Barracas, (chabolas), frente al estadio de Montjuïc. Can Valero Petit. Hoy Jardín Botánico. 1968

martes, 4 de marzo de 2025

Diferencias entre "Fascismo" y "Franquismo". Banalización de la palabra.

Acompañando a la entrada de ayer.

El franquismo y el fascismo, aunque a menudo se utilizan como sinónimos, presentan diferencias significativas. Poner a la misma altura lo uno y lo otro hace, en mi opinión, un flaco favor, pues sus fondos y orígenes son completamente diferentes, aunque sus formas se asemejen. Nos hemos acostumbrado denominar "fascista" a todo aquello que rompe el concepto de "izquierda", incluso en lo más leve, de tal manera que de tanto utilizarla, la estamos banalizando, con lo que cada vez más corremos el riesgo que quitarle su significado.

Nos conviene recordar que Putin invadió Ucrania bajo el pretexto de limpiarla de "fascistas".


                      

A grandes rasgos:

  1. Papel de la Iglesia: El franquismo contaba con un fuerte apoyo de la Iglesia Católica, algo que no era tan prominente en el fascismo italiano.

  2. Rol militar: El ejército desempeñaba un papel mucho más importante en el régimen de  Franco que en el fascismo italiano.

  3. Objetivos sociales: El fascismo buscaba movilizar a las masas y crear tensión social, mientras que Franco pretendía disciplinar y congelar las relaciones sociales en una estructura jerárquica

  4. Ideología: El franquismo se basaba en una mezcla de tradición antiliberal, reaccionaria, creando un sistema único

  5. Evolución del régimen: El franquismo evolucionó a lo largo de sus casi 40 años, alejándose progresivamente de los elementos más puramente fascistas

  6. Naturaleza del Estado: El fascismo creó estados nacionalistas autoritarios y laicos, mientras que el franquismo estableció un estado confesional y tradicionalista

  7. Continuidad: Los fascismos se concebían para sobrevivir al líder, mientras que el franquismo no se pensó para continuar después de Franco, sino que impuso una figura heredera a la del último rey en ejercicio.

  8. Franco no era un ideólogo, era un militar que se apoya en diferentes grupos ideológicos para mantener su poder



 Y a grandes rasgos esquemáticos:

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  • Buscaba crear un "hombre nuevo" y una nueva sociedad

  • Glorificaba la jerarquía, el nacionalismo extremo y la guerra

  • Tenía una ideología más definida y doctrinaria

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  • Pretendía congelar las relaciones sociales y volver al orden estamental

  • Su objetivo era disciplinar a las masas, no movilizarlas

  • Carecía de una ideología tan definida, siendo más pragmático y adaptable

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  • Rompía explícitamente con el orden tradicional

  • Creaba estados laicos y secularizados

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  • Se apoyaba en valores tradicionales y conservadores

  • Era declaradamente confesional y daba poder político a la Iglesia

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  • Deificaba el Estado

  • El partido único actuaba como vanguardia política

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  • No hizo del Estado una religión

  • El Movimiento Nacional nunca tuvo el mismo poder que los partidos fascistas

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  • El movimiento podía sobrevivir al líder

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  • No se concebía un "franquismo después de Franco"

  • El fascismo subordina el estado al partido, y el franquismo subordina el partido al      dictador.

  • Totalitarismo

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  • Buscaba encauzar todas las manifestaciones de la vida social, e incluso impregnaba el arte.

  • Mientras que el fascismo buscaba la movilización de masas y la expansión territorial, el franquismo se centró en la represión interna y la consolidación del poder personal de Franco

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  • Permitía cierta pluralidad controlada (Iglesia, Ejército, corporaciones económicas)

En estas diferencias, el franquismo compartía con el fascismo características como el nacionalismo extremo, el anticomunismo y el liderazgo carismático.

lunes, 3 de marzo de 2025

Cómo el populismo fracturó Francia en los años treinta. Cháves Nogales

 Este artículo, escrito por Salvador Enguix, en La Vanguardia de esta semana, creo que es de muchísimo interés, al menos en este momento. Separa populismo de fascismo y este incluso del nazismo. Habla de ideologías totalitarias, de sus diferencias, y en ellas, de un consentimiento moral.

Les dejo con él.

Si tienen un momento, léanlo, les aseguro que no se arrepentirán.



