Simplemente espectacular:
Pero los fascistas, claro, siempre son los otros.
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La setmana passada vaig tornar a veure la pel·lícula, segueix tenien escenes fascinants.
ResponderEliminarSalut.
És que han passat cent anys, i continua fresca!!!
EliminarSalut
A mí no me gusta. Le reconozco, por supuesto, los valores cinematográficos en el contexto temporal, pero la entiendo como excesiva dentro del expresionismo de la época. La idea de una especie de mesías salvador de las clases obreras, era algo así como "sommiar truites" en una sociedad pre-nazi ( o ya sin el pre).
ResponderEliminarPara mí y desde un punto de vista fotográfico, no es una película en blanco y negro; es una película sin colores, que no es lo mismo.
Perdón: se me ha escapado una "m" en somiar
EliminarCuriosa esa visión de la que no me había percatado.
EliminarLa diferencia entre una película en blanco y negro y una película sin colores.
Me haces pensar.
Por otro lado, lo que me gusta de esta película es todo el decorado Decò, las líneas rectas, impolutas, los perfiles definidos, las sombras exactas, la nula barroquización en el montaje. Desde luego el B/N o, sin color (ya te digo que es una reflexión que no me he hecho nunca), acentúan, a mi modo de ver, ese tipo de arte.
Salut
Extraordinario, decó, tenebrista. Vi esta película hace mucho tiempo y me gustó, casi diría que films como este justifican la existencia del cine.
ResponderEliminarSalud
No sabría decir, me faltan conocimientos y palabras, Francesc, si lo que me gusta es el "minimalismo" del montaje. El intento de no recargarlo todo a lo "rococó", la "limpieza" de las escenas...Todo ese conjunto me atrae, aparte del mensaje, que de una forma u otra, lleva implícito dicho filme.
EliminarSi, la película es tenebrista a lo caravaggiano.
Un abrazo fuerte ¡
Tengo tanta oferta a mi disposición, en las plataformas como Netflix, que no me da tiempo de ver estas obras,como dices. Para colmo el fútbol, que no me deja tiempo para pensar.Me faltan horas al día. Para no atontarme del todo,he descubierto volver a estudiar la carrera y ponerme al día,en conocimientos.
ResponderEliminarMe alegro de que te guste estas películas y disfrutes.
Saludos
Y eso que no querías coger un libros, Carlos.
EliminarCuanto me alegro.
Un abrazo y que tú también disfrutes en tu puesta al día
Gracias por saludarnos
El blanco y negro
ResponderEliminarno me gusta , y
mucho menos ,
el de ahora , o
cargarse obras
coloreandolas
al ser en blanco
y negro, así que
admiremos las
imagenes .
Pues eso, admiremos las imágenes.
EliminarSalut, Orlando
Fascinante y complejo periodo en Alemania con la República de Weimar donde se dio un estallido artístico formidable, aunque en un ambiente de inestabilidad y de crisis económica, abundancia de drogas, travestismo... Se estaba incubando el huevo de la serpiente que vendría pocos años después. Salut, Miquel.
ResponderEliminarEs fascinante, cierto, Joselu, además no había complejos ni prejuicios, todo era realmente rutilante.
EliminarDespués vino lo que vino, y no fue bueno.
Un abrazo
Salut
Creo que no se puede ver Metrópolis con los ojos y la mente de hoy, es un icono del cine por muchos motivos y esta escena, es un ejemplo de su magia y lo grande que fue Fritz Lang, quien por cierto, creo que la hizo, impresionado al llegar a Nueva York y ver sus edificios desde el puerto, de ahí que todo su argumento gire en torno a los peligros del mecanicismo mezclado con el dogmatismo religioso que tan bien se ve en esta estupenda escena, donde se aprecia esa preciosa estética art decó que tanto te gusta, en la caja de la que emerge esta mujer y en sus adornos, sus pocos adornos.. otra cosa que debió resultar alucinante en la época - ella ahí, en realidad es un robot- seduciendo a todos los hombres que la miran atónitos con esas caras tan blancas, expresivas y sobreactuadas, tan típicas del cine mudo, mientras interpreta esa lasciva danza que los hipnotiza y él ve entre alucinaciones convirtiendo al doctor en un predicador que le augura la apocalipsis y la muerte mientras recrea esa otra escena tan maravillosamente hecha, dando vida a las figuras que salen de esas hornacinas góticas, al estilo de las sillerías que rodean el presbiterio de las catedrales … hay que tener en cuenta que esta peli se hizo hace más de cien años, por eso su escenografía resulta efectivamente espectacular, hay muchísimas películas aun hoy, con toda la tecnología de la que disponemos, están bastante peor hechas técnicamente que esta, que fue hecha en la prehistoria cinematográfica, así que mil gracias MIGUEL, una verdadera joya, sin duda, un beso grande y buen finde!!
