Pero los fascistas, claro, siempre son los otros.

viernes, 14 de mayo de 2021

Cuentos de Navidad. Relato verídico. La Hermana María Sándia.




La Hna. María Sándia era la única que había estado en la casa madre, codo con codo  con la Madre Teresa, allá en Calcuta. Eso fue al inicio de los ochenta. 

Por lo que supe tiempo después, era la única de todas las hermanas de la Orden en Barcelona,  que la había tratado personalmente y que formaba parte de la congregación con el nombre de Hermanas de la Caridad, más conocidas por el sobrenombre de Teresas de Calcuta.

El tiempo que permaneció a su lado no pude nunca averiguarlo con exactitud, era un tema que evitaba, no deseaba sobresalir en nada; deduje que estuvo un ciclo de dos años.

Jamás le pregunté la edad, no era de recibo, pero calculé que por aquel entonces,  invierno del 2008,  ya debía aproximarse, sino los tenía ya, a los setenta.

Enjuta y vivaracha, era imposible verla parar quieta. Evitaba dar órdenes y jamás alzaba la voz, tan siquiera cuando los extractores estaban a máxima potencia.

Cuando aparecía en la cocina la sensación de paz era imposible de transcribir. Poseía una sonrisa peredne y un todo de voz muy cálido. De todo aquello intuías que allí nada podía salir mal.

No se pasarían los garbanzos, ni saldrían duros; ni se haría corto de barras de pan, ni habría problemas para repetir, ni te quedarías parco en la sal, ni saldría tan salado que aquello resultara incomestible; tampoco habría peleas porque una manzana resultara más grande que otra y los comensales, ya se sabe, siempre piensan que les ha tocado la más pequeña.

Cierta mañana, muy temprano, no pasaría media hora de las siete, que entrando en almacén para saber a que atenernos, le comenté a la Hna. María Sándia que allí  no había nada más que yogures y queso en barra en las neveras.  Me contestó que lo sabía.

José (e.p.d.), uno de los mejores cocineros que he conocido, Antonia, la encargada del fregadero,  y yo, éramos los  únicos en aquel erial de almacén y no pudimos más que dejar caer una mirada de cierto desasosiego.

 A las 10´30 se daban las comidas del primer turno y a las 11´30 los del segundo y si quedaba gente en la calle se abría un tercer turno con las personas que hubieran a las 12´30.

Se empezaba a notar la crisis que en Barcelona llamaron "del ladrillo", y los menús aumentaron de manera exponencial, dando ya unos ciento cincuenta por turno, menos en el tercero, que no solían sobrepasar los cincuenta.

La Hna. María Sándia nos sonrió y viendo mi nerviosismo, me cogió de las manos y me dijo: "No te preocupes, Dios proveerá, verás como algo llegará". Dudoso,  no me atreví a llevarle la contraria, le respondí que si, que Dios provee siempre, pero que viniera lo que viniera no daría tiempo a poner en la mesa nada, dado que se habría de preparar y después cocer.

Su expresión era inmutable. 

Dieron las nueve pasadas; entraron un par de voluntarios más, que como nosotros, se cruzaron de brazos a la espera de aquel "maná" del que yo intuía, esta vez no caería.

Nuestro nerviosismo iba en aumento. 

Por Daniel, un albanés que encontró el último refugio en aquella casa cuando perdió el trabajo de pintor y que estaba en Barcelona desde las Olimpiadas hacía de portero, supimos que en la puerta la cola empezaba a tener cierta relevancia.

Fue a eso de las diez menos cuarto cuando sonó el teléfono. Fue la Hna. María Sándia quien se puso al aparato. 

De soslayo, los presentes en la cocina vimos como además de la sonrisa hacía ademanes de conformidad.

Nos vino de inmediato con la noticia. Al  parecer una afamada casa de pizzas  había tenido un problema con los envases al vacío.  Haciendo pruebas con diferentes plásticos hubo un lote que no selló bien y no cumplían la normativa para la venta. El inconveniente es que eran de consumo inmediato y no podían aguantar en la nevera porque no se hacían responsable. Si se servían al día, o sea, en esa misma mañana, la empresa no tendría inconveniente en traerlas hasta la misma puerta del convento con un camión refrigerado que ya tenían preparado para tal menester. Las pizzas, por lo que nos dijo, eran para consumo inmediato. Sólo hornear.

