El
invierno del sesenta y dos fue duro.
El
frío nos acorraló, y la nevera de hielo solo se utilizó
como pequeño armario para acondicionar las provisiones
diarias.
En las
barracas, el aire helado resultaba insoportable, y aunque estaban
abrazadas unas a otras, las chapas onduladas del techo hacían
fácil que el viento se colara por entre los canalones, por lo
que nos veíamos obligados a rellenarlos de papel de diario.
Eso impedía que los pájaros pudieran cobijarse en su
abrigo.
O los
pájaros, o nosotros.
Por la noche, solíamos calentar en la lumbre de la cocina de petróleo, un ladrillo. Cuando estaba caliente se envolvía en papel de periódico, y las noticias dormían en tus pies.
Por la noche, solíamos calentar en la lumbre de la cocina de petróleo, un ladrillo. Cuando estaba caliente se envolvía en papel de periódico, y las noticias dormían en tus pies.
Mí
madre cada vez veía menos; el petroleo alumbraba poco y los
dineros escaseaban más.
La
Barcelona de aquellas fechas era una ciudad empapelada de “hace
falta aprendiz”. No había industria que se preciara, que
no tuviera el correspondiente papel colgado de la persiana visible
desde el exterior del portal.
Para ser
aprendiz no se exigía en demasía. A partir de los 14
años cumplidos podías empezar a trabajar, pero por si
de aquellas no cumplías la edad, con menos y con el permiso
paterno, el acta de nacimiento y una revisión médica
(el Tríptico ); con esos requisitos, ya podías entrar
en la vida de los adultos.
Consultado
con mí madre y, sin darle más importancia que la justa
, asintió.
Firmó
por duplicado. Por ella misma y por Antonio, que así
empezamos, casi sin darnos cuenta, a nombrar a aquella persona que
compartió su vida durante casi trece años conmigo.
La verdad
de una persona comienza por lo que oculta. Y empecé a fabricar
mis verdades.
No era lo
mismo ser chabolista de Montjuich que vivir en el Raval, como no lo
era ser hijo de soltera que haber tenido un padre muerto en el
frente, defendiendo la bandera de quien fuera mí interlocutor.
Pasé
de un padre desaparecido en la campaña de Rusia, al hijo hijo
de un fusilado anarquista en el Alto Aragón. En más
de una ocasión, las fechas se descuadraban vertiginosamente,
pero siempre salía bien parado. En menos de tres meses pasé
de ir a buscar agua a la fuente con el botijo, a ser ayudante de un
oficial de primera llamado Galindo, maquinista de una impresora
plana, y con ello, el complemento de sueldo que acarreaba.
Hablar
poco ayudaba más que explicar mucho, máxime cuando la
historia tenía que ser inventada casi cotidianamente.
Mí
madre decía que quien sabía poco y quien sabía
mucho sabían callar, pero el que estaba instruido a medias no
podía evitar hablar.
El Sr
Miquel era el dueño de la imprenta (amo, se le llamaba),
palabra que tampoco entendí con claridad que significaba y,
que con el tiempo, empecé a comprender todo el entramado que
escondía detrás.
La imprenta
estaba situada en el Eixample derecho.
Jamás
supe si era persona educada o controladora; cada mañana a las
ocho menos diez, de pie y en la entrada de la puerta del taller,
saludaba con un apretón de manos a todas y cada una de las
casi sesenta personas que trabajábamos allí.
Doscientas
sesenta y dos pesetas con vente céntimos a la semana.
Cuarenta y ocho horas; partidas de los lunes a los viernes, y
seguidas las del sábado.
Y se
cambió la miseria por la pobreza.
En la
calle Hospital, y de la mano de mí madre, me probé
unos tejanos largos. Supe que jamás volvería a utilizar
los pantalones cortos.
Un
domingo tempranero nos relegó a lo que nosotros ya pensábamos,
la última reunión de los cinco. No fue más que
un encuentro, pero fue especial. Lejos del Noche y Día y del
Can Valero Petit, decidimos juntarnos en la bocana del Mercado del
Carmen, frente Aduanas.