ResponderEliminarQue bien lo has definido, María.
EliminarMecanismo, dogmatismo religioso...lo has definido, insisto muy bien, incluso para quien no haya visto la película con tu entrada la entendería a la primera.
Ella es el sistema, un robot que alucina al ser humano y lo atonta.
Exacto.
Nada diferente de lo que pasa hoy, ya ves, disfrazado de otra manera pero próximo a lo que hace cien años largos nos quiso decir aquel director de cine.
Un beso grande y aprovecha el fin de semana
Gracias por estar
Aquí el Séptimo arte lucía su conexión con el resto de ramas creativas del arte. Sorprende en ese período de experimentación, con el frenesí de las vanguardias, que transpiran filmes como Metrópolis, que no estuvieran sujetos a tantos corsés. Sobre un cineasta moderno, habrían planeado enseguida esos resortes de autocensura, y blandiendo una sonrisa, mascullaría que es impensable, tamaña cosificación de la bailarina.
ResponderEliminarEscena, querido Tot, que es cautivadora. Es cierto que el lenguaje cinematográfico ha cambiado. A veces, la técnica de la cámara nos sorprende, y me pregunto que podrían haber hecho los Georges Méliés o el propio Fritz Lang, con una visión tan diferente a los momentos actuales, mucho más imaginativa sin duda.
Pero tampoco me extraña. Lang nació en ese Imperio Austrohúngaro esclerotizado políticamente, vetusto en sus formas, y donde empero, se produjo ese flujo libérrimo de arte, que tanto fascinaba a nuestro Berlanga. Recordemos ese crisol de autores/artistas tan dispares como Joseph Roth, Franz Kafka, Ego Schiele o el simbolismo de Klimmt. Ahora el cine me parece más mecánico, y lo importante es la rapidez. Aunque haya grandes directores de cine.
Y para el recuerdo personal, vi Metropolis en una clase de ética de Instituto. Hablábamos de los comienzos del cine. Afortunadamente su visión pesimista, no se cumplió o sí. Se imaginaba cómo sería el mundo un siglo después. ¿Qué crees tú, Tot y resto de ilustres de este blog? Un abrazo, Tot.
Yo creo que somos mucho menos libres que entonces. Vivimos en una dictadura opresiva de las redes sociales, de Hacienda y del gobierno que han creado un mundo terrorríficamente castrador. Ni siquiera en el final del franquismo yo he vivido una dictadura como la que vivimos ahora. Soy pesimista.
EliminarHoy esta película sería imposible de hacer a no ser que el director fuera un ser independiente.
EliminarNo tendría premio, ni la presentarían en ningún festival que se preciara. Como bien dices, en estos momentos de neo-macartismo, se diría que "cosifica a la mujer" y que ¿por qué no baila un hombre enseñando sus pectorales a las féminas en vez de ser a la inversa?.
Yo, sin embargo, creo que se está cumpliendo lo pensado por Lang. Que vivimos en un sistema donde hemos cambiado la obediencia por el control, haciéndonos creer que eso es la libertad, y en ese sistema, nos hemos encargado de banalizar los hechos.
Ya no damos importancia a lo que antes era un apretón de manos, un saludo, o un compromiso.
Y eso es el gran cambio del que no nos hemos dado cuenta, nos hemos individualizado, y en el hecho, hemos perdido la trascendencia que nos caracterizaba como humanos.
Nadie sabe ya lo que significa una persona de "palabra", porque ya no se enseña en la primaria Filosofía, ni Humanidades, ni tan siquiera Urbanidad.
Hoy hemos pasado de ser ciudadanos a ser consumidores.