Entre vente minutos y media hora, nos dijo, y están en nuestro poder.

Pusimos en marcha los hornos y preparamos las bandejas.

A las diez y vente se introducían las primeras unidades.

A las once menos vente subían los comensales del primer turno, un poco retrasados, pero el olor que se desprendía de las cocinas a Mozzarela fundida con el tomate de rigor apaciguó la espera. 

Y en cada plato una pizza de tamaño familiar, con un yogurt , un par de manzanas y queso de postre.

Fue al acabar el segundo turno cuando la Hna. María Sándia me llamó en un apartado y me dijo en un tono amable pero más severo que en otras ocasiones: ¿habías puesto en duda que se quedarían sin comer?

Le pedí disculpas.

Por su sonrisa supe que estaba perdonado.


PD: El camión vino con quinientas cincuenta pizzas variadas. Sobraron. Pudo repetir todo aquel que lo deseó.

No quedó ni una.

Doy fe.




16 comentarios:

  1. Que dios bendiga a la Hermana María Sándia y a todos los que participan de esa labor tan encomiable.
    Muchos abrazos.

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  2. Una cosa parecida me contó una vez una amiga que también colabaraba con una congregación que daba cobijo a quien lo necesitaba. En dicha ocasión se acababa el dinero que sustentaba la obra y ante el nerviosismo de amiga, una de las hermanas le dijo lo mismo: "Dios proveerá". Al parecer, a pocos días de la inevitable ruina llegó una donación.

    podi-.

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  3. Creo que sigue con vida, MTRINIDAD, ya muy mayor en una casa de retiro. En Sabadell, precisamente, la Orden tiene una casa donde van ya las muy mayores y hacen una vida campestre.
    Cuando están en activo se les cambia de localidad cada dos años, para mayo y para noviembre, y con un par de días de antelación les dicen el próximo destino. He conocido a muchas hermanas, muchas, y todas tienen un talante similar. Evidentemente alguna sobresale. Recuerdo la Hna Agnes, licenciada por La Sorbona en Filología Francesa, con siete idiomas en su haber, entre ellos el alemán, el ruso y el suajili , idioma que hablaba desde que estuvo en Tanzania y en Kenia, además de los básicos para ellas, el francés, español, portugués y el obligado inglés.
    Dirán lo que quieran de esta Orden, lo que quieran, pero es la única que hace algo por los desfavorecidos a pie de calle y se queman por ellos y no se quedan cortas. Lo vengo viendo desde hace diez y seis años largos. No me han decepcionado jamás.

    Un beso y buen día.

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  4. Una historia bonita,pero no hay que esperar tanto y proveer antes,hay medios puestos al servicio humanitario.La Iglesia Católica,Cáritas y diferentes organizaciones reciben ingresos y donaciones suficientes para cubrir estas necesidades.La declaración de la renta,es una vía principal,hay que poner una cruz en la Iglesia y otra cruz en la de ONGs,asi te quedas tranquilo.Es lo que yo hago.
    Hoy toca pincharme,a ver si me la meten poco a poco,no sea que me desmaye.
    Salud y a vacunarse,que ya queda poco para que el rebaño sea inmune

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  5. He visto cosas curiosas que no pondré porque la verdad es de aquellas de paranormales, CARLOS PORTILLO -PODI-, . Esta es una simple anécdota que me sucedió personalmente y que me dejó fuera de juego, porque realmente pensaba que no habría nada para darles.
    Hoy las cosas funcionan de otra manera y detrás, y para que no sucedan estas cosas está el dinero para tener una despensa llena, aparte del banco de Alimentos y Cáritas, que también aportan. Te diré que ya no hay tanto excedente de comida porque las fechas de caducidad son más largas y que se compra con dinero contante y sonante el pan diario, el pollo, la carne y los lácteos , menos los yogures que vienen quincenalmente de una empresa, y lo se porque he firmado muchos albaranes y he buscado proveedores y precios.

