Circulan rumores fundados de que las hornacinas estaban colocadas en las esquinas más visibles de las calles importantes, para que las personas que tuvieran problema con el lenguaje pudieran vincular al santo/a con la calle en cuestión, sin necesidad de leer la preceptiva placa.
Aquí les dejo el rincón donde dormía la santa que daba nombre a la calle, hace ya muchos años, que no es más que la calle de la Virgen de la Mercé.
Circulen rumors fundats que les fornícules estaven col·locades a les cantonades més visibles dels carrers importants, perquè les persones que tinguessin problema amb el llenguatge poguessin vincular al sant/a amb el carrer en qüestió, sense necessitat de llegir la preceptiva placa.
Aquí els deixo el racó on dormia la santa que donava nom al carrer, fa ja molts anys, que no és més que el carrer de la Verge de la Mercé.
Una costumbre muy santa, oui, creo que ahí han sido ustedes más religiosos que por estos lares, o más de aparentarlo. Aquí hay mucho convento, nada que ver con los que florecieron y desaparecieron en el pasado, pero esa exhibición de hornacinas callejeras no se da. Solo suele haberlas en el costado de algún convento o colegio. Aquí también hay una calle de la Merced y otra de las Mercedes, toma ya. Y es que en su tiempo hubo un convento de la Merced Descalza y otro de la Merced Calzada. Desde luego que si la producción industrial hubiera sido en España tan temprana como la de conventos seríamos pioneros y avanzados como pocos.
ResponderEliminarPor cierto, prepárate que a las hornacinas les va a suceder próximamente los cacharritos de la transmisión 5G, sobre la cual llegará en breve la polémica sobre la contaminación que produzcan sus ondas, algo que no me extraña nada.
Quedan muchas en Barcelona, en el casco antiguo, claro, FACKEL, en contra lo que se pueda suponer.
ResponderEliminarSobre el 5G no me extraña nada, pero por lo que se ve hay que tenerlo, porque sino te quedas atrás en la cuestión de poner la lavadora desde el lugar de trabajo, y eso no me lo perdonaría nunca. Ya se sabe, al trabajo hay que ir meado y cagado, pero no desconectado.
Un abrazo
Que de la Hornacina en català s'en deia Fornícula me n'acabo d'assabentar; aixó em passa per ateu.
ResponderEliminarSalut
¿Entonces si la calle tenía ocho o mas travesías para saber el nombre debías recorrer toda la calle con cada cruce de 4 esquinas para saber el nombre?---- seamos serios, todo no vale y menos pulpo por animal de compañía. Ahí lo dejo
ResponderEliminarYa no duerme en el lugar,se ha ido desesperá para no ver.Antes era querida,le rezaban, sentían su protección y en las noches le ponían velas para iluminar y guiar a los trasnochadores, por necesidad o descarriados.Como hemos cambiado.
ResponderEliminarSalut.
Todos tenemos un pasado, y los catalanes hemos sido unos "meapilas" de tomo y lomo.
ResponderEliminarY lo seguimos siendo, salvo que hemos cambiado una religión por otra.
¿Entonces si la calle tenía ocho o mas travesías para saber el nombre debías recorrer toda la calle con cada cruce de 4 esquinas para saber el nombre?---- seamos serios, todo no vale y menos pulpo por animal de compañía. Ahí lo dejo
ResponderEliminarTípico de gentes amantes de creencias antiguas: llenar todo de muñequitos, dotando a los mismos de poderes sobrenaturales. Hoy, cambiamos todo eso por banderas. La nueva religión.
ResponderEliminarUn abrazo, Miquel.
Pos ateuente a las consuencias, FRANCESC ¡
ResponderEliminarsalut
Ayudaban al personal, eso es seguro, CHORDI, hace ciento venticinco años pocos sabían de letras, y lo que hoy conocemos como Raval era una cuarta parte del territorio.
Tampoco hay que objetivarlo todo hasta exprimir.
Un abrazo
salut
Si, ahora somos menos de la Moreneta y más de la Barceloneta, RODERICUS.
salut
Banderitas, escarapelas, estandartes, blasones, pendones (con perdón), lacitos, moños, bufandas, banderines...y si me apresuras, CAYETANO, hasta calzoncillos. No nos reprimimos. La calle es nuestra.
Un abrazo