miércoles, 6 de octubre de 2021

La libertad en un botellón (Gregorio Morán)

 

Tranvía 57 a su paso por el Paral lel. (1963)

Se, porque me consta, que  Gregorio Morán no suele caer bien, pero eso no lo hace peor escritor cuando de denunciar hechos se trata. A mi no me gusta Celine por su antisemitismo a ultranza, pero nadie negará que sus crónicas (De un castillo a otro), o su Viaje al fin de la noche, son simplemente inigualables. Así, con Gregorio Morán, que en esta crónica relata como pocos sabrían hacerlo,  lo que está pasando en esta ciudad, Barcelona,  y eso, ya se sabe, para los del Consistorio "ara no toca" porque por lo que parece todo va "molt bé".

"Nuestros jóvenes se aburren. No ha existido ninguna generación en la que los jóvenes no se aburrieran. Habría que hacer una exclusión para todos aquellos que vivieron y sufrieron una guerra, porque esos encontraban novedades allí donde los mayores iban dejando las huellas de la miseria, la crueldad y el odio. No es extraño que grandes libros de la literatura se hayan basado en las experiencias juveniles durante los crueles años de guerra y la sordidez de las posguerras de vencedores y vencidos. Pero ahora nos encontramos con una novedad sorprendente: está prohibido aburrirse. O más exactamente, todo está diseñado para que nadie se aburra.

Hubo un tiempo en el que se mantenía una relación, por pequeña que fuera, entre ocio y cultura. Eso se rompió y quedaron las inmarcesibles posibilidades de hacerse hooligan de un equipo deportivo, de caerse de culo con alcohol hasta las cachas, de seguir a los profetas de rastrojo denominados influencers, de hartarse de enviar mensajes por el teléfono tan móvil como idiota, de autofotografiarse en selfis como si emularan veinte veces al día a Dorian Gray sin necesidad de enterarse de quién fue ese gran precursor, el desdichado Oscar Wilde, un famoso sin premios en su currículo. Pero lo novedoso no es hacerlo en plan onanista sino en manada o, como dicen los sociólogos, grupal, con "efecto rebaño". 

Una generación, aseguran, sin futuro pero con mucho presente. La primera vez que escuché la palabra "botellón" fue a comienzos de los 90 y empezaba a ser una práctica limitada a los hijos de las clases medias. Les salía barato con la ayuda de la "paga" de sus padres. Hoy es interclasista pero con un peso notable del precariado y una capacidad de arrastre en alza entre los menores.

Lo insólito es que el botellón se haya convertido en un problema político echando a un lado lo que tiene de fenómeno social. Una estupidez se convierte en política cuando, como en este caso, hace saltar la apariencia de normalidad democrática de la que se jactaba esta sociedad. El daltonismo con el que la clase política y los medios de comunicación empoderados contemplan el fenómeno es para encerrarse en la misantropía. He oído explicar que los problemas los causan apenas un millar de delincuentes que aprovechan el barullo para desvalijar comercios y arrasar mobiliario urbano…pero que lo hacen a partir de las 3 de la madrugada.

Congregar en Barcelona a 15.000 jóvenes y al día siguiente 40.000 es un problema político de envergadura porque pone en cuestión al sistema en su conjunto. Una alcaldía surrealista en su cutrez, una Generalitat que amenaza más a sus mossos d´esquadra que a los violentos, unos partidos políticos amedrentados por Vox pero que consienten que el derecho a tocar los cojones a la ciudadanía está por encima de la ley. Y lo curioso es que, con toda probabilidad, en esos 40.000 descerebrados unidos jamás serán vencidos, no tienen caladero de votos de ningún tipo. Cuando se hagan mayores muchos se convertirán en reaccionarios de la extrema derecha independentista o partidarios de un patriotismo estrafalario. En el fondo late la inconsciencia de que decir "no" es oponerse a la libertad individual.

La gente que se arriesga por la libertad tiene al menos una cosa muy clara: un imbécil por el hecho de juntarse con otros miles de iguales no cambia nada. Se aburren en una sociedad castigada por la epidemia, donde no nos atrevemos a afrontar que si los líderes políticos, abrumados por los científicos y por las evidencias, deciden que hay que vacunarse yo tengo el derecho a no hacerles caso. Cierto, pero no a arriesgar la vida de los otros, por más que mi criterio sea sagrado y la vida del resto me importe un carajo. Todo servidor público debe vacunarse o hacerse objetor y retirarse del puesto. Para eso está el estado democrático de derecho. Lo demás son pamplinas de jueces que en ocasiones también se aburren y les pasó la edad del botellón, en la que nunca entraron porque tenían que preparar oposiciones.

