En ocasiones hay comentarios que son aclaratorios y bellos en su conjunto. Es cuando me doy cuenta de que no se escribir, y que tanteo las letras, pero no las coloco en la debida forma.
Les dejo un comentario que Francesc Cornado puso en Escritores Recónditos en la última entrada, la que pertenece a Maite Muns. y que por su calidad, creo merece una reseña.
Matèria congènita i Tot lament és fang son dos libros que se presentan juntos en un estuche. Al ver este estuche pienso enseguida en un mundo de dualidades, en las realidades que se presentan de dos en dos: el pan y la sal, el bien y el mal, la uña y la carne, la sed y el hambre, los pobres y los ricos, los amigos y los enemigos; pero también la razón y la emoción.
Al leer los dos títulos, Matèria congènita i Tot lament és fang todo parece confirmarse. Matèria congènita me reporta a conceptos mesurables, tangibles, biológicos: coses concretes. En cambio, Tot lament és fang, arranca de entrada, en algo intangible: el lamento. Algo que nace en el espíritu, que no podemos medir y que puede ser tan grande como la maldad de una Erina o tan contenido como el amor carnal de un anacoreta.
Aunque el lamento se torne barro (fang), no no deja de ser una realidad extra-física, que la poeta transmuta en materia térrea, una materia que no es congénita, sino mineral y geológica.
Por un momento, viendo el título de los dos libros pensé que me iba a encontrar con una visión clásica y en el otro libro una introspección romántica. Otra dualidad poesía clásica-poesía romántica. Pero no, no, la cosa es mucho más rica y compleja. Nos encontramos con unos poemas que transitan constantemente de una mirada sobre la realidad hasta la emoción palpable. Esta alternancia la encontramos en uno y en otro libro, siempre combinado, enriqueciendo las visiones de la realidad con la fuerza de la metáfora y las emociones planteadas como una sustancia del tiempo y del espacio.
Recuerdo las palabras de Safo:
“Apenas te veo así un instante, me quedo sin voz. Se me traba la lengua. Un fuego penetrante fluye por debajo de mi piel. No ven nada mis ojos y empiezan a zumbarme los oídos. Me cae a raudales el sudor. Tiembla mi cuerpo entero. Me vuelvo más verde que la hierba. Quedo desfallecida y es todo mi aspecto el de una muerta...”
La poeta griega se expresa directamente sin intermediación: la piel que quema, el sudor que cae… Todo es palpable.
En los poemas de Maite Muns encontramos también el pálpito de la realidad y de este pálpito nace el verso.
La poeta navega rumbo a un romanticismo tangible que me recuerda algunos versos de Alfonsina Storni o de Catalina Coronado o incluso de una Elizabeth Barret enamorada. Pero por el rio donde navega se refleja una constante psicológica, quizás nocturna, pero no con la nocturnidad de los Himnos de la Noche de Novalis sino más bien una reflexión callada a la manera de Silvia Plath.
En este tránsito que va desde la constatación de la realidad más o menos mesurable hasta la intimidad, Maite Muns demuestra una magnífica valentía. Esta cualidad es la que más aprecio de su poesía.
No en balde, siempre exigimos que el mundo que nos rodea y nuestras relaciones sociales sea presididas por la razón y pedimos a los poderes públicos que sean racionales, pero nosotros, en “lo más profundo de la misericordia de nuestro corazón”, queremos la emoción y nos comportamos emocionalmente delante del amor y la belleza.
Francesc Cornadó
Al leer los dos títulos, Matèria congènita i Tot lament és fang todo parece confirmarse. Matèria congènita me reporta a conceptos mesurables, tangibles, biológicos: coses concretes. En cambio, Tot lament és fang, arranca de entrada, en algo intangible: el lamento. Algo que nace en el espíritu, que no podemos medir y que puede ser tan grande como la maldad de una Erina o tan contenido como el amor carnal de un anacoreta.
Aunque el lamento se torne barro (fang), no no deja de ser una realidad extra-física, que la poeta transmuta en materia térrea, una materia que no es congénita, sino mineral y geológica.
Por un momento, viendo el título de los dos libros pensé que me iba a encontrar con una visión clásica y en el otro libro una introspección romántica. Otra dualidad poesía clásica-poesía romántica. Pero no, no, la cosa es mucho más rica y compleja. Nos encontramos con unos poemas que transitan constantemente de una mirada sobre la realidad hasta la emoción palpable. Esta alternancia la encontramos en uno y en otro libro, siempre combinado, enriqueciendo las visiones de la realidad con la fuerza de la metáfora y las emociones planteadas como una sustancia del tiempo y del espacio.
Recuerdo las palabras de Safo:
“Apenas te veo así un instante, me quedo sin voz. Se me traba la lengua. Un fuego penetrante fluye por debajo de mi piel. No ven nada mis ojos y empiezan a zumbarme los oídos. Me cae a raudales el sudor. Tiembla mi cuerpo entero. Me vuelvo más verde que la hierba. Quedo desfallecida y es todo mi aspecto el de una muerta...”
La poeta griega se expresa directamente sin intermediación: la piel que quema, el sudor que cae… Todo es palpable.
En los poemas de Maite Muns encontramos también el pálpito de la realidad y de este pálpito nace el verso.
