EN UNA PELEA ENTRE FUNCIONARIOS SIEMPRE GANA EL MÁS ASTUTO.

viernes, 20 de junio de 2025

Evangelio zaíno. Lluis Bosch. La Charca Literaria.

 Suelo leer La Charca Literaria, creo que es de lo mejor que hay, o a mí me lo parece. Allí, entre otros muchísimos escritores/as está mi buen Lluis Bosch.

Esta narración es de las que hacen sonreír. No se la pierdan.

                                                                              Lluis Bosch

Evangelio zaíno

Alucina, vecina

El doctor Amancio me dio un pronóstico de vida de entre cuatro y seis meses. Luego me encontré con mi viejo conocido Aniceto, el psicólogo. Le invité a tomar algo en el Café Galaxia y, por el precio módico de un ristretto, me hice con sus consejos profesionales. “Debes pensar en las cosas de las que te sientes más satisfecho”, me dijo Aniceto mientras le daba el único sorbo posible a su breve cafecito, “debes centrar tu mente en lo que te hace sentir más orgulloso, en tus logros, en lo bueno que te llevas de esta vida. Escribe. Escríbelo y verás como das con ello.”

Cuando llegué a mi casa abrí una libreta, agarré el bolígrafo Bic naranja y repasé mi vida, pero no pude escribir una sola palabra. Si pensaba en mi vida profesional, el balance era tristón. Estudié magisterio y ejercí de maestro en varias escuelas durante muchos años, pero debo admitir que fui un maestro soso y gris, anodino, de esos a quienes los alumnos olvidan o simulan no ver cuando te los cruzas por la calle. Tuve algún carguito, discreto y oscuro en alguna de las escuelas. Fui encargado de supervisar el material fungible un par de años. Me relevaron del cargo alegando dejadez. El curso 2007-2008 ejercí en un centro en el Pirineo y fui nombrado suplente de vocal del Consejo Escolar. Pensé que era un reconocimiento notorio, pero me doy cuenta de que eso no es reseñable.

Si pienso en mi vida sexual admito que no hubo pirotecnia ni fulgor. Tras los coitos, siempre sentí aquella tristeza de la carne de la que hablan los poetas y eso me relegó al papel de amante breve y melancólico, cuando no llorón. La mayoría de mis escasas novias se olvidan pronto de mí y, tal como lo hacen los alumnos, se cambian de lado cuando ven que ando por su misma orilla. Una vez, una de mis antiguas amantes, no supo —o no pudo— evitar encontrarse conmigo en un ascensor del Corte Inglés. Le pregunté, emocionado: “¿Beatriz? ¿Te acuerdas de mí? Soy Luis. Allá por 1987…”. “Me llamo Selene y le ruego que no me acose, de lo contrario gritaré”, me respondió Beatriz. “Luis, soy Luis” insistí, “no puedes ser tan olvidadiza ni tan cruel”. Beatriz gritó y pasé tres horas en el calabozo de la comisaría de Vía Layetana en compañía de uno que afirmaba ser hijo de Carlos Castaneda, nieto de Madame Blavatsky y biznieto de Rasputín. Viví, por mediación de Beatriz, una de las noches más intensas de mi vida. Pero eso tampoco me parece relevante.

Rebusco en mi azarosa carrera de poeta y ensayista. Hubo un accésit en el Premio de Poesía de la Parroquia de San Saturio, en un lejano 1978, por mi obra Florece, cansada, la rosa marsupial, poema dramático en tres actos y 1.200 endecasílabos enfáticos. También me acuerdo, muy apesadumbrado, de la carta que me remitió la Editorial El Acantilado para rechazar el trabajo de literatura comparada que me había llevado cinco años de penosa supervivencia en situación de excedencia laboral (sin sueldo) que titulé El champiñón y su blanca palidez. La seta más humilde a través de quince siglos de poesía y novela en Occidente. La misiva del editor no fue nada elegante, y es de justicia que eso se sepa antes de mi pronto traspaso.

He meditado sobre mis pertenencias: demasiado escasas. Mi cuenta corriente es más bien hostil, mi piso de alquiler en la periferia lleno de polvo, como polvorientos son esos zapatos que calzo porque nunca pienso en comprar un cepillo en el bazar chino. Nada en mi haber, concluí un domingo por la noche. Y luego me acosté.

