lunes, 7 de febrero de 2022

La memoria histórica

Este es un libro que debería contar para la memoria histórica. Está escrito por una republicana federalista en la época de los hechos, Clara Campoamor.

Objetivo al cien por cien, explica lo ocurrido en Madrid y en Barcelona cuando todos se creen con derecho a juzgar.

Nunca ha sido bien recibido por las fuerzas llamadas "progresistas", pero es uno de los mejores testimonios de la época.

Han habido muchas tapias de cementerio. Han habido muchos "paseos". 

Si a la memoria histórica, por supuesto, pero está no ha de olvidar a ningún ajusticiado.

Lo encontrarán en la red de bibliotecas de Barcelona.





16 comentarios:

  1. ¡Las mujeres! ¿Cómo puede decirse que cuando las mujeres den señales de vida por la República se les concederá como premio el derecho a votar? ¿Es que no han luchado las mujeres por la República? ¿Es que al hablar con elogio de las mujeres obreras y de las mujeres universitarias no está cantando su capacidad? Además, al hablar de las mujeres obreras y universitarias, ¿se va a ignorar a todas las que no pertenecen a una clase ni a la otra? ¿No sufren éstas las consecuencias de la legislación? ¿No pagan los impuestos para sostener al Estado en la misma forma que las otras y que los varones? ¿No refluye sobre ellas toda la consecuencia de la legislación que se elabora aquí para los dos sexos, pero solamente dirigida y matizada por uno? ¿Cómo puede decirse que la mujer no ha luchado y que necesita una época, largos años de República, para demostrar su capacidad? Y ¿por qué no los hombres? ¿Por qué el hombre, al advenimiento de la República, ha de tener sus derechos y han de ponerse en un lazareto los de la mujer?

    Pero, además, señores diputados, los que votasteis por la República, y a quienes os votaron los republicanos, meditad un momento y decid si habéis votado solos, si os votaron sólo los hombres. ¿Ha estado ausente del voto la mujer? Pues entonces, si afirmáis que la mujer no influye para nada en la vida política del hombre, estáis -fijaos bien- afirmando su personalidad, afirmando la resistencia a acatarlos. ¿Y es en nombre de esa personalidad, que con vuestra repulsa reconocéis y declaráis, por lo que cerráis las puertas a la mujer en materia electoral? ¿Es que tenéis derecho a hacer eso? No; tenéis el derecho que os ha dado la ley, la ley que hicisteis vosotros, pero no tenéis el derecho natural fundamental, que se basa en el respeto a todo ser humano, y lo que hacéis es detentar un poder; dejad que la mujer se manifieste y veréis como ese poder no podéis seguir detentándolo.

    No se trata aquí esta cuestión desde el punto de vista del principio, que harto claro está, y en vuestras conciencias repercute, que es un problema de ética, de pura ética reconocer a la mujer, ser humano, todos sus derechos, porque ya desde Fitche, en 1796, se ha aceptado, en principio también, el postulado de que sólo aquel que no considere a la mujer un ser humano es capaz de afirmar que todos los derechos del hombre y del ciudadano no deben ser los mismos para la mujer que para el hombre. Y en el Parlamento francés, en 1848, Victor Considerant se levantó para decir que una Constitución que concede el voto al mendigo, al doméstico y al analfabeto -que en España existe- no puede negárselo a la mujer. No es desde el punto de vista del principio, es desde el temor que aquí se ha expuesto, fuera del ámbito del principio -cosa dolorosa para un abogado-, como se puede venir a discutir el derecho de la mujer a que sea reconocido en la Constitución el de sufragio. Y desde el punto de vista práctico, utilitario, ¿de qué acusáis a la mujer? ¿Es de ignorancia? Pues yo no puedo, por enojosas que sean las estadísticas, dejar de referirme a un estudio del señor Luzuriaga acerca del analfabetismo en España.