Ninguna de las 1.200 actas levantadas por la policía autonómica catalana por manifestaciones públicas ilegales han sido recogidas por los responsables de Seguridad Ciudadana. Ni una sola. Cuando uno convierte a los servicios del Estado en una guardería es que se considera el padre putativo de los niños, y si los chavales se comportan como hijos de puta de madres impecables hay que limitarse a lo principal, que consiste en adularles para mantenerse en el cargo.

Tenemos la brillante situación de un país con el 40% de paro juvenil y donde la pandemia no impide que millares de chavales exijan el ocio nocturno. Quizá a los congregados no les importa o sencillamente no les afecta. Desde que la izquierda radical se ha vuelto identitaria y desdeñosa con la realidad social, hemos entrado en una simulación política. La libertad de expresión se ha cubierto de una capa asfáltica, impermeable al pensamiento y a la cultura, que se denomina el derecho al ocio, gratis total. Lo demás, la violencia, el contagio, la inseguridad, son efectos colaterales. El espacio urbano es suyo. Se lo han regalado en la más humillante de las negociaciones: yo no interrumpo lo tuyo porque tú no cuestionas lo mío.

Se imaginan que alguien explicara por lo menudo que abrir las discotecas es una prioridad política. Cabe recordar que algo similar hizo Fernando VII con las corridas de toros. Incluso cerró las Universidades y creo una Escuela de Tauromaquia. Un adelantado del populismo. Nosotros seguimos dándole vueltas a la Formación Profesional, ese pariente pobre de las Universidades Politécnicas.

De pronto hablar de ocio y cultura ha devenido un discurso viejuno, sólo apto para mayores con reparos, como la Iglesia cuando censuraba las películas. Quizá sea por eso que el debate sobre la quiebra del sistema de libertades se ha escorado hacia el lado más pedestre: qué debe exigirse y cómo pelear por ello. A algunos nos cuesta pensar en la deprimente creencia de imaginar que el pasado fue mejor que el presente. Por muy mal que vaya esta sociedad democrática desmochada nadie podrá convencernos, al menos a algunos, de que hubo tiempos mejores. No se trata de lo óptimo, pero romper con el discurso reaccionario de esa izquierda radical identitaria resulta una tarea, que bien merece exigir que el ocio no se limite a las querencias de un rebaño y que ese 40% adquiera las dimensiones de una generación que lucha por una vida digna y libre".

23 comentarios:

  1. Los del botellón no hacen nada para conseguir una vida digna, para mí son la peor escoria que hay, no tienen respeto a nadie y la verdad es una pena decirlo, pero esta juventud está perdida.


    Si te digo algo del negro de vox, seguro que me detienen...!!!



    Bon dia Miquel, petons.

    ResponderEliminar
  2. Ahora entiendo que lo echaran de la Vanguardia. No debe tener ni hijos, ni nietos en edad de botellón, para decirles "imbéciles","rebaño","hijos de puta"...Que no son extraterrestres, que son nuestros jóvenes y nosotros sus "viejos".
    Perdona, si te molesta lo que he escrito, pero me ha sublevado.
    Saludos.

