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Miméticos. Cómo me gustaría a mí que los humanos también se mimetizaran y pasaran desapercibidos al realizar ciertos actos.
ResponderEliminarSalud
Tarde de amor y lo que vendrá,más escarabajos verdes,que se comerán la verdura.La forma tan curiosa que tienen de transmitir los genes,incluso se les ve volar pegados por sus traseros.
ResponderEliminarSaludos
Esa es la palabra, esa, FRANCESC CORNADó. ¡Miméticos¡ Pensé muchas cosas al verlos tan unidos, pude acercarme con la cámara que pasaron de mi, por ellos estaban para perpetrar la especie y sólo les quedaba el resto del verano, que es el ciclo que han de cumplir, y lo saben.
ResponderEliminarY estoy contigo , he visto con mis ojos como el humano, y la humana, por cierto, es más animal que los insectos que hoy traigo a colación.
Un abrazote
Pero convendrás conmigo que habrá algún pájaro que dará buena cuenta de estos animalillos. A mi también me llamó la atención el hecho, CAR RES, de su forma de amar, soy un ignorante en estas cosas de insectos (y en casi todas las otras), pero me atraen por su laboriosidad y por su peculiar belleza.
He sido incapaz de molestarlos acercándome más a ellos, tampoco quería ser un "voyeur", así que con una foto pensé que era más que suficiente.
Un abrazo, salut y cuida del sol con la bici
Gracias por estar
Un camuflaje casi perfecto, pero como bien citas, siempre hay algún depredador casi perfecto.
ResponderEliminarMi proxima entrada también irá de camuflajes, ya te imaginas porqué.
Un abrazo.
Si, me lo imagino RODERICUS. Supongo que tu trabajo te habrá costado. Por cierto, el otro día pensé en ti porque en el dichoso Lidel estaban de oferta unas máquinas tipo fresadora y torno para modelismo, pero dado que llevas desde hace mucho tiempo en el tema supuse que estarás abastecido.
ResponderEliminarA la espera de tu entrada
Un abrazo
También entre los humanos está extendido el mimetismo, pero en muchos caso el camaleonismo.
ResponderEliminarjejeje, esa es buena, FACKEL...ahora me viene a la memoria una canción de la niñez, decía así: "El camaleón, nena, el camaleón, cambia de colores según la ocasión..."
ResponderEliminarSalut
Independientemente de las consecuencias del "no dejarnos ver", sería graciosos ser miméticos con el medio que nos rodea, un paso a la invisibilidad. Luego habría que resolver la cuestión del ruido, que también podría estar amortiguado en mayor grado por las cosas que nos rodean.
ResponderEliminarpodi-.
Amor íntimo y discreto, camuflado entre el verde.
ResponderEliminarSalut.
jejejeje...si...si...cierto, FRANCESC PUIGCARBÓ..y yo importunando
ResponderEliminarSalut
También es para pensar en lo que dices, CARLOS PORTILLO -PODI-.
ResponderEliminarSalut
Je, je. Tendrías que ver el partido que le saco al mini taladro Dremel, sirve de taladro, torno, pulidora, fresadora, para cortar metales y lo utilizo hasta para afilar los cuchillos de cocina ( mí trabajo me ha costado aprender a hacerlo, no por nada los afiladores son unos maestros).
ResponderEliminarNo haría nada sin mis pequeñas herramientas.
Eso y el aerógrafo alemán.
Un abrazo.
Un abrazo, RODERICUS
ResponderEliminarSon pentatómidos, por su forma de escudo, popularmente chinches de campo. Los hay de vistosos colores y en esta estación se pasan horas copulando y no creas que siempre con discreción, pues podemos encontrarlos en grupo. El único problema es que desprenden un olor fétido como defensa contra depredadores.
ResponderEliminarAsí, en la foto, quedan muy bien, ¡Buena instantánea!
Gracias, FANY SINRIMAS, me hacía falta una aclaración sobre dichos animalillos. No, no, no son discretos, antes bien por lo que parece les gusta la algarabía.
ResponderEliminarNo sabía lo del olor para su defensa, en otra ocasión intentaré acariciar alguno, sólo por ver y oler su defensa. me llama a curiosidad.
Gracias por estar y aclararme cosas
Salut