Es lo que veo, MTRINIDAD,El Raval se ha convertido en eso. Ya no es un barrio obrero, es un barrio de trapicheo, sucio y degradado, y lo peor, que no le veo solución. Un beso
Sencillo y bien planteado el guion, la interpretación correcta. Un buen ejercicio de corto de tema social en que se muestra que el trabajador es totalmente prescindible. Salut, Miquel.
Desgarrador corto. Devastador para las esperanzas de quienes decían -¿y dicen?- que íbamos a salir mejores. La culpa no es de la pandemia del coronavirus. Hay males anteriores y endémicos. Desgarrador.
Tan real como la vida misma.
ResponderEliminarY así va todo, no te puedes fiar de nadie.
Abrazos Miquel y BFDS.
Lo del Raval y la fabela, es fuerte.
Un beso buen día, MTRINIDAD, y tan real...si que lo es, si.
ResponderEliminarCuidate mucho
Es lo que veo, MTRINIDAD,El Raval se ha convertido en eso. Ya no es un barrio obrero, es un barrio de trapicheo, sucio y degradado, y lo peor, que no le veo solución.
ResponderEliminarUn beso
Está claro que no hay ninguna lista "en papel", cada vez se usa menos el papel y más la mentira y la impiedad.
ResponderEliminarSaludos
Cornadó
Estoy de acuerdo, FRANCESC CORNADO.
ResponderEliminarUn abrazo
Salut
Buenísimo. Y sin necesidad de mentir.
ResponderEliminarUn saludo.
Jejejeje , cierto, CAYETANO
ResponderEliminarSe trata de un despido digital, no analógico. ¡Muy bueno!
ResponderEliminarSencillo y bien planteado el guion, la interpretación correcta. Un buen ejercicio de corto de tema social en que se muestra que el trabajador es totalmente prescindible. Salut, Miquel.
ResponderEliminarA dedo, si, FRANCESC PUIGCARBO, tal como Sona.
ResponderEliminarSalut
Lo es , sin duda, JOSELU.
Un abrazo
Salut
Triste y penoso, pero real. Una pena.
ResponderEliminarSaludos
Realmente es así, un abrazo, LUIS ANTONIO
ResponderEliminarSalut
Desgarrador corto. Devastador para las esperanzas de quienes decían -¿y dicen?- que íbamos a salir mejores. La culpa no es de la pandemia del coronavirus. Hay males anteriores y endémicos. Desgarrador.
ResponderEliminarPara pensar FACKEL, desde luego
ResponderEliminarUn abrazo