    ResponderEliminar
  3. Amigo Miquel. Los jóvenes se aburren. Todos nos aburrimos. Las instituciones han montado grandes infraestructuras para que nadie se aburra, hay ministerios dedicados al fomento del ocio, hay una industria impresionante que hace de la diversión su negocio y con todo esto no consiguen erradicar el tedio. Algo hacen mal.
    Me temo que, ante el fracaso de su mala gestión, estas instituciones se verán obligadas a dar un paso adelante, quizás el paso les lleve al abismo, no lo sé. Para divertir a la población ociosa, el poder se verá en la necesidad de fomentan y producir nuevos estimulantes: drogas cada vez más fuertes y alienantes y sustitución del estudio y el trabajo por el juego y la violencia “divertida”.
    Para que la gente se divierta, deberán alterar la proporción entre formas de ocupar el tiempo: reducir el tiempo de trabajo –quizás unas tres horas semanales- y reducir la duración de los estudios –aprobado general y títulos universitarios gratuitos. Lo justificarán diciendo que las máquinas podrán hacerlo todo y que para divertirse tampoco hace falta que se estudien matemáticas, dibujo, latín o filosofía.
    El botellón está aquí para quedarse y las autoridades no harán nada para evitarlo. Es una forma de diversión barata y alienante, como les gusta a las instituciones. Para el botellón no se necesitan grandes estadios, ni polideportivos, tampoco auditorios ni piscinas olímpicas, con un espacio libre y unos cuantos contenedores para ser quemados ya basta.
    Además, los botellones sirven de excusa para exigir más medios y más armamento para las fuerzas del orden, se necesita que estén bien dotadas para no hacer nada.
    El botellón es libertad para destrozar mobiliario urbano, para saquear comercios, para intoxicar a los jóvenes con drogas y alcohol, para hostigar a la policía, para ensuciar las calles y para mostrar al mundo la imbecilidad a la que puede llegar el energúmeno que tiene pagadas las vacaciones y que le importa un comino la cosa pública.
    Nosotros también nos aburrimos de tanto oír las declaraciones de entendidos en la cosa sociológica, psicológica y política que no hacen más que reír las gracias del incumplimiento de la ley.
    Hay que decir que los botellones están prohibidos y si se toleran es porque los responsables incumplen la ley. Prevarican.
    Aplaudo la lucidez del señor Morán.
    Un abrazo
    Francesc Cornadó

    ResponderEliminar
  4. No digas nada, MTRINIDAD ¡¡¡ ya ves que también han postergado la "Canción del Cola-Cao" porque les parece que la letra es irreverente.
    Un beso
    Cuidate.

    Lo echaron de La Vanguardia porque se cagó en Su Majestad "el Rey" y le llamó estafador; , ya sabes que el Sr Conde de Godó es amigo del Rey emérito y entre ellos arreglan sus cacerías.
    Por lo demás me parece perfecto tu manera de ver las cosas. Tienes todo el derecho a manifestarte y así queda reflejado.
    Hoy no salgas que medio llueve medio hace sol.
    Un abrazo

    Amic , gran amic FRANCESC CORNADÓ.
    Suscribo una por una tus palabras. Una por una. Así queda todo aclarado y no hay dudas conforme lo que yo pueda pensar.
    Has reflejado lo que a grandes rasgos pienso de todo esto. Que interesa y que si se desea acabar, se acabaría.
    Un abrazo de los más grandes

    ResponderEliminar
  5. Perdón CAR RES, el segundo comentario de los tres emitidos era para ti, y no he puesto el destinatario. te pido perdón otra vez.
    Un abrazo y ojo con la bici.

    ResponderEliminar
  6. Repito lo que he puesto en mi entrada, que hoy parece que todos estamos en cosas similares.
    " "Los jóvenes del campo, que habían combatido la pobreza con el trabajo de sus manos, atraídos por las dádivas de políticos y particulares preferían la holganza de la ciudad al trabajo de la tierra. A todos los mantenía el mal funcionamiento del Estado". (Salustio. Catilina, 37).

    Un saludo

    ResponderEliminar
  7. Es talment com ho explica MORÁN, el problema es que pocs o volen veure aixi.


    Salut.

    ResponderEliminar
  8. Conozco jóvenes que combaten el aburrimiento de otro modo.
    Si aceptamos que para no estar aburrido tienes que pillar una cogorza -sea cara o barata- y tienes que acabar quemando contenedores, reventar escaparates, quemar motos y correr detrás de los urbanos u otros cuerpos policiales (vaya imagen) entonces tendremos que empezar a pensar que estamos muy enfermos (no solo ellos; nosotros)
    A estos niños, en su infancia, cuando hacían una trastada, un congénere le decía al otro:
    —No le riñas, no lo castigues, razónale...
    Ahora vemos el resultado.

    ResponderEliminar
  9. Escrito queda, DANIEL
    Salve ¡¡

    Se aproxima una mica, si, FRANCESC PUIGCARBÓ
    Salut i cuídat ¡

    Por ahí van los tiros, RICARD ( Noexus)
    Salut y gracias por la compañía.

    ResponderEliminar
  10. El maestro Morán ha hecho una radiografía impecable de la triste realidad de Barcelona.

    Pero le corrijo, no son 1.200 actas sin tramitar, sino 15.000 las que han levantado los Mossos y que la administración ha archivado en la papelera.