    Hoy, a causa de la pandemia, ya no se sirve en las mesas, se dan en safatas bisagra de 750CC que nos salen a 0´07 la unidad con cucharilla, precio bárbaro, pero es que se usan 450 diarias, y eso se ha de pagar a la fábrica. Si haces números y multiplicas por 30 (días) te darás a la idea de que sin dinero sería imposible. Me consta que Cáritas Barcelona tiene algo que ver.
    Un abrazo
    salut

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  6. Las cosas tienen imprevistos, CAR RES.
    Si la vacuna tiene efectos secundarios que no son agradables. Duran un par de días. Yo la pasé mal, y mi señora, con la segunda dosis, nada bien.
    Un abrazo y haber si hay suerte
    salut

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  7. No sabía que estábais vacunados,Miquel y señora, de mi se han olvidado, no se si será por otros problemas, pero no estoy vacunada, y eso que he llamado varias veces a mi doctora.
    Salud.

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  8. Has de ir al Ambulatorio, MTRINIDAD y allí te darán hora.
    Mayte está de las dos dosis porque es enfermera del Clinic, y todas las enfermeras lo están (a su edad), yo sólo de una pero por lo del ambulatorio.
    Tienes que ir lo más rapidamente posible, porque ya te toca, al menos la primera dósis. No es necesario pedir hora a la medica de cabecera, ves a INFORMACIÓN y te dirán lo que has de hacer.
    DOBLE MASCARILLA cuando entres.
    Ya me dirás
    Un beso

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  9. Una hermosa crónica de fe que se ve confirmada con los hechos. Desafortunadamente, no siempre es así. No siempre surgen las pizzas en el momento necesario. De todas maneras, no me imagino a un dios pendiente de si hay comida o no en el turno del mediodía, un dios escuchando nuestras plegarias, tantas veces egoístas, un dios premiando a unos y castigando a otros. La idea de un dios que escucha a los seres humanos e interviene en sus vidas favoreciendo a unos en detrimento de otros me resulta insostenible. Si imaginara un dios sería muy diferente... Salut.

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  10. Molt bona la historia, recordo m'ho vares explicar una vegada, quan ens podiem veure i abraçar... i esmorzar. Ahir vaig parlar amb la Tieta Teresa que la tinc a Vic, i em va dir que encara no la puc anar a veure, que les tenen molt controlades.

    Salut

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  11. Eso se llama tener suerte.
    Un saludo.

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  12. Miquel,con una ya es suficuente,ya es dificil respirar si eres mayor si pones dos,es que no puedes ni moverte.Piensa además que la mascarilla,en si ,no te libra de contagiarte es para evitar que tú contagies si toses o estornudas ,que no puedan llegar las goticulas a otra persona.

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  13. Miquel,a mi no me han llamado del Ambulatorio y tengo 76 años,en teoría lo deberían haber hecho.He entrado en la pagina de vacuna.cat,de la Generalitat y me han dado cita,todo muy bien.Me parece que ahora va de esa manera,únicamente.TV3,hace propaganda continuamente.El teléfono 061,gratis de Salud,informa también ,pero no da cita

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  14. JOSELU. Cuando estuve en BsAS conocí personas de creencias animistas. Vi cosas realmente inexplicables, que no son creíbles, y que si a mi me las explicaran pondría en duda no la veracidad, sino la exactitud del echo. Allí, en la parte norte del país, la creencia en Pachamama, dios de la Tierra es ancestral. Los hechiceros están a la orden del día y los que practican ritos imaginables y los inimaginables, también.
    El Budu se practica en todo Brasil, vino de los esclavos de Benin, y es efectivo; y el candombe no es más que un baile ritual de las primitivas tribus africanas adaptadas al ambiente actual.
    No se si hay Dios, JOSELU, no lo se, si se que el pensamiento puede hacer cosas que nosotros ni sabemos, porque no lo practicamos, y esas cosas pueden ser positivas o negativas, todo depende de nuestro taranná.
    Un abrazo

    És una historia que no em puc olvidar, FRANCESC PUIGCARBÓ. A veure si "san tornem" com abans ¡¡¡
    Una abraçada

    Húbola, que duda cabe, CAYETANO.
    Un abrazo

    Me pongo dos cuando entro al ambulatorio o cuando he ido al hospital, CAR RES. Prefiero hacerlo así. Es evidente que el resto de la jornada no es así.
    Salut

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  15. JOSELU: "Exactitud del hecho" lleva "H", y yo me he colado, la he puesto "sin". Me he dado cuenta al repasar.
    Pido perdón.

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  16. FRANCESC PUIGCARBÓ.

    la tieta ja conduïa un Land Rover per les terres d'Àfrica quan cap dona ho feia. Va ser una persona amb empenta
    Fes-li un petó de la meva part quan la vegis.

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