Tuvimos
tiempo. Nos sobró para no hacer nada.
Todos,
con excepción de Pata Palo, comprendimos que el camino a un
horario de taller era lo mínimo que nos esperaba.
Pata
Palo hacía tiempo que trabajaba a su manera, ayudando a sus
padres, pero él era el dueño de su horario, y en su
vida anárquica iba consagrada su existencia básica.
Todo a lo mínimo.
Aquellas
cuatro cañas, más la Pepsi y las “bravas”,
sellaron una relación que perduró más allá
de la memoria, pero que en aquel momento no llegamos a comprender.
Desde
entonces, no hemos vuelto a sacarnos los piojos para colocarlos entre
los dos pulgares y hacerlos estallar. Y dejamos de cantar las tablas
de multiplicar al unisono. Y olvidamos la diana de acertar,
apuntando con el canuto del Bic al compañero de delante
para hacer diana detrás de la oreja con bolas de papel
mascado.
Y lo que
fue peor, se me apropió el tiempo de mí tiempo, para
poder ver seguir viendo el plisado de la falda de Azucena, que
quizás, y porque era intuitiva, sabía de sobras que
nuestros encuentros serían cada vez más cortos.
El
viernes me despedí de la clase. La Sra Amelia, la maestra, lo
comprendió sin objeciones, porque tampoco era lo anormal.
Aquel
trazado de tierra que arrancaba desde la parroquia de San Salvador,
siempre en pendiente, y por el que pasearlo se hacía en tres
minutos, se hizo el trayecto más largo de mí vida.
La
semana entrante sería ya, el principio de un estado diferente.
Miquel, se me ha encogido el alma,estoy llorando y me da mucha pena leer tu infancia, pensando como un hombre y eras un niño.
ResponderEliminarTienes todo el derecho a crear tus verdades y mentiras, esa es la vida de cada cuál , y cada uno la lleva a su manera...
No me salen las palabras, de verdad que lo siento.
Eres un gran hombre Sr.Miquel, y puedes estar orgulloso de tu vida y de como la has afrontado, cuando hace tres años, en noviembre del 2009, llegué a tu blog, me encantó desde el principio, luego cuando me diste tantos ánimos, y buenos consejos, que yo hacía, o no caso de ellos, hasta el día de hoy, solamente te digo una cosa, amigo virtual.
Muchas gracias y no cambies nunca.
"O los pájaros, o nosotros".
ResponderEliminarTant senzill i tant difícil...
"Y se cambió la miseria por la pobreza." - Una gran veritat.
ResponderEliminarels de la última foto sou vosaltres?
Creo que muchas de esas historias nuestras -de los de sesenta y más- deberían leerse en los institutos y escuelas ya que a veces parece que siempre 'haguem menjat en cullera de plata', como decía mi madre.
ResponderEliminarQuizá todo aquello explica la repelente mentalidad de nuevos ricos consumistas que se ha extendido como una mancha de aceite por encima de nuestra mediocridad actual.
Un libro sobre la guerra civil en las pobres tierras del Ebro, en qué se narran los hechos de la Fatarella se llama así, precisamente 'Misèria contra pobresa'. Lo peor es cuando lo mísero se enfrenta a lo pobre y los ricos se rien.
ResponderEliminarMTRINIDAD : es una historia de miles de personas...Can Tunis, Somorrostro, Jacinto Alegre, La Cadena, La Perona...Cuando leo a Marsé , me acuerdo...y cuando leo a Candel también...Una abraçada forta ¡¡¡ Salut
ResponderEliminarGALDERICH : potser les frases curtes són mes contundents .Es diu molt en poc espai..Salut
FRANCESC : un pequeño giro que hace mucho leí a G Morán, lo decía de otra manera, y yo me he aprovechado de algo que me llegó y no sabía como explicarlo, esa es la verdad...Un abrazo...Ahhh ¡¡¡ No no es nostra, la vaig treure d'un programa de barraques de tv3..i quan van posar les de Montjuich, amb la camara en blanc i negre li vaig fer un foto a la tele...em passo el mateix que amb el del funicular, però com estava en moviment ha sortit moguda . Salut
JÚLIA : ¡¡¡ cómo me acuerdo de la iglesia de Sant Salvador, en la subida de Poble Sec...¡¡¡ estoy más que seguro que te acuerdas de aquellas que habían en la subida de las escaleras , pasando el campo de la Sataglia (Poble Sec) y que daban al segundo tramo del funicular, el cortito...del cual no tengo ninguna foto y por lo que parece nadie se acuerda del segundo funicular, el que estaba al otro lado de la carretera y llevaba al parque de atracciones ¡¡¡ Salut
que tiempos aquellos! mi abuelo era republicano y decían que había muerto, hasta que apareció en casa cuando murió Franco y me dijeron, mira, tu abuelo a vuelto. Yo tenía nueve años...