    Habrá que empezar a creer en que hay algún interés político en mantener esta situación de anarquía nocturna..... ¿ Pero de quién, y para que ?.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  11. No lo se, RODERICUS, lo que si sé es que retrata lo que hay y lo que vivimos dentro de esta ciudad. Es muy fácil hablar de buenísmo desde los aledaños, todos son buenos, pero si uno tuviera como yo, vivir en un chaflán con 9, NUEVE si, bares en su chaflán, (Tamarit_Rocafort), y que en la acera cada bar tenga como mínimo 6 mesas, y que cada mesa tenga 4 sillas, no le haría tanta gracia.
    Aguantar cada noche a más de 200 personas bebiendo y hablando, y ver la falta de sensibilidad que se tiene para con el vecindario , te aseguro no es agradable.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  12. Bon día mi niña.
    Que la jornada nos sea propicia.
    Salut

    ResponderEliminar
  13. Pues sí, "Viaje al fin de la noche" es inigualable. Subjetivamente hablando: a mí me gustó mucho y repaso partes con frecuencia. Pasa como con las novelas de Camus o la obra cumbre de Canetti : se hacen varios ejercicios mentales a la vez. Etcétera.

    Leeré el artículo de Morán. Buen jueves, Miquel.

    ResponderEliminar
  14. Con excepciones, tenemos una juventud mimada y consentida que, pese a las dificultades, no les faltan un techo, comida y, si me apuras, buena ropa de marca.
    Salut. Miquel.

    ResponderEliminar
  15. Estoy de acuerdo contigo, FACKEL, completamente de acuerdo.
    Un abrazo

    jejejeje, si, PACO CASTILLO, cuánta razón
    Un abrazo
    Salut

    ResponderEliminar
  16. Muy bueno el artículo de Gregorio Morán. Estoy de acuerdo con la mayoría de los comentarios. En concreto, el de mi admirado Francesc Cornadó es para enmarcar.

    Pero ¡tranquilidad!: ahora el gobierno crea un "bono cultural joven" y regalará 400 euritos a los que cumplan los 18 años para que lo gasten en "cultura" (?) —y de paso los voten en los próximos comicios, se podría añadir—. No sé si no sería mejor invertir ese dinero en educación, pero quizá así esos muchachos acudan en masa a las librerías, a los museos, a exposiciones, al Teatro Real o al Auditori, y por lo tanto dejen de aburrirse y de beber alcohol de garrafón como posesos. Aunque, conocido el percal, lo más probable es que se lo gasten en videojuegos (que se incluyen en ese bono, "como no podía ser de otra manera").

    Decía mi admirado Pérez Andújar: «Hoy todo es cultura. La cultura se ha convertido en una coartada. Una injusticia, una arbitrariedad, quedan justificadas si se encuentra para ellas un contexto cultural».

    ResponderEliminar
  17. Nuestras maneras de pensar, GRAN URIBE 50, son similares. Nada más a añadir.
    Un abrazo
    Salut

    ResponderEliminar
  18. Me encanta comprobar la altura moral de nosotros, los mayores, me temo que la memoria es muy parcial e interesada, con un poco de lectura, de cine de hace unos años y de hemeroteca quizás seríamos algo más objetivos. Los clamores apocalípticos me dan más miedo que los botellones.

    ResponderEliminar
  19. De Morán ya he opinado muchas veces, lo han acabado echando de más sitios, no solo de la pérfida Vaguardia.

    ResponderEliminar
  20. No tengo nada contra la altura moral de todos nosotros,JULIA, no creo, por otra parte, que los que escriben por aquí lean poco, antes bien, todo lo contrario.
    Salut

    ResponderEliminar
  21. Perdón JÚLIA, se me había olvidado el comentario irónico de la "pérfida Vaguardia". No se si es pérfida, lo que si se y lo escribo en mi página, es que es una "llepa-culs". Se innauguró para apostillar a la corte en su momento; se alió con Franco y le puso "española " durante más de medio siglo. Cuando vio las peras del Pujol borró lo de "española y se alió con el poder, tanto que tenía columnas durante más de medio siglo apostando por todo lo apostable, desde obviar lo de banca Catalana hasta olvidarse de Prenafeta y Alavedra, hasta que ha visto que no va bien ese juego porque han perdido poder y para congraciarse con ER, que es lo que viene tira por la borda a la Rahola y hace bajar de tono al Monzó.
    No se si es pérfida, pero si se que siempre se a arrimado al árbol que mejor calienta.
    Salut

    ResponderEliminar
  22. "ha arrimado con ha, que es verbo y no preposición", Miquel..¡¡¡

    ResponderEliminar