Cuando Barcelona era una ciudad donde carros y caballos ocupaban las calles, la mejor manera de defender las paredes esquineras era poniendo pilones de piedra en cada vértice de calle, de manera que, si por aquellas, la rueda del carro se acercaba mucho al pilón, este lo "escupiera", para que de esta manera, el eje de la misma, situada en el centro de la rueda y que siempre sobresalía, no diera en el vértice de la pared y no la deteriorara.
Así, nos encontramos con este sistema, simple y sencillo, en casi todas las casas señoriales que tienen entradas para carruajes.
Les dejo unas muestras.
Quan Barcelona era una ciutat on carros i cavalls ocupaven els carrers, la millor manera de defensar les cantonades era posant pilons de pedra en cada vèrtex de carrer, de manera que, si per aquelles, la roda del carro s'acostava molt al piló, aquest l' "escopís", perquè d'aquesta manera, l'eix d'aquesta, situada en el centre de la roda i que sempre sobresortia, no donés en el vèrtex de la paret i no la deteriorés.
Així, ens trobem amb aquest sistema, simple i senzill, en gairebé totes les cases senyorials que tenen entrades per a carruatges.
Els deixo unes mostres.
Un buen invento el que hacían,y quedan para la posteridad, y a ver quien es el guapo que los pueda quitar.
ResponderEliminarBona nit, bones fotos.
Bona setmana "santa".
Estos si que duran para toda la vida, MTRINIDAD ¡¡ jajajaja
ResponderEliminarUn abrazo. Bsos. y buen fin de semana. Hace Sol...hoy funcionan los relojes ¡
salut
Protegían, eran ecológicos, de buen mantenimiento, resistían los orines de perros y humanos y cumplían todos los estándares de sostenibilidad. Aquí no había obsolescencia programada.
ResponderEliminarSalud
Francesc Cornadó
Encuentras muchos en zonas rurales. Lo que es un milagro es que hayan sobrevivido en las áreas urbanas.
ResponderEliminarUn saludo.
Buena observación, FRANCESC CORNADó. Muy buena.
ResponderEliminarUn abrazo
Pues hay bastantes por el Casco Viejo de la ciudad, CAYETANO.
Son curiosos y forman parte de la historia, ahora sólo falta que algún alma del Ay untamiento diga que con ellos se puede tropezar y los ciudadanos y ciudadanas del entorno están en peligro inminente, para sacarlos del lugar. Al tiempo.
Un abrazo
Los había visto muchas veces, pero la mente obtusa no me había planteado para qué diablos servían, ni lo había pensado. Está claro que el gran reto de las vida y de las cosas es hacerse preguntas. Las respuestas llegan solas en un momento u otro. Saludos, Miquel.
ResponderEliminarHay que ver lo que una mente lucida puede hacer con unas simples piedras. Los nuevos "economistas" lo llaman valor añadido.
ResponderEliminarUn saludo.
"¿Salvaparedes? ¿Pilones esquineros?...no se como definirlos, pero ahí están"
ResponderEliminar"¿Salvapoltronas? ¿Politicuchos esquineros?...no se como definirlos, pero ahí están"
A ver si inventan algún artilugio para sacar a la calle de sus privilegios a los mangantes que no sean dignos y honrados representantes de los ciudadanos.
Cuantos pilones se necesitan?.
Com diu Francesc Cornadó, aquí no hi havia obsolescència, simplement la feina ben feta i pràctica.
ResponderEliminarSalut
Las respuestas siempre llegan, JOSELU, de una forma u otra, pero siempre llegan
ResponderEliminarUn abrazo
Salut
Ahí les has dao, DANIEL, valor añadido, sin más.
Salut
Ese invento aunque se lograra no tendría éxito, ANÓNIMO, siempre habría quien lo escondería, pues no resulta interesante a los ojos de los representantes ciudadanos.
Un abrazo
Salut
I per tota la vida, amén, FRANCESC PUIGCARBÓ.
Salut
Mothermine, Tot, la de cosas que aprendemos contigo. Nada escapa de la geografía urbana a tus ojos movedizos y ubicuos. La próxima vez que me tope con ellas, sabré cuál es su ilustre cometido gracias a ti.
ResponderEliminarUn invento práctico y duradero, como puedes observar, SERGIO MUNARI.
ResponderEliminarUn abrazo.
Salut
Miquel, como tantas otras cosas fue un invento de los arquitectos de Roma. El tráfico de carretas en aquella ciudad alcanzó cotas demenciales.
ResponderEliminarOtro gran "invento" fue aquella elevación oblicua que se colocaba en los rincones de los muros para disuadir a los meones contumaces, por el riesgo a orinarse en los propios zapatos.
Salut. ( Me vacunan el martesssssss )
Pues aquí se aprovechó al máximo, RODERICUS, menos mal que los derechos de autor aún no regían,. Igual Vitruvio, el mejor arquitecto de todo el Imperio, tuvo algo que ver.
ResponderEliminarYa es una buena noticia que te vacunen.
Ánimo y salut
En Cádiz abundan los viejos cañones empotrados en las esquinas. Está claro que su función era la de evitar que las ruedas y ejes de los carros no dañaran paredes y esquinas. Aquí dejo un enlace donde podéis verlo: http://www.viajerocurioso.es/2020/09/5-curiosidades-de-cadiz-desde-el-suelo.html
ResponderEliminarSalut
Guardacantones, así se llaman.
ResponderEliminarTe dejo un link de cosecha propia pero menos ilustrado que tu entrada: https://podi-podi.blogspot.com/2017/03/barra-de-ferro-guardacanton-paracarro.html
PODI-.