ResponderEliminarPués si ARIS...tiempos de patatas en los calcetines ¡¡¡¡ Salut
ResponderEliminarMe imgino que nacerias desnudo, para lo cual es mejor nacer en Barcelona que en Burgos, jejejeje.
ResponderEliminarEn serio, me ha gustado mucho y me recuerda cosas que me contaba mi padre, su primera bici comprada a plazos con la nomina de instalador y algunas cosas más... muy bueno
En la parròquia de Sant Salvador pasé mi primera juventud, me acuerdo bastante de todo, relativo al funicular y su segundo tramo, este libro es interesante, su autor tiene un blog sobre transportes y vino al barrio a hablar del tema:
ResponderEliminarhttp://www.vienaeditorial.com/mostrarllibre.asp?ididioma=2&idllibre=796
En el libro, al menos hasta hace poco, se incluía un 'vale' para el teleférico, con lo cual salía barato.
TEMUJIN ; si ostras, es que Burgos es de clima frio...pero seco ( que esa es otra )por cierto, es la séptima parte y, yo que soy anarco en todo, no te puedo decir como encontrar las otras seís ..jajaja ...(que día llevo)...malo de verdad...pero malo...Un abrazo al Papamoscas..salut
ResponderEliminarJÚLIA : Gracias, me lo copio ¡¡¡.. y te explico : y voy, y abro el correo...y tararí..una carta de la Sr nieta de Perpiñá ( tu amiga)...y con fotos, datos, fechas y firmas de las facturas que el Sr....DOMENECH i MUNTANER le pagaba por sus trabajos......por lo que me veo obligado ha hacer un vuelo por Barcelona con el teleobjetivo de la cámara lista ( si porque a mí me gusta la pequeña y manejable) y poner al día a una persona artista y casi ..casi desconocido...Cuando pongamos en una entrada, o en dos, la valía de este señor...será inenarrable. Gracias por habérmela presentado ( a su bisnieta)...Me ilusiona...Me gusta Barcelona y lo que hay de escondido ...Un beso grande...gracias ¡¡¡¡
me acongojó, me conviertió en más amigo tuyo
ResponderEliminarun abrazo
jejejejejeje.........el viejo amigo miquel intentando enternecernos......................joder y lo peor es que lo consigue,un abrazo amigo
ResponderEliminarUff OMAR.... Eso es lo que pasamos todos de una forma u otra hace 45 años...y lo que es mejor, como no conocíamos otra cosa, no lo deseabamos...salut
ResponderEliminarjejeje PERICO : Mí pequeño...como en todo, solo se adereza con un pelín de sal...un abrazo..te me cuidas..salut
Miguel, te mando un email sobre el tema y sobre una demanda sin compromiso ninguno, me encanta que investigues sobre esos talleres.
ResponderEliminarAquí tienes el blog del autor del libro de los funiculares, es un chico muy amable, vino a dar una charla a la biblio:
ResponderEliminarhttp://eltranvia48.blogspot.com.es/
Ok gracies JÜLIA ¡
ResponderEliminarGràcies per aquest viatge en el temps, mestre. Una abraçada
ResponderEliminarSalut CETINA ¡
ResponderEliminarCom la resta de de "fragmentos" impresionant.
ResponderEliminarUn petó molt gran.