Hasta que, por fin, el lunes, a las seis de la mañana, lo vi todo claro: me levanté con una idea luminosa y distinta en mi mente y por fin escribí: “Estoy orgulloso de mi sistema excretor, de su puntualidad y buen talante. Cada día, haga sol, sople el cierzo o caigan chuzos de punta, me siento en el inodoro y suelto un cagarro de tamaño adecuado, excelente forma y buen color. Lo contemplo fugazmente y, sin nostalgia, tiro de la cadena con una sonrisa y honda satisfacción, y lo mando a navegar por el mundo”.

18 comentarios:

  1. És quasi autobiogràfic, si no fos que Lluís és molt més que el personatge de ficció.
    Salut.

    ResponderEliminar
  2. Pues sí; es algo a celebrar. Que tu cuerpo le devuelva a la tierra, aquello que no ha necesitado, cada mañana, puntual y con talante amable, es un logro de la evolución. Y lo más maravilloso de este «procés» resulta ser que, mientras en tu interior se forma el pertinente cilindro de expulsión conocido como "cagarro" tu mente puede estar ocupada en mirar de no cagarla, en las decisiones que puedan tomarse de forma más consciente. ¡Maravilloso!

    ResponderEliminar
  3. Extraordinario Lluís, me gusta todo lo que escribe. Así me gusta Lluís, de eso se trata, de mandar la mierda a navegar por el mundo. Bravo.
    Salut

    ResponderEliminar
  4. Muy bueno Lluís, como siempre, da gusto leerlo siempre. «Tots som una mica LLuís, no està sol», como bien dices, Miquel.
    Si yo supiera escribir, si tuviera arte para hacerlo, que no es el caso, me hubiera podido salir algo así, solo que cambiando la literatura por la arquitectura. En cuanto a la enseñanza, me diferencio del autor del cuento en que no llegué a tener ni siquiera «algún carguito discreto y oscuro en alguna de las escuelas». Y acerca del «sistema excretor», después de la operación de diciembre de 2021 está plenamente operativo cada mañana. Toquemos madera.
    Mi felicitación a ambos. A él por escribirlo y a ti por traérnoslo a tu página.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  5. ¡Que descubrimiento La Charca literaria! Gracias por mostrármela.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. SENIOR CITIZEN:
      Es una web para perderse, efectivamente. De ahí salieron para Escritores Recónditos, (*) muchos de nuestros protagonistas.

      Hay, como hemos dicho siempre F. C. y yo mismo, escritores recónditos y escritores con-réditos, solo hay que mover las letras y las adulaciones al mandamás del momento.

      Lluis es de los recónditos, y doy fe, uno de los mejores en narrativa que he leído en mucho tiempo.
      Gracias por pasar
      salut


      (*) https://escritoresreconditosmistral.blogspot.com/

      Eliminar
    2. PD: En La Charca Literaria, y con seudónimo, encontrará también, si busca por autores, a Federico Capote, que tiene mucho que ver con este autor.

      Eliminar
  6. Es de bien nacido ser agradecido, así gracias a todos los elogios. debo contar algo acerca del texto: hay algo de realidad y algo de ficción, aunque por supuesto no diré jamás que és verdad y que es mentira. Saludos!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ayyy Lluis...Lluis...mira que escribes bien, canalla¡...Mira que escribes bien...¡
      Algún día me dirás que es lo que era "relato no-encontrado", que dirían los del diseño de las palabras, y que lo real.
      Un abrazote.
      Salut

      Eliminar
  7. Un texto brillante. Que el solitario protagonista reduzca la trascendencia de sus últimos días a su cagarro infalible, y se sienta plenamente satisfecho; chapaeu!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. jejejeje, tu los has dicho, PACO CASTILLO, un placer encontrarte detrás de la pantalla¡¡¡
      Abrazos y salut

      Eliminar
  8. Después
    de leer
    el tercer
    parrafo,
    lo entendí
    todo, lo
    que te
    pone La
    Nogueras,
    cachondo
    de la tercera
    edad que
    estas hecho.
    😂😂

    ResponderEliminar

Evangelio zaíno. Lluis Bosch. La Charca Literaria.

  Suelo leer La Charca Literaria , creo que es de lo mejor que hay, o a mí me lo parece. Allí, entre otros muchísimos escritores/as está mi ...