    https://elpais.com/sociedad/2006/10/01/actualidad/1159653602_850215.html


    https://www.rtve.es/television/clara-campoamor-la-mujer-olvidada/

    https://canalhistoria.es/perfiles/clara-campoamor/

    Una gran mujer y una gran persona, gracias a ella las mujeres pudiero votar en ezpaña.
    Bon dia Miquel, buena semana, y un gran homenaje a la mujer siempre tan menospreciada en todo y hoy día lo mismo,que si es lesbiana, que si es mandona, que es un ciudadano de segunda, hasta con los mismos hermanos..."ellos son más".
    Yo cuando tenía el blog, al que tú fuiste mi maestro y siempre me diste aliento y buenos consejos hice varios post, sobre ella, muchas gracias estimado Miquel, que tengas una buena semana, abrazos.

    ResponderEliminar
  2. Hauré de mirar si és a la bliblioteca de Sabadell.


    Salut

    ResponderEliminar
  3. Mira que noticia...Es repugnante.

    https://www.lasexta.com/noticias/internacional/drama-ninas-afganas-vendidas-sus-padres-otros-hombres-poder-pagar-facturas_2022020561feb971334ddc000120f253.html

    ResponderEliminar
  4. Aquí, en la biblioteca de El Prat, MTRINIDAD, hay una serie de libros de Clara Campoamor que son buenísimos. Tienes razón en todo lo que expones, toda la del mundo. Esta mujer era objetiva, y si bien estuvo un par de años, los primeros, con Lerroux, en su partido, se fue del partido al ver la calaña del personaje.
    Por ser objetiva escribió los errores de los milicianos en el 36 y 37. La falta de disciplina y la carencia de preparación hicieron que aquellos que tenían que defender la ciudad se convirtieran en ejecutores con mando en plaza. Nacieron las Chekas y nació el terror ciudadano que ella denuncia.

    PD:La notícia és repugnante y pone triste cualquiera.
    Un beso grande y buen día.
    Salut

    Post demanar el llibre a la teva biblio , FRANCESC PUIGCARBÓ, ara no cobran res i lo portan i et trucant al telèfon.
    Una abraçada

    ResponderEliminar
  5. Como no léo ningún libro,así me va bien,me quedo con la portada de la bella miliciana,con el fusil al hombro,que no hizo la mili,ni tenía idea de lo que era estrategia militar.
    Saludos.

    ResponderEliminar
  6. De eso de la estrategia y la mili puedes estar seguro, CAR RES.
    Cada uno era general con mando inmune en plaza, y habían más fusiles en la ciudad que en el frente, uno de los motivos de porque se perdió la guerra y Paco *la culona*, (apodo que le puso Millán Astray), la ganó.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  7. Como Clara Campoamor hubo otros muchos que quisieron cambiar las cosas y no pertenecieron ni al bando ganador de la guerra ni al oficialmente revolucionario. La Tercera España que dicen algunos.
    Saludos.

    ResponderEliminar
  8. Nada que objetar, CAYETANO.LLevas razón.
    Un abrazo
    Gracias por tu compañía.

    ResponderEliminar
  9. Oh!, había puesto un comentario y ahora veo que no está, debe estar flotando por el éter.
    Gracias, Miquel, por esta recomendación. Buscaré el libro.
    Abrazos
    Francesc Cornadó

    ResponderEliminar
  10. Creo que te encantará, FRANCESC CORNADÓ.
    Un abrazo
    Salut!!!!!

    ResponderEliminar
  11. Me he descargado el libro, y gracias por la recomendación.

    Un abrazo Miquel.