Un abrazo, mi buen Sergio Munari
Comparto el pesimismo de Joselu, y por supuesto, de Tot. Quizá no vivamos en la entretierra, pero sí en capas en las que se nos ignora y se nos exige una obediencia absoluta, gracias a un control que con la tecnología nos flanquea aún más. Yo creo esa individualización nos ha aislado. Aunque ahora más que nunca, escondamos más a ese individuo que se viste de nosotros, por temor a las reacciones de los demás/colectivo, y nos cuesta dar cauce a nuestras ideas en completa libertad. Un saludo, caballeros.
ResponderEliminarCiertamente, vivimos aislados dentro de nosotros mismos.
EliminarUn abrazo
Me quedo pasmao,con lo que leo. Sólo ver la escena de los "lechuguinos",que pueden permitirse el espectáculo (todos hombres y con trajes carisimos),ya lo dice todo.Mucha hambre y pocas viviendas higiénicas para los demás, con una inflación, que la de ahora es nada.?Libertad entonces?, Mucho ciervo,pegado al terreno e incluso
ResponderEliminaresclavitud.Quinque de aceite o de grasa,para iluminarse.Un poco de pan y aceitunas,para alimentarse, que eso lo he llegado a conocer yo,en los pueblos de Córdoba en los cuarenta.Nula sanidad,el que conocía de hierbas,era doctor.,,En fin hay que quejarse,que es sano pa el cuerpo,je,je.
Saludos
Tu y todos lo de tu edad y la mía, Carlos, pero eso fue hace sesenta años largos, y estamos volviendo a lo mismo, de eso, es de lo que me quejo.
EliminarDe todas formas la entrada va art decó y de lo que me gusta el estilo versus otros, creo que tiene personalidad.
Un abrazo
Salut
Pero es que confundimos libertad creativa con prosperidad. Aquellos tiempos fueron sin duda más oscuros, eso no está en discusión. No podemos ignorar que las vanguardias fueron un acto de rebelión contra una sociedad que oprimía lo subjetivo y que condujo a la guerra en dos períodos. Como la llamaba Churchill, la Guerra de los treinta años.
ResponderEliminarEsos años veinte, y en concreto cuando vio la luz la fantástica Metropolis, 1927, fueron una montaña rusa. Weimar parecía que con el Plan Dawes sacaba la cabeza de la oscuridad hiperinflacionaria, y visto con la perspectiva, ese flotador financiero resultaría tan efímero, por la llegada del Crac del 29.
Aunque si hablamos de arte, son los años de una ebullición como no se ha repetido jamás. Sus protagonistas los recordaban como los de mayor libertad creativa. El magnífico realizador, Rober Siodmak, evocaba sus años en la UFA, como los que menos cortapisas a la expresión habían vivido. Pero llegaron los nazis al poder. Después Código Hays, Macartismo y en esta época, la nuestra, una nueva moral, la del posmodernismo. Claro, que materialmente, no tienen parangón. Eso creo que nadie lo ha discutido. Aunque son dos cosas bien distintas. Un saludo a todos.
Sus protagonistas los recordaban como los de mayor libertad creativa.
EliminarAbsolutamente de acuerdo.
Salut, Sergio Munari
Tan extraño libro es muy bien complementado por tan extraña película.
ResponderEliminarSaludos,
J.
Deberemos visionarla, sin duda, J.A. García
Eliminarsalut
Metrópolis es la película de su época, las tres primeras décadas del siglo XX hasta el crack del 29 fueron épocas que cambiaron la vida a la gente. Se empezaron a ver coches, cine, la electricidad, la red de agua corriente y otras muchas cosas cambiaron el mundo. Quizás no en zonas rurales pero si en las metrópolis, el mundo tenia una fascinación sobre qué nuevas cosas nos iban a llegar y cómo la sociedad las iba a "digerir" que es más o menos lo que nos pasa ahora con los nuevos sistemas de trabajo.
ResponderEliminarNingún dictador en toda la Historia se ha metido en las casas particulares de los ciudadanos como se están metiendo ahora los gobiernos en nuestras casas, jamás ha ocurrido esto y es muy preocupante y más si vemos la cantidad de sinvergüenzas e irresponsables que tenemos con mando en plaza.
Un saludo
No niego que tengas razón, también te digo que colaboramos, en muchos casos inconscientemente , de los hechos que nos explicas.
EliminarUn abrazo y buen día
¿Me equivoco o cuanto más al norte vamos, más nos acercamos a la igualdad entre mujeres y hombres?
ResponderEliminarNo te equivocas...
EliminarUn abrazo