Hace cinco décadas y media, la demostración de Scott fue sorprendente, a mí, la verdad, me costaba entenderlo.
Hoy, lo que cuesta entender son otras cosas.
Scott alcanzó cierta popularidad cuando reprodujo en la Luna el experimento de Galileo. A la vista de la cámara de televisión dejó caer un martillo y una pluma, demostrando que, en ausencia de aire, llegaban al suelo al mismo tiempo. El vídeo se ha utilizado infinitas veces en aulas a todos los niveles de enseñanza para ilustrar un efecto que siempre sorprende.
En su demostración, Scott utilizó dos plumas de halcón. Fueron cedidas, involuntariamente, por Baggin, una mascota de la academia de la Fuerza Aérea. ¿Por qué dos si solo necesitaba una? Más tarde confesaría que una era para ensayar fuera de cámara por si el experimento fallaba. Siempre cabía la posibilidad de que el guante se hubiese cargado de electricidad estática y la pluma se pegase a él en lugar de caer. No sucedió, por fortuna. Un alivio, porque un fallo en la prueba, a la vista de medio mundo, podría haber desencadenado una campaña de conspiracionistas exigiendo reescribir todos los libros de física.
Curiós si més no, vol dir
ResponderEliminarVamos a ver, yo veo que caen igual, al mismo tiempo, pero caen, lo que quiere decir que hay gravedad, poca o mucha, por lo tanto pienso que lo que es igual es la masa, la de la pluma y la del martillo...sino, sigo sin entenderlo..
EliminarSalut
... que el pes no existeix.Que tot pesa igual? No ho acabo d'entendre, hauré de rumiar-hi.
ResponderEliminarQue no es cuestión de peso, sino de rozamiento con el aire, y ahí si que entra en juego la forma del objeto. El experimento de dejar caer dos esferas con diferente tamaño y masa confirma esta ley de Galileo, llegan las dos al mismo tiempo al suelo.
EliminarSí, vale, vale, pero cuesta de entender, al menos en una mente obtusa (no se por qué le dicen obtusa si está el ángulo abierto) como la mía.
EliminarÉs molt curiós, però molt!
ResponderEliminarSalut
En la velocidad de caída de los dos objetos, la única fuerza que actúa es la de la gravedad de la Luna. Ni la forma, ni la masa o peso de los objetos, tiene influencia alguna (bueno, en realidad sí, pero es tan infinitesimalmente pequeña comparada, comparada con la de la Luna, que no llega a alterar el resultado). Esto solo puede ser así, si no hay "otras fuerzas" que puedan actuar. Como por ejemplo, la resistencia al aire que ofrece la forma del objeto. Al no haber aire, no hay resistencia.
ResponderEliminarEstá el otro experimento, de dejar caer dos bolas de diferente peso, esta vez, en la Tierra, por ejemplo, desde un campanario. Las bolas llegarán al suelo, prácticamente al mismo tiempo, a pesar de sus diferentes pesos. Hay una diferencia muy pequeña e inapreciable, debida a la resistencia del aire, que claro, en dos bolas es ridícula.
Ahhh...¡...no lo veía claro, solo intuía y aplicaba la lógica.
ResponderEliminarCorrecto, ahora se entiende mejor.
Gracias i bon día
Os leo y trato de aprender, gracias.
ResponderEliminarAquello siempre me generó dudas, Fackel, no de imágenes (verdadero/falso), sino de lo de la gravedad, la masa, la pluma, el martillo, la velocidad...todo un conglomerado de objetos que me decía a mi mismo que era imposible; sin embargo, aquello era tal como sucedía, y he aquí la explicación.
Eliminarsalut
Como dice Ricard, la única fuerza que se ejerce sobre la pluma y el martillo es la de la gravedad de la luna, pero no la de la atmósfera, la del aire, que es la que los frena a cada uno de diferente manera. En ausencia de aire no hay rozamiento y caen igual independientemente de su peso. Brillante deducción de Galileo Galilei, antes de ser formulada la ley de la gravedad.
ResponderEliminarSalut, Miquel.
Son curiosidades que siempre me han llevado a pensar. Sé que las personas que saben no tienen dudas al respecto, pero no deja de ser curioso para mí.
EliminarPor eso lo he insertado, porque leyendo sobre el tema recordé la escena del astronauta, la busqué y la puse.
Un abrazo, Joselu
Salut