    ResponderEliminar
  12. Fenomenal, RODERICUS, es fàcil de leer y tiene mucha información de primerísima mano.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  13. Esto de la Memoria Histérica es una estafa, un timo, un atraco y demuestra la falta de vergüenza de sus promotores. Fui proclive a levantar tumbas anónimas y hacer un funeral de Estado, serio, honrado, formal, sin partidismos, sin ideología más que el respeto a la Vida. Ahora se que esto en España, por culpa de cuatro miserables no va a ser posible, asi que quiero que no se levanten más tumbas, que no se resuciten todavía más los odios cainitas.
    La Transición fue un ejemplo mundial de reconciliación, donde unos y otros en vez de tirarse piedras crearon un país tolerante, la palabra Tolerancia es importante. Ahora cuatro cabrones (no es insultar, es referir9 quieren tirar el legado de paz y concordia que yo he conocido para sacar adelante sus sectarismos ideológicos. Las victimas miraron adelante y apostaron por la paz y estos sinvergüenzas quieren resucitar los odios. Nos quieren imponer ser los nietos de la Guerra Civil en vez de proclamarnos los hijos de la democracia, es miserable.

    En ese libro Clara Campoamor dice:
    "Madrid ofrecía un aspecto asombroso toda una invasión de fealdad y de miseria moral, más que material, de gente que pedía humildemente permiso para vivir.

    Al principio se persiguió a los elementos fascistas. Luego la distinción se hizo borrosa. Se detenía y fusilaba a personas pertenecientes a la derecha, luego a sus simpatizantes, más tarde a los miembros del partido radical del señor Lerroux y luego se incluyó a personas de la izquierda republicana. La autoría de las ejecuciones correspondía a unas milicias que el propio Gobierno había armado y que no era capaz de controlar. Los muros y tapias de la Casa de Campo, cuartel general de las milicias pudieron sentir, apretados contra ellos, los míseros y trémulos cuerpos de gente aterrorizada. Allí los llevaban «a dar un paseo», frase que se convertiría en común sinónimo de la muerte en las dos Españas que combatían entre sí en esas fechas.

    "Con pueriles pretextos se organizaron matanzas de personas pertenecientes a la derecha"

    «Un ataque de locura colectiva se apoderó de los barrios populares y se incendiaron iglesias, se mataron sacerdotes y hasta vendedoras de caramelos en las calles»

    Los sucesos se denunciaron en el parlamento y gracias a ello consta en el Diario de Sesiones que entre febrero y mayo de 1936 los radicales saquearon 178 edificios públicos o privados, incendiaron 178 monumentos, establecimientos e iglesias y atentaron contra 712 personas, causando 74 muertes. «He aquí la situación en la que se encontraba España tres meses después del triunfo del Frente Popular», explica Campoamor, con un gobierno que «no podía tomar medidas sin dislocar» la alianza electoral que lo sostenía. Un caos que, a su entender, minaba el apoyo de la gente normal, amante de la estabilidad, al proyecto republicano y que explica el apoyo que lograron los sublevados en su golpe del 18 de julio.

    “incluso para los liberales -o quizás sobre todo para ellos-me impusieron esta prudente medida…Se sabe también que los autores de los excesos, o los que han tolerado que se cometan, siempre encuentran excusas aunque solo consistan en pretender que hay que juzgar las revoluciones en su conjunto y no en sus detalles, por elocuentes que sean. ¡Y yo no quería ser uno de esos detalles sacrificados inútilmente!”.

    Un saludo.

    ResponderEliminar
  14. En fin, ya está casi todo dicho, DANIEL.
    Y ahora ya se ve porque no es bien mirado por según que sector.
    Esto nos demuestra que cuando se habla de cerrar heridas sólo se habla de una parte. Creo sería necesario una visión global, de conjunto, para dignificar a los que perdieron la vida asesinados por ambos bandos.
    Un abrazo
    Salut

    ResponderEliminar
  15. Qué barbaridad, qué contundencia, cuánto afán de pontificar, que animadversión leo en algunos comentarios. No sé qué pasa a ciertas personas. No entiendo la visceralidad además sobre lo que no es tan grave. No puedo participar de insultos. Y además estoy en desacuerdo con que se juzgue con ese carácter arrogante. Entenderás, Miquel, que no me apetezca entrar al juego de una revisión equívoca de la historia. Discúlpame. Me horroriza tanto el olvido...Un abrazo.

    ResponderEliminar