La pintura al servicio de la tortura en las chekas de Barcelona. (II)

Comenté no hace mucho tiempo, en el bloc de Sergio Munari,   una entrada sobre el uso de la pintura  como instrumento de tortura en las chekas de Barcelona; dije allí que volvería a colgar la entrada, a pesar del poco tiempo trascurrido (cuatro años) desde que la dejé insertada. Luego entonces, esta es una entrada repetida, pero con nuevos documentos, los del libro de R.L. Chacón y las declaraciones de boca del diseñador de las checas, Laurentic, sobre el uso de los colores como método de tortura de los detenidos.

Hoy, a finales de abril del 2023 ha llegado a mis manos el libro  titulado Por qué hice las Chekas de Barcelona, y cuyo protagonista es  Laurentic, el director de construcción de dichas salas de tortura, en concreto la de la calle Vallmajor. El autor del libro es R. L. Chacón, quien fue abogado defensor en la vista contra el consejo de guerra al que fue sometido  Laurentic.

 Vuelvo entonces a insertar la entrada, pero esta vez con un capítulo de dicho libro, impreso en 1939, al final de la guerra in-civil. 

 En las declaraciones, el acusado, (Laurentic), explica, entre otras cosas, el porqué del uso de los colores como método de tortura y la sensación que causaba a cada prisionero la visión de un cromatismo u otro. (1)

El libro he podido conseguirlo del fondo de la Biblioteca de El Prat. No se deja en préstamo, sino a modo de consulta. Forma parte de la colección privada que donó este abogado a la Biblioteca.

(1)

Esta es la entrada que se insertó hace aproximadamente cuatro años:

El 23 de octubre de 1940, el Reichsführer de las SS, Heinrich Himmler, aterrizó en Barcelona. Su interés era comprobar la robustez de la red de espías, funcionarios y policías alemanes que propagaban los ideales del nazismo, amén de la posibilidad de encontrar un preciado objeto. 

La población germana en Cataluña en esos momentos, superaba las 20.000 personas. Uno de los puntos de encuentros de los nazis era el hotel Ritz, pero hubo otros, como el restaurante Otto.

Lo primero que hizo Himmler al llegar a Barcelona fue ir directamente a Montserrat y acusar a los benedictinos de esconder el Grial.

Mención aparte merece su entrevista con el alcalde, don Miguel Mateu, hombre para nada sospechoso de colaborar con los nazis.

La segunda visita que hizo a Barcelona fue acompañado por Luis Orgaz, capitán general de Catalunya ¿ a donde ?…a la cheka de la calle Vallmajor; queda constancia por la foto que les dejo. 

Himmler, había sido el impulsor de la Ahnenerbe, o oficina del ocultismo. Esta oficina se gastó millones de marcos, desde 1936, en proyectos de investigación con el fin de hallar elementos históricos que avalaran la supremacía de la raza aria. Obsesionado con cuestiones esotéricas y mitológicas, iba en busca del Santo Grial, ya que según sus teorías, le darían un poder sobrenatural. Himmler estaba seducido por la leyenda de Parcifal y, según esta, podía estar escondido en Montsalvat. 

El benedictino  Andreu Ripoll, que dominaba la lengua alemana, lo atendió.

Hay un libro muy interesante, Le mystère Otto Rahn: le Graal et Monsegur, de C. Barnadac,  explica este hecho.

En cuanto a esta visita, les explico de manera escueta. Cuando Himmler visitó la cheka, se quedó tan pasmado del sistema de eliminación de los reos (acabar con los restos de los prisioneros en los hornos que tenían instalado en las cocinas del convento, para así no dejar rastro de ellos), que se llevó la idea para después utilizarla contra los judíos en la llamada "solución final".

Y ahora con referencia a la pintura en general y a esta entrada en particular:   el cuadro que está colgado en la cheka de la calle Vallmajor no pertenece a un tablero de ajedrez, ni tampoco lo quiere imitar, tampoco está allí para solaz de las víctimas, no. El cuadro y su composición es pura y simplemente una cuestión psicológica.

En las chekas solían haber copias de cuadros de Kandisky y de Josef Albers; el que les presento y que fue captado por el fotógrafo, se titula  Homenaje al cuadrado y pertenece a una serie de pinturas sobre el mismo tema que realizó Josef Albers.

Estaba demostrado, según teorías de psicólogos alemanes, que los sentidos de los prisioneros se trastornaban si los tenían presentes delate de la vista durante interminables jornadas. A esta tortura se le denominó Métodos Psicotécnicos, y estaban destinados a hacer hablar a quienes permanecían allí detenidos.

 

Consistía en la decoración de la cheka con unos dibujos geométricos que conseguían marear y obsesionar visualmente al recluso. 

El parecido de los dibujos con ciertas obras de la Bauhaus, especialmente con algunas de Kandinsky de la década de 1920 (Tres sonoridades amarillas, de l926) o con las de otros pintores abstractos, como Moholy Nagy o Johannes Itten, es sorprendente.

Lo curioso del método, lo malvado, fué el experimento que se hizo con los prisioneros de las "chekas", adentrándose deliberadamente en las regiones inexploradas del inconsciente humano.

Añadir una anécdota que no es muy sabida sobre  el planteamiento de Kandinsky y la combinación de dibujos y colores, este fue de mera casualidad, descubrió las posibilidades de la abstracción al comprobar casualmente el interés plástico de una propia obra vista de costado en el caballete. Le gustó tanto que parece ser que se hizo manifiesto que la objetividad de la obra, en vez de acrecentar la belleza, la perjudicaba.

Himmler, segundo a la derecha; al fondo el cuadro de Josef Albers Homenaje al cuadrado, pende de la pared.

Homenaje al cuadrado (Josef Albers)

Otra habitación de la checa de la calle Vallmajor con un cuadro de Josef Albers colgado en la pared, a su lado, dibujos que nos recuerdan a los de Moholy Nagy.

Estudio del Homenaje al cuadrado

Idem

Moholy Nagy (Suprematismo)

Interesante entrada en La Vanguardia (La Contra) sobre los colores.