Les aseguro que hay cosas que me llaman poderosamente la atención, esta es una de ellas. Son las 7´35 de la mañana. Llueve de manera intempestiva. Observo desde el ventanal de casa, al barrendero, que impertérrito, a pesar del agua, no deja por mirar cada una de las papeleras de la plaza y vaciarlas si es menester.
Me deja pensativo, no le vigila nadie, ni a nadie se le ocurriría que pasara, y sin embargo ahí está.

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