Esta semana pasada hablamos de la Gruta del Dragón, en El Apolo. Dispongo de unas fotos de aquellos destartalados artilugios donde los jóvenes cometíamos las más desatinadas tropelías; los adolescente se daban los primeros achuchones; los adultos salían sin haber comprendido nada y los viejos, en el mejor de los casos, con algún chichón por la falta de frenos de aquel vehículo de anárquico comportamiento.
También verán parte de la sala inferior y el local en su extensión, el primer piso, de El Apolo, lugar donde se manifestaba con todo su esplendor aquella comedía bufa que quería representar el inframundo, cuando más bien, el inframundo lo teníamos enfrente, en la calle Las Tapias, nada más cruzar la calle.
Generalmente nadie ve la realidad a un palmo de sus narices.
Aquesta setmana passada vam parlar de la Gruta del Dragón, en El Apolo . Disposo d'unes fotos d'aquells atrotinats artefactes on els joves cometíem els més destarotats abusos; els adolescent es donaven els primers "achuchones"; els adults sortien sense haver comprès res i els vells, en el millor dels casos, amb algun bony per la falta de frens d'aquell vehicle d'anàrquic comportament.
També veuran part de la sala inferior i el local en la seva extensió, el primer pis, de l'Apol·lo, lloc on es manifestava amb tota la seva esplendor aquella moderava bufa que volia representar l'inframón, quan més aviat, l'inframón el teníem enfront, al carrer Les Tàpies, res més travessar el carrer.
Generalment ningú veu la realitat a un pam dels seus nassos.
PD: Las fotos me han sido cedidas por Manuel Marina. ¡ Gracias ¡
El inframundo, hecho comedia, nos parece divertido, simpático e incluso empatizamos con él. En cuanto presenta visos de realidad, lo repudiamos con todas las ganas posibles.
ResponderEliminarPODI-.
Buenas forografías.
ResponderEliminarUn abrazo y BFDS.
Eran tiempos de privaciones y el Apolo y sus inmediaciones era la cara canalla y a la vez sórdida de aquellos tiempos.
ResponderEliminarAbrazos
Francesc Cornadó
Tomo nota de algo que desconocía, pero que entiendo deba ser de vuestra consideración por o que os tocó de cerca. Me gustan las vagonetas dragónicas, el mismo rostro de las máscaras chinas. Buen sábado, Miquel.
ResponderEliminarEs una buena reflexión, CARLOS PORTILLO -PODI-
ResponderEliminarSalut
Buen día MTRINIDAD, aunque se nos presenta triste y lluviosos.
Cuidate y bon día
En frente empezaba la parte oscura, FRANCESC CORNADÓ.
Un abrzo y buen día
ostras..ciertamente FACKEL. las máscaras chinas enfrente del "barrio Chino", el otro lado del Paral lel.
¿vete a saber si había alguna similitud?
me has hecho abrir el apetito
Un abrazo y buen día. No se por tu tierra, pero por aquí está muy oscuro y a punto de llover.
salut
Eran los entretenimientos de la gente joven de aquellos tiempos. No había internet, pero la emoción estaba servida.
ResponderEliminarUn saludo, Miquel.
Por aquí lluvia, no intensa pero suficiente para tener oscuros los días, es decir, tristones. Acordes con las vicisitudes de estos tiempos. Que sospecho que no cumplirán un papel catártico, y mira que sería una buena ocasión.
ResponderEliminarAquello era la locura, CAYETANO...la locura...No hay como ser joven..
ResponderEliminarUn abrazo
Comparto tu opinión, FACKEL
Salut
Me han atraído más los billetes de las atracciones que las fotos de los carromatos. Me gusta conservar tickets antiguos, entradas de cine, facturas de compra porque revelan, mucho tiempo después, todo lo que ha cambiado. Calle Marqués del Duero, esquina calle Nueva, aunque en el primer caso han de aclarar que es el Paralelo entre paréntesis. Cinco pesetas por cuatro viajes. Esto me dice mucho más que las imágenes o en mi modo de percibir lo siento como más significativo. ¿Los conservas todavía? Salut, Miquel.
ResponderEliminarNo, no son míos. Conservo otros billetes y tickets, pero no estos, JOSELU. Yo nunca pagué casi nada en mi juventud temprana, no tenía dinero, intentaba, como hacíamos todos en aquella época, colarme, casi siempre sin éxito, pero allí estuve dentro en una ocasión, invitado, eso si, y nos meamos dentro el carrito a la salud del guardia de la puerta, que es el que repartía mamporrazos a diestros y siniestro.
ResponderEliminarpalabra.
Un abrazo
No estic segur de si els vaig arribar a veure funcionant, recordo haver-hi estat de menut, però el record és molt vague. Temps era temps, que cantava Serrat.
ResponderEliminarSalut
Mi recuerdo,no es precisamente agradable,tiempos de soledad en paseos que empezaban en las Ramblas,callejear por el chino lleno de mirones,entrar en los bares,salir de los bares,mirar el género.Al final terminar en la calle Tapias,El Paralelo y los cacharritos,de otra época,entiendo que te mearas en ellos,lo hubiese hecho,pero ya tenia 19 años.
ResponderEliminarSalud
jejejeje...Si, és certe, el Serrat sempre tan bé en les seves lletres.
ResponderEliminarsalut FRANCESC PUiGCARBO
Aquello era lo prohibido. CAR RES, No había dinero, una peseta , si la tenías, la conservabas, pues ya no volvía. Esperabas siempre ser invitado, y no tenías acceso a una Cocacola, no había calerons. Deseabas subir a aquellos carromatos, y gritar y entrar en la Casa de la Risa, aunque aquello en si si daba risa, y empujar y oler, aunque el olor fuese a mierda, pero el ambiente lo daba. Además, los empujones, los choques, el olor a aceite quemado y las risas hacían un conglomerado atmosférico digno de ser filmado.
Un abrazo