Ahora, ya se normalizan las propinas.

 Uno va a un restaurante a comer, si desea o no dejar propina, es cosa suya. Y más suya el porcentaje de lo que le viene bien aportar.

Hete aquí que hemos normalizado lo que no es natural. Lo natural es que el pizzaiolio, el camarero, el barista, el cheff, te pregunte si te ha gustado o no lo que has comido, si te ha agradado el local, si ha estado a tu gusto el servicio. Pero no, ahora, en la factura, se te pregunta cuanto quieres dejar de propina, si nada, si un 5 % o si un 10%.

Y no es normal, porque uno va a comer, no a dejar propina ni a explicar el porqué no la deja.

No dejo propina por la simple consideración que el empleado ha de llegar a un acuerdo con el gerente y saber lo que va a ganar al mes, sin necesidad de contar con el acople y complemento de unos dineros extras que no vienen de parte del empleador, sino del cliente, y esa no es la finalidad de la empresa, sino pagar por los servicios que presta la persona contratada.

Ahora, por lo que parece, resulta que como se paga con tarjeta se ha mermado el entrante de las propinas, y ya te ponen en la factura un casillero, y qué porcentaje quieres dejar.