Hace nada nos ha dejado Javiér Lambán. Es curioso, pero tan dados que son algunos políticos a teclear nimiedades, pocos, contados con los dedos de media mano, le han dedicado unas mínimas palabras, quizá por eso, porque la muerte de una persona válida y un político consecuente no sea una nimiedad
Descanse en paz.
Cualquier organización necesita pulso, alma. Un partido político especialmente, y si es de izquierdas más. El PSOE ha sido un ejemplo de ello durante casi 150 años. Siempre ha tenido pulso y alma. A veces demasiado pulso, y casi siempre dos almas, o más…
Javier Lambán siempre entendió que un partido sin pulso está muerto. Y asumió, con el coste que esto supone en la cultura piramidal de los partidos de hoy, su papel de referente para mantener el pulso, el alma y la aportación de ideas, criterio y personalidad a la organización.
Al PSOE Además, era una gran persona y un buen hombre íntegro y auténtico, como me decía anoche una dirigente de su equipo que le conocía muy bien desde hace años y que le acompañó hasta el final.
El pasado día 4, apenas hace 10, estuve conversando con él. Me trasladaba algunas reflexiones duras sobre el momento político, y las combinaba con deseos y palabras muy cariñosas. Un equilibrio virtuoso entre realismo, ambición y utopía. Muy inspirador viniendo de alguien como él y en la situación que se encontraba.
Coincidimos 3 años como 'barones' del PSOE y compartimos un mitin muy especial en Zaragoza. Siendo el más joven tuve la suerte de aprender de la escuela Lambán: principios, coherencia y tener muy claro siempre quienes necesitan que hagamos bien nuestro trabajo para tener mejores oportunidades en la vida.
Javier era un político que, con una ideología de izquierdas tan claramente definida y tan vehementemente defendida, consiguió tener el respeto desde siempre de muchas personas con ideologías diferentes a la suya.
Para algunos, quizá, esto no sea importante o necesariamente positivo. Para mí, en estos tempos de polarización, esta es la clave para la convivencia, la consolidación de la democracia y la lucha frente al populismo y la radicalidad. Conseguir un respeto mutuo.
La fórmula de Javier Lambán para ganarse este respeto tan amplio era muy sencilla, pero poco habitual: coherencia, naturalidad y respetar a los demás para que te respeten a ti.
No era sant de la meva devoció, en alguns aspectes va ser una mala persona, però tenia el seu dret a fer el que va fer contra el meu país, però en el moment de la seva mort, massa aviat (67) es mereix tot el respecte i un comiat digne d'amics, enemics i companys de partit. DEP
ResponderEliminarDons em puc considerar afortunat; mai he tingut noció de pàtria, de país, mai. Sóc un apàtrida, un xarnego internacional, potser, sens dubte, aquest fet fa que només m'importi la persona, la seva feina i l'optimització dels recursos si és que és a les seves mans.
EliminarSalut
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EliminarGraciés, Francesc.
EliminarIba a escribir un comentario, pero ya está escrito, pues Francesc se me ha adelantado. Tampoco era santo de mis devociones. No puedo estar más en desacuerdo con eso que Juan Lobato dice que era su fórmula, empezando por el poco respeto hacia la historia y la cultura vecina y ese afán por inventar agravios donde no los hubo.
ResponderEliminarPero... en fin: La muerte nos hace a todos iguales.
Sin dudarlo, Ricard, a todos iguales.
EliminarSalut
Respecto el personatge però en relacio amb Catalunya i els catalans va mostrar no tenir les virtuts que l'article li atorga, morir no ens fa a tots iguals, cadascú te la seva història. Descansi en pau.
ResponderEliminarJo cada dia soc menys de pàtries però em sap greu que es llenci llenya al foc per prejudicis diversos i visceralitat. Morir no vol dir que no es pugui fer una anàlisi seriosa del seu capteniment. Un altra tema és que sàpiga greu una mort prematura i dolorosa, o que no es pugui admirar la persona a nivell individual.
ResponderEliminarNo sóc de pàtries, Júlia, perquè la premissa és capciosa. M'explicaré: Si a això fos, m'hauria de preguntar si més patriota va ser aquell que va enarborar una Banca amb el nom del posant la bandera com a escut) i va fer desaparèixer els diners d'una senyora, entre altres milers, La Pepita, que va estar en primera línia lluitant per uns ideals (bons o dolents, això seria una altra cosa) . La pàtria és el darrer reducte dels hipòcrites, és allò on es poden amagar parlant d'ideals quan la realitat és una altra.
EliminarÉs la meva opinió.
Salut
No entiendo de política, no sé el nombre de los políticos catalanes ni andaluces, que por mis intereses económicos debería saber. Este señor me suena, por el lío de los murales y su polotizacion patriótica, que con menos ruido se tendría que haber arreglado, pero no, sigue coleando. Por comparación, los problemas de ese tipo, en la Mezquita Catedral de Córdoba, el Cabildo los soluciona con discreción, en silencio. Claro que se trata de un ente, que produce mucho dinero y lo que diga el obispo va a misa. Incluso Anguita decía amén. La discreción.
ResponderEliminarQue descanse en paz y en respeto, ya no puede defenderse
Salut, Car Res.
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