V
Solo Pata
Palo llevaba los pantalones largos. Ni El Grabao, ni el Mochuelo, ni
yo, atisbamos la esperanza de llevarlos cumplidos los 10 años.
Pata Palo
era un caso especial. Los dibujos que las esquirlas de la “Oto”
le habían dejado en su pierna le daban el derecho de
poseerlos.
En las
barracas no se hablaba de política. En realidad no se hablaba
en ningún lado, pero allí el miedo y la desesperanza
eran una baza a tener en cuenta. Miedo a que te desalojaran sin más.
No había papeles de propiedad del terreno. Y desesperanza de
que la policía se enterara y te llevara de paseo.
A los
barraquistas jamás les gustaron los uniformes. Representaban
la Ley, y la Ley solo estaba de parte de quien tenía dinero.
Solo en
una ocasión recuerdo de que la Ley se pusiera a mí
favor. El día del ojo morado.
El cerebro
de mí padre terminaba donde comenzaban sus manos, eso estaba
claro.
Un día
me retrasé más de lo previsto. La mala cara de mí
madre hizo de mí padre un nervio. Su nervio movió el
final de su cerebro y, con tan mala fortuna, que del bofetón
acabé con un ojo morado.
Aún
hoy no se quien le trasmitió la noticia; cuando doña
Amelia, la maestra, me preguntó ante el silencio de los demás
ocupantes del aula/tranvía el motivo del color del ojo, no se
creyó mí respuesta. Y eso a pesar de que mis mentiras
eran las mejores trabajadas en la clase.
Aquella
tarde y, justo a la hora de encender los candiles de petroleo,
picaron a la puerta de casa dos uniformados, grises se les llamaba,
preguntando por mí padre.
Mí
padre se solía afeitar entrada la noche. Decía que la
barba le crecía menos que si lo hacía por la mañana.
De la
conversación que mantuvieron los uniformados con mí
padre solo me enteré del final. Mí padre mantuvo
cuidado de no hablar en el portal, y salió al fondo del camino
de tierra, tocando al circuito, para hablar con ellos.
El
Mochuelo estaba en todo, y sobre todo si era oscuro (de ahí su
apodo); grabó con sus oídos pocas palabras, pero las
suficientes : “ Cuide de que su hijo no vuelva a tropezar nunca
más, o tropezaremos nosotros con usted “.
De
aquellas saqué tres ventajas, a saber : que mí padre
hasta el día que marchó de casa, ya no me levantara la
mano; que fuera respetado en la clase por no haberme chivado de mí
padre y, que mí madre cambiara el tono de voz de bronco a
menos grave.
Los
acontecimientos dentro de la miseria se miden por detalles. Lo fueron
que el Grabao ya no se opusiera a que caminara junto a su hermana,
Azucena; o que Pata Palo compartiera su secreto de la esquirla de
refilón en su pierna, y fue otro detalle que el Mochuelo me
invitara a su casa cuando lo de la televisión.
Los
padres del Mochuelo trajeron la primera televisión al poblado.
Una Kolster. Era una pantalla enfundada en una caja de madera. Sus
muchos botones daban la sensación de abarcar un sin fin de
cosas. Su antena eran dos varillas brillantes; daban la sensación
de aparato muy valioso.
Pero a
nosotros, solo nos importaba que funcionara. Por nosotros, el Grabao,
la Azucena, Pata Palo, el Mochuelo y yo, “el de la Pepita, de la
CNT ”.
La llegada
de aquel aparato cambió por completo el funcionamiento de la
comunidad. Las reuniones dejaron de hacerse en el Noche y Dia, el bar
del poblado. Y los carajillos menguaron.
La novedad
atrajo. Lo que empezó en un ímpetu, acabo en un
torbellino. Y aquel recodo pacífico empezó a
convertirse en multitudinario. Ni el Noche y Día, ni el Can
Valero Petit, ni los padres del Mochuelo acabaron con bien.
A los unos
les empezó a faltar clientela, y a los otros les comenzó
a sobrar personal.
Todo tiene
sus inconvenientes; no saber como atraer es tan complicado como no
saber como echar.
El
viento, la lluvia y el horario, hacían escasas las horas de
funcionamiento de aquella caja, y con el tiempo, los bares se
apresuraron a poseer uno de las mismas características a las
del padre del Mochuelo, lo cual alivió la tensión.
Doña
Amelia, la maestra, jugó un papel importante en nuestro
escenario. El Grabao y la Azucena eran los hijos de unos turolenses
llegados a la llamada del trabajo en Barcelona en la inmigración
del 57. Poco más.
Los padres
del Mochuelo, aún siendo del régimen (palabra que logré
descifrar muy a posterior), no se hacían con los ganadores (
palabra que tampoco pude descifrar en la época); y los
progenitores de Pata Palo, se dedicaban a la chatarra después
de haberlo perdido todo en la contienda.
