CAPITULO IV
Los días no
siempre amanecían igual. El viento no era más que un
fabricador de problemas. El sol, la sombra, la lluvia, e incluso las
nubes bajas , no eran tan agobiadoras como el viento. El viento
presentaba dilemas que otros elementos eran incapaces de determinar.
La uralita se conformó
como un invento sin parangón en la primera década del
60. Antes, todo era chapado de lata ondulado. Nada de que quejarse,
porque al final de cuentas prolongaba el decorado para no ir al
colegio.
Cuanto más
grandes las gotas, mayor ruido en el tejado. Mayor temor.
Las gotas grandes, las
gordas, las que no eran más que globos de romper con la
tierra, te daban idea de lo larga y cruenta de la nube. Si el cielo
estaba de turbante gris y el viento soplaba hacia el centro, de buena
cuenta te podías quedar en casa; si por el contrario soplaba
de tierra y se iba hacia el Levante, el signo era pasajero.
Todos los niños
eramos presagiadores por intuición negativa. Lo interesante
era saber la forma y la prolongación de la nube.
No era el colegio el
sitio adecuado por nuestra forma de ser. Pero era un imponderable.
Había que pronosticar. Y a mayor acierto, mayor conjunción
de admiradores.
Por mí parte
solía acertar.
Mí madre tenía
una peculiar forma de alcanzar la verdad temporal. La vivida y la
del porvenir inmediato. Desgraciadamente no solía fallar.
Basándome en sus predicciones (su tono de voz, su manera de
caminar, la curvatura de enhebrar la aguja, la sonrisa aguada ...)
hacían que, según sus palabras, supieras si en la
semana que te encontrabas, los gorriones se iban a quedar a comer de
los restos, o si los encerrados íbamos a ser nosotros.
Por nosotros ( mí
padre y yo ), poco que decir. Solo dejar que hablara.
Mí padre cuando
venía convexo era persona de dialogar. Pero ni mí madre
ni yo eramos capaces de llevar la conversación a buen término.
A mí padre le
gustaban dos cosas, a saber : el líquido con grados y el vino
aunque fuera sin. A mí madre solo una : que mí padre no
se tropezara con lo primero.
De todos los problemas,
como ya he mentado, el causante más temido era el viento. Ni
el frío, ni el calor, ni la lluvia (que si los comportaba).
El viento.
Las chabolas no eran
más que planchas de chapas unidas de por si. Unas a otras. Sin
más. No habían bastidores, ni profundidad base; ni
existían fundamentos, ni paredes maestras. Solo eran láminas conjuntando un espacio, uniéndose unas a otras; y a cuanto más
delgada, menor soporte, y en consecuencia, más flaco el techo.
Y a cuanto más flaco techo techo, más fácil de
volar.
El remedio era poner
piedras del tamaño de un cubo encima del tejado.
Así, nacieron
formas arquitectónicas diversas. A Edelmiro, el “ del
huerto de la bomba “; se le dio por poner macetas, de
tal manera que, desde lejos, y al divisarse por la carretera, su
casa parecía más un huerto que un techado. A Edelmiro
no se podía ir con ostias. Se quedó manco de la izquierda con
una bomba de mano italiana; al parecer, cuando recogía chatarra ayudando a
sus padres.
Las bombas italianas eran
de mal presagio. Años después, por el hijo del
chatarrero de la calle Aurora tocando Carretas, me enteré de que la que le
había sustraído el brazo, era una de las llamadas
“Oto”.
Las “Oto”, eran
atractivas; ovaladas, pintadas de rojo en su parte inferior y con una
espoleta en forma de cuerda de carraca, hacían que los chiquillos de
nuestra edad , al tirar de ella, se quedaran sin dedos en el mejor de
los casos.
Pata Palo me lo advirtió
con mucho tiempo de antelación. Estaba bragado en ese tramo, y
a él no se le podía ir con bromas. Su nombre no le
había venido por una circunstancia inusual, sino por una
experiencia similar. Tuvo la fortuna de que le tocara de refilón
(de lleno era mortal), y aunque nunca caminó con claridad, se
podía dar el lujo de ponerse a correr con los de su edad, que
eran los míos, y jamás quedaba el último.
Mí madre solía
tener los ojos rojos. Yo lo achacaba a la lumbre (es lo que decían
los del lugar). Las lámparas de petroleo no eran el mejor
método para coser.
Mí padre solía
tener las manos largas. (Es lo que decían los del lugar). Las
lámparas de petroleo, en este caso, no tenían nada que
ver.
La primera y única
vez que fui al cine, lo hice con mí padre y mí madre. Se llamaba Rex. Al otro lado de la Gran Vía, muy pasado el Paral
lel, cerca de la Plaza España . Hubimos de caminar desde
Montjuich lo indecible. Pero aquella fue una excursión
inolvidable. Fue de las pocas veces que me encontré protegido.
Nadie sabe la seguridad
que da a un niño el estar cogido entre dos manos, y que las
dos estén pendientes de uno.
Pero uno lo entiende a
medida que ha pasado el tiempo y lo encuentra a faltar (me refiero al tiempo y los padres) .
Fue aquella vez en la que empecé a comprender que cuando se está a gusto, el ser humano se olvida de quien no tiene nada.
Fue aquella vez en la que empecé a comprender que cuando se está a gusto, el ser humano se olvida de quien no tiene nada.
Se borraron de mi mente
el Grabao, Pata Palo, Mochuelo e incluso ( y eso si que era difícil,
Azucena).
¡ Estaba con mí
padre y mí madre ¡.
Fue una circunstancia
jamás se me volvería a presentar.
Jamás.