Francia, durante siglos, fue considerada el faro de la democracia y los derechos humanos en Europa. Sin embargo, en los años previos a la Segunda Guerra Mundial, el país se vio sumido en una profunda crisis política y social que lo dejó vulnerable frente al ascenso del populismo y el fascismo. Manuel Chaves Nogales, en su libro La agonía de Francia, describe con detalle cómo la sociedad francesa, dividida y desmoralizada, fue incapaz de resistir no solo la invasión nazi, sino también la penetración de ideologías totalitarias en su propio territorio. Esta historia, lejos de ser un mero relato histórico, resuena con inquietante actualidad en un momento en que Francia, y gran parte de Europa, se enfrentan de nuevo al ascenso de movimientos populistas y de ultraderecha.

En los años treinta, Francia era un país profundamente dividido. La polarización política entre la izquierda y la derecha, agravada por la crisis económica y social derivada de la Gran Depresión, creó un caldo de cultivo perfecto para el auge de ideologías extremistas. Por un lado, la derecha fascista, representada por grupos como Action Française, liderados por Charles Maurras, abogaba por un nacionalismo extremo y antisemita, influenciado por el fascismo italiano y el nazismo alemán. Estos grupos despreciaban la democracia y buscaban un régimen autoritario que, según ellos, devolvería a Francia su grandeza perdida. Por otro lado, el Partido Comunista Francés, alineado con la Unión Soviética, también contribuyó a la desestabilización del país. Su lealtad a Moscú y su oposición a la guerra contra Alemania, especialmente tras el pacto Ribbentrop-Mólotov de 1939, debilitaron la cohesión nacional en un momento crítico.

Chaves Nogales describe cómo estas fuerzas internas, en lugar de unirse frente a la amenaza nazi, se enfrentaron entre sí, minando la capacidad de Francia para resistir. La sociedad francesa estaba fracturada: mientras unos veían en Hitler una amenaza existencial, otros lo consideraban un líder fuerte que podría “salvar” a Francia de la decadencia. Esta división no era solo política, sino también moral. Muchos franceses, influenciados por la propaganda nazi y la desconfianza hacia sus propios líderes, no creían en la posibilidad de una victoria. El derrotismo se extendió como una plaga, y con él llegó la idea de que la guerra era inevitable y de que Francia no tenía más remedio que capitular.

Cuando Alemania invadió Francia en 1940, el país no estaba preparado ni militar ni moralmente para resistir. Chaves Nogales destaca varios factores que contribuyeron a esta debilidad. En primer lugar, la mentalidad defensiva de los líderes franceses, que confiaron demasiado en la Línea Maginot, una serie de fortificaciones defensivas que resultaron inútiles frente a la estrategia de guerra relámpago (Blitzkrieg) de los alemanes. Esta mentalidad reflejaba una falta de voluntad para tomar la iniciativa y luchar activamente. En segundo lugar, la desmoralización de la población. La sociedad francesa, ya de por sí dividida, se hundió en la apatía y el egoísmo. Muchos ciudadanos, más preocupados por su bienestar inmediato que por el futuro del país, no estaban dispuestos a hacer sacrificios por la causa nacional. Chaves Nogales describe cómo esta indiferencia contribuyó al colapso del país.

Pero quizás el factor más determinante fue la traición de las élites. Chaves Nogales critica duramente a las élites políticas y militares francesas, que en muchos casos estaban más preocupadas por sus intereses personales que por la defensa del país. Figuras como el mariscal Pétain, que más tarde colaboraría con los nazis, representaban esta actitud derrotista. Pétain y otros líderes creían que la rendición era la única opción viable, y que colaborar con los nazis era preferible a una resistencia que, en su opinión, estaba condenada al fracaso. Esta actitud no solo facilitó la invasión nazi, sino que también sentó las bases para el régimen colaboracionista de Vichy.

El populismo y el fascismo no solo debilitaron a Francia desde dentro, sino que también facilitaron la invasión nazi. Chaves Nogales describe cómo muchos franceses, influenciados por la propaganda nazi, llegaron a ver a Hitler como un líder fuerte que podría “salvar” a Francia de la decadencia. Esta mentalidad contribuyó a la rápida capitulación del país. El antisemitismo, promovido tanto por los nazis como por grupos fascistas franceses, dividió aún más a la sociedad y justificó la colaboración con el régimen de Hitler. El derrotismo, alimentado por la idea de que la guerra era inevitable y que Francia no tenía posibilidades de ganar, se extendió rápidamente entre la población. Chaves Nogales describe cómo este derrotismo fue explotado por los nazis para desmoralizar a los franceses y facilitar su rendición.


Diferencias entre "Fascismo" y "Franquismo". Banalización de la palabra.

Acompañando a la entrada de ayer. El franquismo y el fascismo, aunque a menudo se utilizan como sinónimos, presentan diferencias significati...