Por mí
parte, mí madre pertenecía a lo indefinido, cosa que le
salvó de los dos bandos en más de una ocasión;
la miliciana anarquista era más nombrada por su mal carácter que por su pasado beligerante
Y todos,
eramos conocidos por todos, menos por nosotros mismos.
"Los acontecimientos dentro de la miseria se miden por detalles..." Usted sabe y tiene. Sabe describir y tiene el mejor guión que cualquier escritor quisiera inventar. Y queremos seguir leyendo. Salut y cojones.
ResponderEliminarMe encanta el sabor agridulce que me invade cuando leo tus relatos.Que lejos queda "todo aquello". Gracias por hacer que me encuentre con aquella niña que fui un dia.
ResponderEliminarUn cálido abrazo
Montse
el que costa mès en escriptura és crear una atmòsfera, i aquest relat la té, intensa, amena, melancòlicak trista.... l'he visualitzat del començament fins al final, i ara aquesta història em pertany una mica tambè.
ResponderEliminarsalut
Qué tiempos, deberías escribirlo y publicarlo en libro ni que fuese con microcrédito, eso queda lejos pero seguramente muchos niños de hoy escribirán cosas iguales o más dolorosas de nuestro presente, cosas que no vemos o no queremos ver.
ResponderEliminarMuy bien deacrito Miquel, leer tu historia me deja muda...
ResponderEliminarCARLOS, MONTSERRAT, FRANCESC, JÚLIA; MTRINIDAD..se que tot és una mica tristón, però les frases van sortint tal com va ser. Allò va ser curt però intens, i allí vaig aprendre més que després a la Universitat. Em va forjar com a persona, em va foguejar com a ésser humà i em manté alerta per si vénen mal donades, ja no seria la primera vegada Un petó a tots..i salut. Gràcies per ser hi aquí. Avui intentarem arreglar el costat dret del bloc, ja saben vostès que les dretes sempre fallen Salut.
ResponderEliminarDentro de la obscuridad reinante en los tiempos que nos tocó vivir, aun tuviste suerte de que tenías una profesora muy humana, y unos grises que no se parecían nada al Gravao, pero al Gravao de verdad, que seguro lo conocías.
ResponderEliminarGracias, Miquel.
Salut.
Ahora tengo un ratillo, para el desayuno y te vuelvo a comentar:
ResponderEliminarMiquel, puedes estar bien orgulloso de tí y de como has forjado tu vida y en la persona en la que te has convertido, simplemente adorable.
Un fuerte abrazo.
Miquel, si entres a la plantilla i la columna de l'esquerra - la del text - la fas una mica més estreta se't posarà bé la columna de la dreta.
ResponderEliminarsi no t'en surts m'ho dius que t'ho explicaré pas per pas
ResponderEliminarFamília: Més o menys ja ha quedat com el floripondio tecnológic ha dit que havia de quedar. Gràcies. Salut!
ResponderEliminarjejeje...Ayy señor..claro que lo conocía, JOSEP...salut
ResponderEliminarSalut Sr MORGAn...lo visitaré pero no le prometo estar ...Un saldo desde nuestra Barcelona
MTRINIDAD : Un abrazo....salut
FRANCESC : Ha vingut el nano...si aquesta juvent dels nassos...¡¡¡i m´ha dit que "li plascchia de cuesta forma " uummm......Va benne (he contestat....Gracies per la teva ajuda....ufff aixó del google em fica fet una furia ...Salut
Me gusta! muy bueno, y te lo diré: me tiene un toqué muy Marsé, (lo que, en mi opinión, es buenísimo).
ResponderEliminarFLOREAL.....(entre tu y yo)...me fundió Candel...y lo conocí en la de Casa Antunez...Él era escritor parco. Rápido y de frases que no daban pie al error...A mí manera (en aquella época las bibliotecas eran pocas y las ganas de saber las amortiguaba el hambre, me formé pensando en él. Era una referencia. Gracias por lo de Marsé...Ojalá...ojalá...Un beso y salut
ResponderEliminarTremendo Miquel, tremendo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Y completamente natural en aquel tiempo y aquellas circunstancias EMILIO. Salut
ResponderEliminarAtrapada en la primera línea, intentaré seguirte en mis escasos minutos libres. Me pareces un escritor increíble, igual que tu historia.
ResponderEliminarSalut!
Salut MONTSE ¡¡¡ es que la historia va saliendo sola...de verdad ¡
ResponderEliminarUnas fotos que por si mismas cuentan una historia. Y tu propia vida, como siempre,conmovedora.
ResponderEliminarComo la de muchos, AMALTEA ¡...como la de casi todos los de mí generación..salut
ResponderEliminarComo siempre, me ha encantado leer este nuevo episodio. Merci!
ResponderEliminarVeig que fas canvis al bloc...sempre estem en reformes :)
Salut NEUS....
ResponderEliminar