"Fue aquella vez en la que empecé a comprender que cuando se está a gusto, el ser humano se olvida de quien no tiene nada."
ResponderEliminarÉs cert, a aquestes vivències ja et vaig dir que els hi hauries de donar forma, sigui de bloc o de novel·la.
Salut
Soy tu fan nº1. El día que publiques tu novela y firmes libros seré la primera de la cola.
ResponderEliminarQué infancia más difícil y que valor tienes de ordenar tus pensamientos y sentimientos dándole nombre.
Un petó Miquel i bona setmana!
FRANCESC : L´intento. Vaig formatejant lentamet el disc de la memoria . salut
ResponderEliminarNEUS : Ni más , ni menos que como todos los de mí generación en aquellas circunstancias. Lo que pasa es que todo se llevaba mas escondido , y además las miserias no se explicaban (como hoy día) a los cuatro vientos. Hay muchos personajes que bailan alrrededor, de mpmento intento centrarme en los que recuerdo con más claridad. Un abrazo. Solo es un boceto...Salut
Fue aquella vez en la que empecé a comprender que cuando se está a gusto, el ser humano se olvida de quien no tiene nada." Que gran frase, y cuanta razón. Razón es también lo que sucedia con los problemas de cada familia. Es cierto de que se llevaba mal escondido, porque en realidad muchos lo sabían, y a veces se distorsionaban las cosas a comodidad.
ResponderEliminarSalut.
Hola querido Miquel:
ResponderEliminarYa de vuelta, estoy todavía allí, me encuentro con estos maravillosos recuerdos tuyos, de verdad no se que decirte, son tan estremecedores que merecen, no un comentario, sino una gran conversación, eso pienso en este momento.
Hilvanas las palabras igual que tu madre hilvanaba el hilo para coserlo y dar forma a la pieza que estaba cosiendo, ya fuese un vestido o un pantalón, muchas miles de puntadas así se dice en costura, con una iluminación solo de una lámpara de petróleo, por eso los tenía rojos.
Un beso Miquel.
Y a NEUS, perdona la fan Nº 1, soy yo por antiguedad y por otras cosas, siento quitarte el puesto, pero yo hace tres largos años lo tengo en propiedad, un petó querida NEUS .
Veo que todos nos hemos quedado con la misma frase del texto.
ResponderEliminarExacto. Ésta ha de pasar a uno de esos libros de frases célebres. De las que perduran siempre.
ResponderEliminarMe fastidia el escribir dejando moralinas. Pero no puedo evitarlo. Todo me aprieta, todo. Y esta frase solo ha podido ser escrita detrás de lo que se enseña. ¡ A mí también me ha extrañado que saliera algo así de un boceto ¡. Y es, no me pregunten porqué, a donde mi cerebro han hechoe que hicieran llegar la frase.
ResponderEliminarUn baile., pero con final. Un Beso. Y salut
Con esa frase queda dicho lo que somos, mejor que mil tratados sobre la naturaleza humana. Necesitamos un lugar al sol, todos, lo que pasa es que algunos tienen el coraje y la sensibilidad de echar un vistazo a quienes están en la sombra y otros están convencidos de que nadie más cabe en ese trocito de cielo.
ResponderEliminarGracias, Miquel, ya ves que nos gusta leerte, recordar un tiempo y una manera de vivir que hoy nos parece remota y casi de ficción. Tiempos duros sobre los que se escribe la historia.
Un abrazo.
AMALTEA : Voy escribiendo más episodios. Cortos como estos. Pero todos reales. La imaginación se alarga hacia lo que la vida hizo corta. La realidad supera la ficción. Uno se bañaba a la semana en una palangana. Así de simple. Pero como yo...TODOS. Aquí no heroes: aqui hay personas de 60 años que se rien de los que ahora hablan de un futuro mejor y un bien inmejorable; mientras dialogan con los de su partido en un BlakPower XZV6 APLE, viajan en un A8 Audi; toman desiciones en una blac berry y se sustentan en una Visa oro pagado de sus impuestos. Que no. Que a estos no les dejo vivir como se lo piensan que es...¡ que la vida es otra cosa ¡...qué lo averigüen...salut
ResponderEliminarHa sido una delicia conocer este bello blog, salgo encantado de él. Seguro que volveré. un saludo
ResponderEliminarLa historia es una y las historias son muchas, por eso creo que enmarcarla en una ciudad y en un año está bien, extrapolarla a hoy es posible siempre que sea eso, una extrapolación, no una traslación simple a todos los que pasan por la calle. Sigo pensando que el IGUAL MAS MENOS es válido que vendría a ser un condicional, IGUAL si tienes MAS tienes MENOS, me estoy acordando de una frase que dice que la incultura es muy cara, igual los de las tarjetas rutilantes deben pagar mucho mas para divertirse menos. Saludos
ResponderEliminarSolo puedo decirte y es mucho Salut Miquel Salut.
ResponderEliminarsalut!
ResponderEliminarSalut CAROZO...LAMARËE, MTRINIDAD, JAIME...BRUNO..Salut, gracias por estar..
ResponderEliminarHola Miquel, como lectora empedernida que soy, no dejo de aplaudir tu relato ya que has sabido plasmar esos sentimientos que muchos tenemos pero no sabemos expresar con tanta locuacidad bien hilvanada. Mi más sincera felicitación por esa faceta tuya que desconocía y por supuesto, quedo a la espera del siguiente relato….
ResponderEliminarHe disfrutado con su lectura ¡ánimo!
Un cordial saludo
CANELA : Poco a poco iremos recordando los años 60...La semana que viene se nos presenta la tele en la chabola...Curioso...curioso...salut
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