El pantano de Vallvidrera

A mediados del s XlX, San Vicent de Sarriá era un municipio independiente, de unos 4.000 habitantes. El espacio urbano era el formado por unas pocas casas bajas de una planta, a lo sumo dos. Unas cuantas calle estrechas, la calle Mayor, la plaza Mayor, la iglesia, el Ayuntamiento y el mercado.
La economía se basaba sobre todo en la viña, cereales, frutas y legumbres. Esa base productiva se estropeó por dos razones. De una parte por la segregación cuando la partición del territorio, perdiéndose hectáreas de labor. Por otra, el sector de la construcción proliferó considerablemente, tanto la pública como la privada. Principalmente minas de agua, pozos, pedreras, caminos y carreteras. Entre 1847 y 1853, se abrió la carretera que unía a Barcelona y, 1863 llegó el tren.
Más arriba de Sarriá, en la montaña de Collcerola, limitando con el Tibidabo y los municipios de San Cugat del Vallés y Sant Just Desvern, había la villa de Santa María de Vallvidrera. En 1860 tan solo tenía 277 habitantes. Su economía se basaba en la explotación del bosque, cereales y viña.. Las condiciones de vida de aquellas personas no eran especialmente buenas, porque no disponían de las infraestructuras, ni de servicios ni equipamientos necesarios.
Aquellos terrenos estaban englobados dentro de una finca de propiedad particular. Por tal de mejorar la productividad, los mismos propietarios pensaron en una manera práctica de reunir el agua de lluvia que tanto escaseaba, para el regadío de sus campos.
Fue por aquel entonces que, se le encargó al prestigioso arquitecto Elies Rogent Amat, un muro o dique de presa para contener el agua y que no se les perdiera por la riera.
Puestos manos a la obra, al arquitecto se le ocurrio hacer la contención en forma de embalse de gravedad, a base de "tochos". Aplicó lo que se denomina embalse de fábrica, que es el preferido de las regiones montañosas, por el hecho de que la existencia de la piedra y de la grava facilita su construcción. La ventaja de este tipo de embalses es que trasmite la propia fuerza del agua a los fundamentos y sus secciones verticales.
Nacía así el Pantano de Vallvidrera, el 15 de julio de 1864.
Parte de la historia se la debo a Josep, de" Can Lavallol", pues su padre fue uno de los peones que trabajó a las órdenes del señor Elias. Como anécdota, contar que el mismo día de la inauguración, se produjo una tormenta tan fuerte que el carro que llevaba para el trasporte de piedras se tuvo que quedar dentro del pantano, pudiendo sacar solo la caballería.
Sus proporciones son, 50 metros de largo, 3 de ancho y 15 metros de alto.
Josep, me hizo ver una de las cosas que pasan desapercibidas. La base del pantano en más de cuarenta metros a lo largo, está recubierta de piedra de loza impidiendo que la tierra suba de nivel para poder albergar así, la mayor cantidad de agua posible.
Las fotos son de esta misma semana. Clicar sobre ellas.