por los nazis para desmoralizar a los franceses y facilitar su rendición.
Es el sinsentido de la historia, que dicen que no se repite, pero tienes varios remakes, encima más malos que el original. Hay una frase definitoria: La vigilia de la guerra, el país era una fiesta. Enquestes: El PP a la baixa i VOX a l'alça.
ResponderEliminarSalut.
Esa frase es bestial, Francesc.
EliminarLo de Voz es sabido. Lo hemos hablado muchas veces tomando café.
Una abraçada
Francia era un país profundamente dividido
ResponderEliminarEsta afirmación la haga quien la haga, es muy cansina. No hay ni un solo país que no esté dividido.
Y sí, la historia se repite. En lo fundamental.Quizás con diferente tono, pero la canción se repite.
Ahora se habla de "armar Europa". Es igual, se haga lo que se haga, será tarde.
Ja em fet tard (es mi mantra).
Lo bueno, si es que se puede llamar bueno, en este caso, es que sabemos que los EEUU no vendrán en ayuda. Así que nos toca espabilar.
EliminarSalut
Ya sabemos lo que pasó, si has estudiado bachillerato,es historia.No se repite,porque todo ha variado,desde los ejércitos a la política, afortunadamente.
ResponderEliminarLa realidad actual es la reunión que han tenido los líderes de Europa y su decisión de aumentar el gasto en defensa,que USA no puede ni quiere ser la solución de defensa,que ya tiene bastante con sus problemas internos y externos.
Así que a los impuestos que nos pone Sánchez ,hay que sumar el aumento militar,no sé qué quedará de la paguita.Tenemos suerte de que Marruecos está cerca,para llenar la nevera.
Saludos
LO de la paguita lo he dicho hace tiempo, mucho tiempo, Car Res. Nadie se atreve a tocarla porque quita votos, pero se hará en cuanto haya gobierno de concentración (una coalición ). Pero en ningún lugar del mundo se celebra San Francisco Paco, que es el que puso la paga doble, y aquí parece un derecho adquirido. Y ya sabes que la de Navidad en Portugal y la mitad en Holanda y vas parando de contar.
EliminarEso se ha de tener en cuenta, porque tenemos cuatro millones de trabajadores que no la cobran, que son los autónomos, así que malas caras habrá, pero que se lo están pensando, ya te digo.
Sí, judías de Marruecos y naranjas de la China.
Salut
Muy buen artículo aunque ya antes de los años treinta Franca era un país inquietante. Sin embargo ha sido un país muy hábil en el relato y lo hemos idealizado a menudo sobre todo a causa del largo franquismo que sufrimos. El antisemitismo había sido tan o más fuerte que en otros países, pensemos en el caso Dreyfus, Hay una novela, 'Diario de una camarera', que en su versión original de Mirbeau (y no en la cinematográfica, muy diferente y actualizada) ya retrata un totalitario antisemita y criminal. 'Senderos de gloria' retrata también el militarismo abusivo que envió tanta gente joven al matadero, sobretot de las 'provincias' cosa que contribuyó al centralismo por decreto. Francia e Inglaterra no querían una España moderna e hicieron lo que pudieron para evitarla, aunque de 'cara a la galería' dieran una imagen distinta. Muy interesante recuperar a Chaces Nogales.
ResponderEliminarPerdón, 'Chaves'. Creo que las ideologías totalitarias no se introdujeron, exactamente, ya 'estaban allí'
ResponderEliminarEl teu és un argument raonable, Júlia. Estic d'acord.
EliminarAixò de: "Francia e Inglaterra no querían una España moderna", ho deia Raymond Carr (España 1808/1939)
Gràcies per ser-hi
Salut
La historia no se repite, exactamente, pueden encontrarse tendencias o parecidos pero las sociedades cambian y los 'totalitarismos' se adaptan y transforman.
ResponderEliminarCorrecto, hay cierta tendencia a igualarlos, y a denominarlos de forma común, como la Gillette a lo que es la maquinilla de afeitar.
EliminarSalut
Creo que no resistir en cierto modo fue un acierto. Un beso
ResponderEliminarEs complejo, Susana, y los puntos de vista y situaciones de cada persona, como bien sabes, son diferentes.
EliminarUn beso ¡
Los voluntarios de la SS francesa,desgraciadamente fueron peores y más sanguinarios que sus homólogos naturales alemanes,querían ser ejemplares. Incluso acabada la guerra,siguieron operando un tiempo,por su cuenta.
ResponderEliminarDe siempre hay que ser más papistas que el papa, Car Res.
EliminarLos "kapo" eran los civiles polacos al mando de los barracones de los campos de concentración alemanes. Ellos eran los responsables del orden interno. No había para ello oficiales alemanes, y como a los "kapo" les iba la vida y la ración más grande de comida, ya se encargaban de ejercer el mando con crueldad. No hacían falta las SS .
Sea cíclica o lineal, se repita o no se repita la historia, el caso es que no aprendemos de ella. Pueden cambiar las circunstancias, pero el comportamiento del animal humano es el de siempre.
ResponderEliminarSalud.
Cierto, Francesc. Nada que alegar.
EliminarUn abrazo
Salut
Pienso como FRANCESC CORNADÓ, no aprendemos de mis errores del pasado y es imposible comprender cómo tenemos tan mala memoria , porque si bien es cierto q las circunstancias, ni los personajes nunca son exactamente las mismas, las semejanzas son enormes entre lo ocurrido durante los años 40 preparando el caldo de cultivo para la segunda guerra mundial y lo q ocurre hoy, en el mar de fondo de toda tragedia bélica q haya sufrido la humanidad siempre están los mismos ingredientes populismos y/o fascismos...en este estupendo artículo dibuja l de Francia previo a la segunda gran guerra...en España lo mismo previo a la guerra civil .Cualquier guerra q observemos tiene esos mismos ingredientes y seguimos sin querer verlo y por tanto sin aprender. Un beso grande y feliz carnaval !
ResponderEliminarEn lineas generales, María, es lo que comentas. Los mismos ingredientes con idénticos deseos. Poder, expansión, dominio.
EliminarObservo como tildan de fascistas unos comportamientos y a otros no, cuando toda ansia expansionista con marchamo ideológico lo lleva impregnado. En nada difiere el pensamiento de Maduro versus al de Milei. Y en nada el de Trump al de Putin. Si han de oprimir al vecino, lo hacen.
Te agradezco lo del carnaval, pero no participo, de hecho intento no salir de casa.
Un beso grande y gracias por tu compañía
Tranquilo, a mí me ocurre lo mismo, pero el carnaval es como la vida, quieras o no hay q vivirla...Exactamente igual q ocurre con todos los personajes q nombras , efectivamente comparten su desprecio por el ser humano , priman sus intereses y necesidades o de permanencia o de expansión , a costa de lo q sea y quien sea. Otro beso , sin disfraz : )
EliminarSalut, María ¡
EliminarMiquel no te imagino en el carnaval de Vilanova,en la gran batalla de caramelos de ayer,en la plaza del ayuntamiento.En lugar de tomates (tomatina),se tiran caramelos pero en plan de guerra.Pupa
ResponderEliminarSaludos