Durante la posguerra se produjo una pintura de carácter académico y tradicional con unas gotas de modernidad y será a finales de los años cuarenta cuando comiencen a surgir grupos que apuestan por nuevas tendencias. Dau al Set (Dado en el número siete) será uno de los primeros movimientos preocupado por reivindicar la creación artística frente a la ideología imperante en España.
El grupo desempeñó un papel de gran importancia en la entrada de la vanguardia y prepararon el camino al informalismo en España.
Joan Josep Tharrats nació en Girona y cursó sus primeros estudios artísticos en Barcelona. Es uno de los fundadores del grupo Dau al Set en 1948. Se encargó de editar y dirigir la revista hasta 1956. Antes de vincularse al grupo, su pintura pasó por el postimpresionismo, con claras referencias a Toulouse-Lautrec y Van Gogh. También experimentó la abstracción, donde se ve la influencia de Kandinsky, Klee y Mondrian.
Al integrarse en Dau al Set se adentró en el mundo del surrealismo y la abstracción mágica, y más tarde, lo abandonó en favor del informalismo, sumergiéndose en las posibilidades de la investigación técnico-material. Introducirá materiales no convencionales como arena, cemento, limaduras que le permiten crear imágenes con sugerencias de mundos fantásticos o soñados.
Un ejemplo de ello son sus Maculaturas, a partir de 1954.
Joan Ponç se movía desde 1946 en la línea de un expresionismo fantástico. En 1947 conoció a Brossa, se preocupó por la teoría freudiana y realizó algunas series de carácter surrealista como Suite Inquietuts, Suite Al-lucinació II y Al-lucinació III.
Su mundo mágico lo habitan personajes deformes, con miembros que se estiran, se alargan y se encogen y narran complejas historias.
Al contrario que Tharrats, Cuixart y Tapies, no evolucionó hacia el informalismo, sino que siguió una trayectoria personal.
Modest Cuixart es quien más entronca con la línea del surrealismo anterior. Sus obras están llenas de signos e imágenes oníricas, ofreciendo una imagen mágica y misteriosa de la realidad. Realiza una pintura de pasta espesa y colorista agujereada por múltiples incisiones y grafismos. Compagina la importancia del signo y el grafismo con la preocupación por los materiales no convencionales y la investigación técnica. Experimenta con diversos soportes y materiales y posteriormente incorporará objetos diversos en la tela.
Antoni Tàpies se interesa por el surrealismo durante los años cuarenta como reacción al arte conservador franquista.
Encontramos notables referencias a Miró, Ernst y Klee en las obras de este periodo, como en Parafaragamus, Kaffir o Collage amb billets de banc.
Hacia 1951, Tàpies se desliga del grupo Dau al Set e inicia una evolución individual. Opta por una línea informalista, abstracta, basada en las investigaciones sobre la materia pictórica como medio expresivo artístico e impone como valor total la materia frente a la forma.
Los miembros del grupo tuvieron una trayectoria irregular, por lo que en 1954 acabó disolviéndose.
sus dibujos de Cirlot...El mejor de los mejores poetas de esta Barcelona que no dignifica a los suyos, todo, porque él pensaba de otra manera...
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