La poeta navega rumbo a un romanticismo tangible que me recuerda algunos versos de Alfonsina Storni o de Catalina Coronado o incluso de una Elizabeth Barret enamorada. Pero por el rio donde navega se refleja una constante psicológica, quizás nocturna, pero no con la nocturnidad de los Himnos de la Noche de Novalis sino más bien una reflexión callada a la manera de Silvia Plath.
En este tránsito que va desde la constatación de la realidad más o menos mesurable hasta la intimidad, Maite Muns demuestra una magnífica valentía. Esta cualidad es la que más aprecio de su poesía.
No en balde, siempre exigimos que el mundo que nos rodea y nuestras relaciones sociales sea presididas por la razón y pedimos a los poderes públicos que sean racionales, pero nosotros, en “lo más profundo de la misericordia de nuestro corazón”, queremos la emoción y nos comportamos emocionalmente delante del amor y la belleza.
Francesc Cornadó
Emocional y racionalmenye creo q la descripcion que ha hecho Francesc Cornadó de los dos libros de Maite Muns y la dualidad entre la que se desarrolla y mueve su poesía da unas ganas inmensas de leerlo, en hora buena a ambos por vuestras letras , a ti, mi querido Miquel gracias por mostrárnoslas.
ResponderEliminarUn abrazo muy muy grande !
Miquel, n'hi ha que son 'erudits', pocs però en queda algún que com en Francesc té la capacitat d'escriure allò que nosaltres podem intuir o pensar però que som incapaços de traslladar a negre sobre blanc, i ell ho fa amb absoluta naturalitat.
ResponderEliminarSalut
Si MARÍA, si. Yo jamás podría describir con tanta precisión y tanta ternura. Te invita a leerlo, tal como dices.
ResponderEliminarUna alegría inmensa de tenerte cerca, MARÍA, porque al fin y al cabo, estamos frente por frente de la pantalla.
Besos.
I és aquesta de la sort que t'he parlat en més d'una ocasió, FRANCESC PUIGCARBÓ. Ni és necessari que pensem similar, ni que tinguem les mateixes afinitats, ni que tan si més no concretem en els mateixos gustos, és la manera, la forma i el modo de les persones, les que et fan omplir de satisfacció i fer-te veure que no estàs equivocat mantenint una relació i fent-la cada vegada més estreta.
Una abraçada molt, molt forta.
Salut. Sempre tinguis salut.
Una estupenda reseña.
ResponderEliminarAbrazos.
Creo que lo tiene todo, CAYETANO GEA.
ResponderEliminarGracias por estar.
Salut
El del busto, en plan filósofo griego, es clavadito a Francesc.
ResponderEliminarJejeje...
ResponderEliminarAcertó ..amigo...Acertó
Un abrazote
Gracias Miquel.
ResponderEliminarQuiero destacar que el estuche y los libros han sido publicados por SD Edicions, es un magnífico ejemplo de buen diseño de María Luisa Samaranch.
Abrazos
Francesc Cornadó
Sí, Cayetano, este busto me lo hicieron hace muchos años sin que yo lo pidiera. Está realizado en gres cocido, cuando estaba en el proceso de secado, antes de meterlo en el horno, se cayó al suelo y se deformó totalmente, lo rehízo otro escultor y después pasó al horno donde quedó terminado, de manera que es obra de dos escultores.
ResponderEliminarAbrazos
Francesc Cornadó
És extraordinari el Cornadó, és l'arquitectura en lletres: racionalitat com a sinònim d'intel·ligència i sensibilitat en la mesura exacte, el resultat és el que veiem, la bellesa atemporal i per això sempre resulta INSPIRADOR. L'admiro.
ResponderEliminarYa está todo aclarado.
ResponderEliminarUn beso grande a todos.
Salut
Salut GEMMA.
ResponderEliminarUna abraçada
Igualment Miquel però m,agradaria per deixar les coses clares dir-te que he llegit el teu llibre i que m,ha agradat molt com poses les paraules i com dius el que sents. Hi ha frases que les he copiat per no oblidar-les frases que m,han emocionat per profundes i tendres, no entenc que diguis que el cornado es mes tendre que tu escrivint. Sou diferents i expreseu diferent els sentiments però el teu llibre traspassa la pell. No cal ser escriptor ni erudit per escriu-re el que cal és transmetre i no avorrir que això és lo difícil quant escrius un llibre. El teu és curt pero mes val curt que ple de palla. Curt però intens retrates el poder de l,adolescència la tendresa del primer amor i la seva incertesa certa.. molt bonic.
ResponderEliminarLes comparacions són odioses la tendresa té moltes maneres de surar cada persona ho fa a la seva manera. Entre nosaltres hi ha una persona que quasi bé mai treu la tendresa a fora i es la que em te més expectant saps per què perque quant ho faci ens deixarà amb la boca oberta.
Una abraçada.
Mira que m,allargo, que em descuidava de dir-te que he trobat a faltar algún fragment dels poemes de la recòndita d,ahir. Una mostra per petita que sigui es d,agraïr sempre.
ResponderEliminarGracies GEMMA. Moltes gracies. Tots sóm diferents, i a la vagada com humans, iguals.
ResponderEliminarM´agrada com escriu el Cornadó, simplement era aixó.
I et donc la raó amb respecte a la persona que et porta expectant.
veurem ¡.
Un petonas i gracies altra vagada.
salut
OK, GEMMA, portas raó. Prenem nota.
ResponderEliminarGracies ¡